Capitulo 4: La tortura del miedo

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-Narran Adriana-

Me encuentro en una habitación que no conozco, todo está oscuro, las ventanas cerradas, no se escucha ni un ruido, como puedo voy caminando palpando cada paso que doy hasta llegar a alcanzar algo parecido al mecanismo para subir la persiana, tiro lo más fuerte posible y una luz cegadora entra deslumbrándome y haciendo que caiga al suelo.

Me doy un fuerte golpe en la cabeza, veo todo borroso, me intento poner bien la camiseta y veo mi mano totalmente ensangrentada, palpo mi cuerpo sin encontrar ninguna herida, de pronto al intentar incorporarme siendo un fuerte dolor de cabeza, paso mi mano para ver si encuentro alguna herida pero no hay nada.

Al ponerme en pie, subo las demás persianas y aunque aún mareada, salgo de la habitación. La casa está en completo silencio y a oscuras, intento sacar el móvil del bolsillo del pantalón y avisar a mi padre o a Hugo pero no lo encuentro, al ir pasando las manos por las paredes doy con un interruptor que enciende una luz que sale por la rejilla de la puerta, la abro y me encuentro frente a un espejo donde veo toda mi camisa blanca tornada en roja, totalmente ensangrentada, como si alguien se hubiera desangrado en mis brazos. Salgo despavorida de allí y al llegar a no sé que parte de la casa tropiezo con algo, palpo la pared para encontrar la luz y cuando la enciendo me encuentro en el suelo a Hugo con un tiro en el pecho y a mi padre, Mariano y Luis atados en una silla. Al contemplar la imagen de Hugo caigo de rodillas al suelo intentando que este reaccione pero no hace absolutamente nada, está frio, miles de lagrimas recorren mis mejillas, miro a mi padre y los desato, ellos intentan salir de ahí y llevarme pero no pienso dejar a Hugo, aunque sea su cuerpo inerte tirado cual colilla. No cejo en mi empeño y de la misma rabia le grito a mi padre que es la persona a la que he querido desde que tenía 15 años pero que por miedo al que pudieran decir hemos llevado nuestra relación en secreto. Mi padre no se cree lo que acaba de pasar y de mariano sale la confirmación a lo anterior con un Se querían con locura y cuando Adri cumplió los 18 intentaron ser un pareja normal, pero tú y lo que pudieran pensar de él les pudo y prefirieron acabar haciéndose daño el uno al otro que seguir con sus vidas

Alguien aparece en el lugar donde nos encontramos con Pablo totalmente destrozado, con heridas por todos lados maniatado, lo suelta y este cae en seco al suelo, me acerco a él y lo atraigo a donde me encuentro intentando que no le pase nada, mirándole las heridas y apoyándolo sobre mí para que no se ahogue.

¿?: este es vuestro último segundo de vida, cuando cuente 3 Pablo tendrá un tiro entre ceja y ceja y acabará como el policía, muerto. 3,2,1...

Me despierto totalmente empapada, miro a mi alrededor mientras me palpo, todo ha sido una pesadilla. Hugo está profundamente dormido a mi vera, me cuesta respirar así que decido darle un beso y salir de allí, caminar sin rumbo fijo hasta cualquier lugar de la reserva, solo necesito pensar.

-Narra Pablo-

Sus palabras resuenan en mi cabeza cual melodía diabólica, el miedo me invade haciendo que ni todas las heridas de mi cuerpo me sangren ni duelan como hacia un momento, tan solo me quedan 3 segundos de vida, por mi cabeza pasan miles de recuerdos a la velocidad de la luz, la mujer rubia y rusa que porta el arma empieza a contar, como puedo me giro, miro a Adriana a los ojos y le digo nuestras últimas palabras pues los muertos seremos los tres te quiero, no lo olvides. En ese momento tan solo oigo un boom y todo se vuelve negro.

Me levando sobre saltado y me hallo en el sofá, he debido de quedarme dormido mientras veía la tele, un fuerte dolor de cabeza me invade, miro el reloj y son las 4:30 de la mañana ¿dónde voy? Necesito tomar el aire, cojo las llaves, me pongo los vaqueros y los zapatos y me dirijo a no sé qué parte de la reserva

Tan solo ando sin rumbo fijo, voy fijándome en todas las casa y mirando al cielo que está totalmente estrellado pero de repente se vuelve rojo y empieza a llover, me da igual mojarme, necesito asimilar tal espantosa pesadilla. Llego a la calle más alta de la reserva en cuyo final, al estar en una especie de colina se puede apreciar toda la ciudad de Sevilla, conforme avanzo me doy cuenta que alguien más tampoco puede dormir y está sentada en la barandilla del final de la colina, me acerco lentamente haciendo ruido con las pequeñas piedras del suelo para que la muchacha no se asuste y acabe precipitándose al vacío. Esta se gira y no puede ser verdad lo que ven mis ojos, es ella, es Adriana

-Adriana: Pablo, ¿qué haces aquí?

-Pablo: he tenido un mal sueño, necesitaba airearme ¿y tú?

-Adriana: lo mismo, ha sido una pesadilla horrible, siempre es la misma aunque este vez tenia algo diferente

-Pablo: ¿te pasa muy a menudo?- digo sentándome a su lado-

-Adriana: es algo que no puedo evitar, digamos que mientras duermo el miedo se torna en mi contra y siempre juega conmigo, pero no te voy a aburrir con mi cíclica pesadilla

-Pablo: no me aburres, puedes contármela perfectamente, si lo compartes con alguien a lo mejor desaparece

-Adriana: ya lo he hablado con alguien, pero por intentarlo de nuevo no va a pasar nada. Sueño como mi Padre, Mariano y Luis están secuestrados y Hugo está muerto en el suelo, se desangra en mis brazos por una herida de bala, estaban en un operativo de alto riesgo y son policías, algunas veces ganan y otras mueren... pero esta vez era distinto, estabas tú y

-Pablo: estaba herido, nos daban segundos de vida y nos mataban a los ojos de tu padre, Mariano y Luis

-Adriana: ¿cómo lo sabes?

-Pablo: porque la mía también ha sido esa.

El baile del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora