Enamorada del Sr. O'Brien

XLV

Uno de los vuelos más divertidos y fabulosos de mi vida. En especial porque tuvo una bajada en la ciudad de Oklahoma y Dylanlandia totalmente gratis.
Se suponía que era un vuelo directo a Nashville, Tennessee pero por un problema de la aerolínea tuvimos que aterrizar en Oklahoma y hospedarnos en un hotel pago (nada mal).

A Tom y a mí nos tocó en la misma habitación. Por suerte, había dos camas individuales (sino, eso hubiera sido incómodo), también televisor y un gran baño. Después de todo, solo iba a ser una noche, ya que mañana por la tarde, estaríamos nuevamente en otro avión para ir a mi casa.
Al hablar con mis padres sobre esta bajada, se inquietaron, ya que no conocían a Tom pero nada podían hacer. Después de todo, Tom era como cualquiera.

—¿Qué tal está el de frutilla?—preguntó el chico rubio.

Él tomaba su helado de chocolate con dulce de leche mientras caminabamos por las calles de la ciudad de Oklahoma. Tom llevaba puestos unos jeans rasgados con una sudadera negra y su cabello rubio revuelto. Yo, en cambio vestía una pollera floreada por encima de las rodillas hasta el ombligo donde se unía con un top blanco manchado con mi helado (obviamente, porque era un asco comiendo).

—Apuesto que mejor que el tuyo.

—¿Frutilla mejor que chocolate relleno con dulce de leche? Estás loca.

—No es solo frutilla, es frutilla al agua. Es una delicia.

—Me das lástima.

Llegamos a una plaza y nos sentamos en un banco. El sol de las seis se estaba poniendo en el oeste.

—Gracias por dejarme acompañarte.—dijo Tom lamiendo su helado.

—Sigo sin entender tu problema. ¿Por qué viniste a mí y no a tus amigos?

—Oí que te ibas y aproveché la oportunidad. Además podría verte más seguido.

Reí ante el inesperado comentario.

—¿Verme seguido?

—¿Te sorprende que digan eso?

—¿Es en serio? Me lo dicen todo el tiempo, tengo mensajes de mis chicos todos los días que quieren verme—bromeé.

Reímos y luego, Tom clavó sus verdes en mí. El silencio estuvo por unos segundos mientras yo comía mi helado.

—Tal vez deberíamos volver.—dije al acabar.

—Vamos.

No hay cama más cómoda como la de casa, pero la de ese hotel no estaba nada mal. Estaba acostada sosteniendo mi celular por encima de mi cabeza cuando mis ojos se cerraron por el sueño y este se cayó sobre mi cara. Vibró.

¿Estarás mañana?

Mi hermana.

Por la noche.

¡Hay rumores de que Dylan va a dejar la película!😱😱😱

😐¿y?

Es interesante.

Vete a dormir.

🖕

😘

Dejé el celular y cerré los ojos.

—¿Sigues con Dylan?

La voz de Tom hizo que los abriera otra vez.

—¿Por qué lo preguntas?