51. Soy yo

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[Lauren POV]

Mi cuerpo entero temblaba todavía, era incapaz de cerrar los ojos. La capa de sudor que cubría mi cuerpo no era nada con el calor que salia de mi. Mi respiración seguía igual de acelerada, de nerviosa que hace dos horas. Camila se quedó dormida unos minutos después, y ahí seguía, los ojos cerrados sobre mi pecho, con la respiración tranquila y la boca entreabierta que la hacia ver tan adorable. Giré la cabeza esperando ver que la ventana estaba cerrada y por eso tenía tanta calor, pero no, estaba abierta. Lo único que se escuchaba eran nuestras respiraciones, o al menos la mía. Y si no conseguía tranquilizarme pronto, supongo que empezaría a hiperventilarme. Suspire antes de moverme delicadamente para no despertarla, pero a penas me deslice hacia fuera, abrió sus grandes ojos chocolates medio dormida y agarró mi brazo.

—¿Dónde vas? —Preguntó la voz adormilada.

—Tengo calor, mucha. —Dije lamiendo mi labio inferior al dejar mis ojos recorrer su cuerpo desnudo sobre la cama. —Voy a beber agua, duerme tranquila. —Dije antes de acercarme y besar su frente.

Asintió y se recostó de nuevo, quedándose dormida al segundo. Sali de la habitación dejando la puerta entre abierta y recorrí la suite hasta la pequeña nevera donde saqué una botella de agua que me bebí casi de un trago. El calor iba dejando mi cuerpo poco a poco con lo cual decidí ponerme una camiseta, pero mi respiración seguía igual de agitada. Le había hecho el amor, como se merecía. No tenía nada que ver con nuestra primera vez. No era torpe, no era por experiencia, no era una niña.. Esta vez fue mágico, y aún me tiemblan las piernas. Saqué unas hojas en blanco de lo que me regalo Camila, había tanto para pintar como para dibujar. Me quedé unos largos minutos mirando la hoja en blanco, los lápices en las manos, incapaz de hacer nada, ni siquiera mover la muñeca. Volteé hacia la ventana y vi el caballete apoyado con un lienzo en blanco. Esta vez quería usar pinceles y no lápices. Cogí la paleta aún virgen y le puse varios colores, entonces mi pincel se fundió en el lienzo, y poco a poco mi obra iba tomando vida. Sabia lo que quería pintar, tenía la idea exacta, la imagen perfecta en mente para reproducirla.

Cuando quise darme cuenta, el sol estaba apuntando en salir, y mi camiseta blanca demasiado ancha estaba llena de pintura, al igual que mis manos y mi cara, suerte que me había recogido el pelo después de unas horas.

—Soy yo.

—Hola preciosa. —Sonreí mientras ella seguía la boca entre abierta, aún desnuda. —Ahm si, se supone que si.

—Es precioso Lauren, es realmente.. Espectacular. Y me halaga, enserio no pensaba ser tan hermosa. —Dijo antes de sonreír de oreja a oreja y abrazarme con fuerza. —Sin olvidar el hecho que te ves muy sexy así.
—Dijo con una sonrisa pícara antes de estampar sus labios contra los míos.

—Me alegra que te guste, aunque se que no esta genial. Y creeme eres mucho más hermosa que eso.
—Sonreí de lado y ella se negó.

—Es perfecto. —Sonrió. —¿Que hora es? —Preguntó antes de bostezar, apoyando su cabeza sobre mi hombro.

—Ahm.. Las siete y veinte. —Dije antes de recogerme el pelo algo mejor.

—Tengo hambre. —Dijo justo al escuchar su estómago quejarse.
—¿Pido el desayuno?— Preguntó y asentí.

—Voy a ducharme. —Dije y me miro con una sonrisa de medio lado.

—Yo también. —Dijo sonriendo, agarrándose a mi brazo.

—¿No tenías hambre? —Pregunté riendo.

—Si. De ti. —Río y sonreí.

