XXXIV

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-Ni hablar, yo voy. -dije por quinta vez en diez minutos.

-No, tú te quedas - me repitió Mike.

-Me meteré en tu maleta si es necesario.

-Hannah, ni siquiera tienes tu pasaporte al día.

Ladeé los ojos.

-No será necesario- anunció Zac terminando con su llamado.

-¿Lo encontraron?- preguntó Alf levantándose del asiento en la sala de espera.

-Sí.

Grité de la emoción.

-¿Y en dónde está?

En la sala de espera del hospital sólo éramos nosotros. Una doctora mayor se acercó y nos dirigió una sonrisa con algo de miedo.

-El horario de visitas terminó, ¿Ya se van?

-Sí, en un segundo.-anunció Zac.

La doctora asintió con una sonrisa y se fue.

-Creo que deberíamos irnos, te llevo al hotel, Hannah- dijo Tom a mi lado.

-Sí, por favor- pidió Mike en tono de súplica.

-No me iré a mi hotel sin ver a Dylan.

-Eso será un problema por que él vendrá mañana.-dijo Zac.

-¿En dónde está? ¿Por qué?- preguntó Alf.

-Dylan está en la comisaría de Tijuana. Está detenido. Pedimos que lo transfirieran y lo harán mañana.

¿Detenido? ¿Transferir mañana? No, yo lo quería ver hoy.

-Pero ¿Qué hizo?- pregunté.

-Eso significa que pasará una noche en la cárcel de México. No puedo permitirlo-dijo Alf.

-Atropellaron a un hombre hace unas horas y lo escondieron en su baúl.-habló Zac.

-¿Es broma?- preguntó Mike.

-Avisamos a la policía local de Tijuana que los buscábamos y ellos los encontraron. Pero ahora están detenidos allá. Pedimos que los transfirieran para hacernos responsables de ellos y lo harán mañana.

-En qué problemas se mete éste chico- murmuró Mike.

-No creo que sea tan grave- dijo Tom y todos lo miramos.- Es decir, son policías los que deben traerlos. No es nada que unos billetes no puedan hacer.

La vista se corrió a Mike.

-¿Qué?- se excusó.

-Tú tienes el dinero por si Dylan se mete en problemas. Úsalo.- repliqué.

Mike bufó.

-Está bien, pagaré la transferencia para ésta noche.

Soltó un suspiro largo y tomó su celular.

-Voy a tener que ver a Amalia después de esto.-murmuró y se fue a hacer la llamada.

-¿Cómo está el chico atropellado?- preguntó Tom.

-Le quebraron las dos piernas- respondió Zac quitándole importancia.

Mike se acercó a nosotros después de terminar su llamada.

-Traigamos a ese mocoso.

Estaba harta de que los hombres me tomaran por niña de secundaria e indefensa. En la comisaría todos se creían héroes indestructibles.

-Ella no vendrá a la frontera, es muy peligroso.- dijo un policía enclenque. A su lado yo parecía Shreck y él, el burro.

-Yo voy a ir.- avisé otra vez. Ir a la frontera de Mexico y EEUU rodeada de policías en la ruta a las tres de la mañana, ¿Qué podía tener de peligroso?

-Hannah, ve a casa.- ordenó el padre de Zac.

-¿Por qué Mike puede ir y yo no?

-Él es mayor, tú eres una niñita- rio el policía flacucho.

-Dylan estará bien, ve a dormir.-dijo Mike.

Asentí con una sonrisa forzada. Me acerqué al policía enclenque y lo miré fijo.

-¿Qué tienes en tu mano?

Él la puso frente a su cara y la observó. Yo la tomé y la giré haciéndolo retorcerse. El gritó.

-¡Sueltame!

Lo hice.

-No soy una niñita.

Me di media vuelta y salí de la comisaría. En la puerta Tom me esperaba.

-¿Te llevo al hotel?

Asentí y me abrió la puerta del auto.
Llegamos a mi hotel y me acompañó a mi cuarto me despedí con una beso en la mejilla y un gracias por lo todo lo que había hecho.

Me tiré en la cama y no pude pegar un ojo. No iba a dormir sin ver a Dylan, no podía estar tranquila sin saber cómo estaba.
Tomé mi celular y llamé a un taxi.

-¿Cuánto cobra por llevarme al límite de California?

El taxista se demoró más de lo que esperaba. Me recibió con una cara que decía exactamente "te mataría sino fuera por el dinero" y con un olor a cigarrillo que me hizo toser todo el viaje.
El hombre de unos cincuenta años llevaba gorra y una campera echa jirones. De vez en cuando me sonreía por el espejo retrovisor y dejaba a la vista sus dientes amarillos. Su trabajo no debía tener seguro dental y me prometí regalarle un cepillo de dientes la próxima vez que lo vea, ojalá que nunca.

En la ruta había comenzado a lloviznar y el embotellamiento se hizo presente a ambos lados de la carretera.
A nuestra izquierda estaba la ruta que volvía a Los Angles, y lo que nos separaba de ella eran dos filas de autos y una rambla adornada con plantas y los postes de luz.
Con lo que tardábamos, me preguntaba si Dylan ya había llegado a casa.
El auto se frenó por completo.

-¿Qué pasó?- pregunté.

-Hay muchos autos, tal vez hubo choque y eso hizo parar el tránsito.

A mi lado la otra fila de autos también paró.

Después de unos minutos de estar frenados allí, comencé a escuchar la voz. Era de un hombre y al prestar más atención, me di cuenta de que decía mi nombre.
Miré adelante, a los costados y luego atrás y lo vi.

Ahí estaba corriendo en la rambla.

-Tome- le dije al conductor y le tiré unos billetes.-quédese con el vuelto.

Bajé del auto y corrí lo más rápido que mis botas me permitían. Él al verme también corrió más rápido hacia a mí. Poco me faltó para resbalarme y caer a la ruta, pero Dylan llegó y me abrazó.
Lo abracé como si de eso dependiera mi vida. Aunque fue literalmente así, ya que si lo soltaba caía a la calle llena de autos. Solté un sollozo y el abrazo se extendió a minutos. Podía estar toda mi vida en sus brazos, no me importaba. La lluvia nos empapó a ambos pero el abrazo era cálido, allí estaba segura, no interesaba lo que la prensa decía de él ni tampoco aquel video de YouTube ni el periodista. Sólo el y yo. Sólo eso importaba.

Nos separamos aunque nuestras narices aún se rozaban. Él acercó sus labios a los míos y susurró.

-No dejes que vuelva a alejarme de ti.

-Te mataré si lo haces.

Él sonrió y me besó. No fue un beso fuerte ni apasionado sino uno lento y delicado con amor, no lujuria. Lo miré a los ojos y abrí mi boca para hablar pero él puso su mano en mis labios para que no lo hiciera.

-De verdad, no quiero que te alejes.-dijo.

Sonreí y ésta vez, yo lo besé.

En el medio de la ruta, bajo la lluvia y con Dylan O'Brien, el beso no pudo ser mejor. El día no pudo terminar mejor.

Enamorada del Sr. O'BrienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora