[Lauren POV]
Cuando Camila llegó de su vuelta por la ciudad justo acababa de llamar a Ally, había pensado que seria buena idea recibir Camila con su hija a través de la pantalla, y bueno también quería ver a Lux. Sentía como si.. Como si fuera alguien importante para ella y me hubiera perdido casi dos años de su vida. Pero en realidad no era nadie para Lux, o al menos eso decidí hace dos años.
—Adiós Lux. —Sonreí moviendo mi mano y ella hizo lo mismo.
—Adiós mi amor, pronto mami estará contigo. —Dijo Camila acercándose a la cámara del ordenador para hacer como que estaba besándola.
Pero Lux se dio cuenta de alguna manera que nos estábamos despidiendo e hizo una mueca adorable antes de empezar a llorar.
—Oh dios corta ya sino me voy a poner a llorar yo también. —Dijo las lágrimas en los ojos.Me despedí de Ally quien empezó a calmar a Lux y corté la llamada. Me sentía mal por no haberme traído a Lux también, pero eso significaba que tenía otra excusa para volver aquí con ellas dos. Tal vez cuando Lux fuera un poco más mayor. Suspire ruidosamente cerrando el ordenador y vi de reojo como Camila secaba las lágrimas que se habían deslizado por sus mejillas.
—Camz..
—No me mires. —Dijo riendo.
—Parezco idiota lo sé, pero es la primera vez que me separo de ella y.. Dios, me encanta estar contigo y fue mi idea dejarla con Ally pero.. Es raro, me encantaría estar contigo y con ella a la vez. —Dijo suspirando.—Lo sé, prometo que cuando Lux sea un poco mayor vendremos aquí las tres, y ya no tendrás que separarte de tu hija, lo prometo. —Dije esbozando una sonrisa y ella sólo rozo mis labios con su dedo índice antes de besarme.
—Eso suena genial. —Susurró posando su frente contra la mía antes de retirarse con una amplia sonrisa en el rostro. —Tengo una sorpresa para ti. —Dijo y sonreí. —Cierra los ojos. —Murmuró y los cerré.
—¿Vamos a jugar a cincuenta sombras de Jauregui? —Pregunté antes de recibir una palmada en el hombro y reí.
—Idiota. —La escuché decir más lejos antes de reír. —Bien, abre los ojos.
Abrí los ojos y me encontré con un caballete hermoso y distintos pinceles, bueno todo un arsenal de materiales de pinturas. Entre abrí la boca y sin poder controlarlo mis ojos empezaron a brillar, lo sé porque me empezaban a picar con lo cuál unas lágrimas no tardarían en rodar por mis mejillas.
—Ya sabes.. Todos nuestros sueños se pueden hacer realidad si tenemos el coraje de perseguirlos. —Dijo esbozando una fina sonrisa, me levanté del sofá y fui directa a sus brazos.
No necesitaba besarla para que supiera que lo que hizo me llego al alma, solo con abrazarla tenía suficiente. El caso es que mi sueño no era el que ella pensaba, o al menos no del todo, mi sueño era un poco más complejo. Mi sueño era ella, mi sueño era formar una familia con ella y con Lux, eso era lo que más quería desde que la volví a ver en el parque.
—Gracias. —Susurré escondida en su cuello, sentí sus manos acariciar mi espalda y sabia que ella estaba sonriendo.
—Venga, tenemos que estar preparada para las diez, ¿no?
—Preguntó y asentí sonriendo.
—Podríamos ahorrar dinero duchandonos las dos juntas, ¿eh?—Claro, y entonces nunca llegaríamos al restaurante, cariño. —Dije y ella hizo una mueca adorable.
Se ducho primero, y cuando yo entré al baño ella empezó a alistarse. No tenía nada planeado esta noche, claro que si Camila no estaría ya casada con Demi seguramente le hubiera pedido su mano esta noche. Pero supongo que esto tardaría aún en llegar.
Demi.
Ese era otro tema delicado. En cuándo Sierra supo que no solo me gustaba Camila sino que estaba enamorada de ella y además tenía un pasado junto a ella decidió echarme del caso. Realmente eso no me preocupa demasiado, lo que me preocupa es el hecho de que lo más seguro es que me envíen a otro sitio para otra misión. Y entonces me tendría que ir lejos de Camila. No quería pensar en eso, Camz tenía razón, solo tenía diecinueve años aún puedo ir a la universidad y olvidarme del CNI.
Pero Demi sigue siendo una narcotraficante y no puedo permitir que Camila y Lux vivan bajo el mismo techo que ella, aún no sé lo que haré, pero no lo permitiré. Salí del baño y me vestí rápidamente, dejé mi pelo medio mojado y le eché algo de fijador. Salimos de la habitación y bajamos hasta la recepción dónde una limusina negra nos esperaba fuera, tal vez fuera mucho para una sola noche, pero era mi noche con el amor de mi vida. Además que con el dinero del CNI no era demasiado.
—Lauren esto..
—Es digno de una princesa, como tú.—Sonreí antes de besar su mejilla y abrir la puerta para entrar.
—Aún no me has dicho de dónde sacas tanto dinero. —Suspiró y la miré sonriendo.
—Tranquila, no hago nada ilegal.
—Dije riendo pero ella se quedó seria. —Pronto te lo diré, lo prometo, pero esta noche no. —Dije antes de besarla.—¿Quién venimos a visitar?
—¿Ahm?
—Dijiste que querías presentarme a alguien importante aquí.
—Así es, mañana iremos a visitar mi abuela Grace. Prácticamente ella me cuido los cinco primero años de mi vida, fue como una madre cuando la mía no podía encargarse de mi.
—Sonreí y ella hizo lo mismo antes de entrelazar nuestros dedos.—Estoy contenta de poder conocerla.—Dijo y asentí.
Llegamos pronto al restaurante, era un restaurante italiano al que siempre quise venir, cuando era más pequeña mi abuela me traía al parque que se hallaba enfrente de este, y siempre le decía que la traería algún día aquí. Cuando seria mayor y rica, ella siempre me decía que prefería unos de mis tés falsos de los que le preparaba en casa, siempre conseguía sacarme una sonrisa.
—Una reserva para Lauren Jauregui.—Dije al recepcionista y este asintió antes de llevarnos a una mesa en el fondo de la sala cerca de la cristalera que enseñaba Cleveland de noche, algo hermoso.
—Camila. —Dije una vez sentadas, mientras ella revisaba el menú que nos dejo el camarero. Me miró y espero a que hablará. —Ya sabes, tengo diecinueve, ya no soy una niña. Y hoy es nuestra noche, así que cuando lleguemos al hotel te voy ha hacer el amor. ¿Vale? —Sonreí, y sus mejillas se volvieron rojas antes de asentir la boca entre abierta.
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Besos Prohibidos
FanficLauren Jauregui siempre ha vivido encerrada entre las paredes de los hospitales, no recuerda el sol contra su piel demasiado blanca para su gusto, no recuerda el sentir la nieve cayendo sobre su pelo. Pero su vida da un giro cuando por la puerta e...