"I've finally found you, my missing puzzle piece. I'm complete."
Teenage Dream — Katy Perry
[Al final te he encontrado, mi pieza de puzle perdida. Estoy completo.]
31 de diciembre de 2014.
P.O.V. Cristina.
Cuando me levanto, cojo un conjunto de ropa interior limpio y voy directamente a la ducha. Abro el grifo de la ducha para que, mientras me quito el pijama, llegue el agua caliente. Me meto tras asegurarme de que está a buena temperatura y me relajo allí durante unos minutos. Uso una toalla grande para enrollármela alrededor del cuerpo cuando termino y, con otra más pequeña, hago lo mismo con el pelo. Me seco y me visto con la ropa interior. Después, utilizo el secador durante un buen rato. Me echo desodorante y, tras revisar que todo está perfecto —incluyendo la inexistencia de bello no deseado—, vuelvo a mi habitación para vestirme. La noche anterior hice la maleta para los próximos días y también dejé preparado la ropa que me pondría hoy. Me enfundo en unos vaqueros oscuros y me pongo un jersey burdeos con una camiseta de tirantes dentro. Me calzo unas botas negras y, de nuevo, entro en el baño para maquillarme un poco y echarme colonia. Suena el timbre cuando estoy terminando de cerciorarme de que no falta nada en mi maleta. Me apresuro por el pasillo, descuelgo el telefonillo y le hago saber a Niall que estoy lista, que bajo en seguida. Recorro el pasillo de nuevo, me pongo el abrigo, una bufanda y cojo unos guantes. Me cuelgo el bolso y echo un último vistazo antes de salir de la habitación tirando de la maleta. Cierro bien la puerta del apartamento con llave y bajo por las escaleras, con cuidado de no matarme en el intento.
—Trae, anda —Niall sale en mi ayuda en cuanto me ve abrir la puerta del portal—. ¿Pero qué llevas aquí dentro? ¿Has matado alguien y quieres que te ayude a enterrarlo? ¿Es Logan? —pregunta al coger la maleta y me echo a reír por sus ocurrencias.
—Son cuatro trapillos —digo quitándole importancia, gesticulando.
Su coche está frente a la puerta, abre el maletero y guarda mis pertenencias. Me subo en la parte del copiloto mientras él lo hace en la del conductor.
—¿No piensas saludarme en condiciones? —pregunto tras abrocharme el cinturón.
—Estaba muy ocupado con tus cuatro trapillos —bromea acercándose a mí. Acabo con la distancia entre nosotros y beso sus labios unos segundos.
—¿Vas a decirme ya dónde vamos? No me gustan las sorpresas —afirmo una vez que ha arrancado y empieza a conducir, alejándonos del barrio en el que Elena y yo vivimos.
—Pues no, no pienso decir ni una palabra —responde divertido, mirándome unos segundos.
—¡Genial! —exclamo irónica— La curiosidad terminará matándome y caerá sobre tu conciencia —me crucé de brazos, hundiéndome en el asiento escuchando de fondo sus carcajadas.
El resto del viaje se basa en intentos fallidos por mi parte por sacarle algo de información, intentando chantajearle sin ningún resultado positivo. Finalmente, me doy por vencida y mantenemos pequeñas conversaciones cuando no nos dejamos llevar por las canciones que ponen en la radio aquella última mañana del año.
Después de poco más de dos horas metidos en el coche, pasamos un pequeño cartelito que indica la llegada a una población: Castle Combe.