Ambas entramos en la ducha, Camila sin la necesidad de desnudarse, solté mi pelo de la coleta y entré con ella antes de sentir el agua sobre nuestros cuerpos ya sentía sus labios en los míos y sus dedos en mi. Sin duda era la mejor ducha mañanera que me había tomado desde hace mucho tiempo.

Una vez duchada, es decir después de dos horas y media gastando agua, decidimos llamar a recepción para que nos trajeran el desayuno. Eran casi las diez de la mañana así que Camila quiso llamar Ally, volveríamos esta noche a Miami, pero si yo echaba de menos a Lux, ni siquiera puedo imaginar cuanto la echaba de menos Camila.

—Hola mi amor. —La escuché decir en voz alta, muy entusiasmada.

—Muchas gracias. —Contesté al hombre que nos trajo el desayuno, le dejé una propina y entré de nuevo en la habitación.

—Lux, mami estará en casa esta noche, si, si. Te quiero, bebé. —Dijo sonriente antes de cambiar de cara por completo. —Quiere hablar contigo. —Me dijo antes de sonreír. Cogí el teléfono en manos y escuché adorables risas.

—Lo, Lolo, Lolo. —Decía mientras reía.

—Hola Lux, definitivamente quieres hablar conmigo. —Dije riendo y ella se unió a mi risa de nuevo. —Pásatelo bien con Tía Ally, ¿vale? Mama y yo volvemos esta noche. Te quiero Lux. —Dije antes de escuchar unas risas y un beso sonoro.

—Lux te adora. —Sonrió Camila antes de beber se un trago del café.

—Todos los bebés adoran las personas como yo. —Dije restándole importancia, si me iría Lux ni siquiera se acordaría de mi.

—Lux no. Lux no se va con nadie, ni les pone apodos a nadie, ni hace lo que hace contigo. Excepto con tres personas. Yo, Ariana y Ally. Y ahora tu.

—¿Y Demi?

—La mayoría de las veces Lux empieza a llorar, ¿porque te crees que tengo que dejar mi hija con Ally o con Ariana cuando me voy? Demi no es capaz de cuidarla. Pero es su único defecto.

—¿Y su trabajo que? Quiero decir, nunca esta en casa.

—Esta mucho en casa, trabaja más de noche.

—No me digas.. —Suspire para mi misma. —Bien. Hoy vamos a visitar una de las personas más importante de mi vida. —Dije sonriente.

—Es verdad, no sabes lo halagada que me siento por esto.

—Eres la primera. —Dije sonrojándome.

Ella sonrió antes de seguir comiendo, me quede unos instantes observándola, hermosa era una palabra que se quedaba corta con Camila. Ella era perfecta, con todas sus letras. Mi móvil empezó a sonar y eso me trajo de nuevo a la realidad. Me disculpe y lo cogí sin mirar quien era.

—¿Lauren?

—Sierra. —Dije de un tono más bajo.

—¿Para que coño te llevas a Camila?

—Ella no sabe nada, ¿vale? Demi es la culpable, así que haz tu trabajo y dejame en paz.

—Sabes que lo que estas haciendo es interferir en un caso, y sabes que con tan solo guiñar del ojo estas fuera.

—Sierra. Camila no tiene nada que ver, ¿como te lo explico?

—Estas segura de eso Lauren, ¿o tus sentimientos están interfiriendo en tu trabajo?

—¿Que dices?

—Tal vez si dejarías de lado tu pasado con ella, te habrías dado cuenta que ha llamado cuatro veces en lo que va de día a su querida esposa. —Dijo y entre abrí la boca ligeramente. —Digo yo que estando con tu amante no tienes tantas ganas de hablar con tu mujer, al menos que sea algo importante. Muy importante.

Mi cerebro se desconectó en cuándo Sierra dijo que Camila había llamado Demi. Estuve con ella todo el tiempo. Además, ¿porque llamaría su mujer? Mi cabeza daba vuelta sin parar, y mientras tanto mis ojos se fijaban en la hermosa mujer sentada a unos metros de mi, comiendo su desayuno tranquilamente.

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¡Todos los créditos a la autora del dibujo!

Besos Prohibidos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora