Enamorada del Sr. O'Brien

XXIX

Dylan O'Brien, el chico más sexy de todos, con sus hermosos ojos y sus lunares, el indefenso Stiles, estaba empezando a asustarme.
En el vídeo pasaba exactamente lo mismo que Dylan me había contado. Él se abalanzó sobre el periodista tirándolo al suelo y comenzó a pegarle. El caso era que Dylan no parecía ser así, conmigo era dulce y demasiado amable, bueno, cuando no me gritaba. Pero yo sabía que él no sería capaz de pegarle a nadie. Bueno, hasta el momento.

Necesitaba pensar y estar sola. No quería echar realmente a Dylan, pero necesitaba hacerlo, necesitaba aclarar mis ideas. Su mirada triste al decirle "adiós" me partió el corazón pero él no había sido sincero al contarme las cosas desde un principio. Estaba de acuerdo, eran cosas personales y no sueles decirle a alguien "le rompí un brazo a alguien porque estaba molesto" el tercer día que lo conoces. Pero yo creía que Dylan me tenía un poco más de confianza. Hubiera pensado más si no habría cargado el celular, así no tendría batería y mi hermana no me huebiera hablado sobre lo tonta que fui. Mi celular sonó.

¿Qué hay de Dylan? Dime qué pasó con ese vídeo.

No lo sé.

No me mientas 😠.

No me quiso contar.

¿Estás con él ahora?

Nop. Se fue hace unos minutos.

¿Por? Creí que tenías que estar con él, digo, debe ser difícil que te traten como loco psicópata.

¿Así le dicen ahora?

Sí, y algunas chicas empezaron a decir que el nogitsune volvió. Jajajaja.

¿Crees que debería estar con él ahora?

Si estaría en tu lugar nunca me alejaría de él.

"Nunca me alejaría de él". Esas palabras estuvieron en mi mente al igual que "No quiero que te alejes de mí" esa semana. Desperté el jueves de mi siesta a las siete de la tarde con un hambre inhumano y salí del hotel en busca de una cafetería. Unos relámpagos iluminaron el cielo. La lluvia no tardaría en llegar. Apuré el paso.
No llamé a Dylan esos días, pensé que tal vez él necesitaba tiempo para arreglar los asuntos que tenía, que por ahora no eran insignificantes.
Ayer, supuestamente, el juez se había anunciado a favor del periodista, por lo que Dylan tenía que pagar las consecuencias, pero no se habían dado a conocer cuales eran. Se había pedido que el asunto no sea público.

Encontré una cafetería que parecía no ser demasiado cara (el ahorro ante todo) y entré.

-¿Qué quiere señorita?- preguntó la moza con una radiante sonrisa.