capítulo 40: Una boda y un reencuentro (II)

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-Narra Adriana-

Mis piernas me tiemblan, levanto la cabeza del hombro de Pablo y este me agarra con más fuerza de la cintura, yo hago que me suelte para que me dé la mano y me agarre fuerte, esto no puede ser verdad, veo cómo mi tía abre el regalo y lo abraza como si nada, como si no estuviera sorprendida de verle allí, Jota no me quita ojo de encima, sabe que no lo debo de estar pasando bien, giro mi cabeza a mi alrededor y veo como mi madre está igual que yo y que el resto de invitados excepto mi padre, Mariano, Gonzalo, mi tias, mi Abuelo y la comandante, ¿Qué está pasando aquí?, Hugo deja de abrazar a mi tia para saludar a Jota y con la mirada me encuentra, Pablo me va soltando lentamente y me empuja a enfrentar el momento, ese momento que nunca pensé que pasaría. Hugo camina hacia mi con una sonrisa y cuando estamos a centímetros me abraza, yo hundo mi cara en su hombro y esa herida que pensaba cicatrizada se abre haciendo que varias lagrimas comiencen a caer hasta perderse en su chaqueta

-Hugo: ¿Tienes algo que hacer en los próximos años? Porque si no te voy a llenar la agenda -Dice agarrando mis lágrimas-

-Adriana: Tengo que contarte algo -Digo mirando a Pablo-

-Hugo: Tenemos mucho tiempo por delante

Yo me salgo de entre sus brazos y me voy a mi sitio, al lado de Pablo, el mismo que tiene su cara descompuesta por lo que Hugo me acaba de decir pero yo le agarro la mano y hago que me rodee con sus brazos, cambia esa cara, te quiero a ti, no me cabe duda alguna.

Jota, que nota como está la situación, alza su voz para que entremos en la sala, todos se sientan, Pablo a mi lado y el chico en frente, a mi lado, en la parte izquierda queda un sitio libre, estando todos ya sentados pero cuando recuerdo quién falta mi cara cambia por completo. Hugo entra con mi padre y Mariano y este se sienta en a mi lado, quedando yo entre Pablo y Hugo ¿Qué significará esto? Jota me mira y mi madre idem, creo que ahora somos el centro de atención... la felicidad que se palpaba ahora se convierte en tensión pues Hugo ha venido con la intención de recuperarme pero mi corazón pertenece a otra persona, aunque este, tras el reencuentro ha sufrido un pequeño enfrentamiento, me sumerjo en mis pensamientos dejando incluso de oir al enano diciendo que después va a jugar con Pablo al futbol en el jardín pero mi tía llama mi atención con un Vamos a comer.

La comida va transcurriendo en un completo silencio, todos saben que la situación que ahora se está produciendo no es buena, cuando miro a Pablo su cara me lo dice todo, no está bien, se le nota ¿Por qué duda de mi? Está claro que la vida me ha dado muchos vaivenes pero creo que estos años sin la presencia de Hugo, creyéndole muerto, han cimentado el completo amor que siento por Pablo. Hugo coge la botella de vino y se sirve pero cuando va a servirle a Pablo este tapa su copa de mala manera, de una forma muy brusca que hace que llegue a asustarme. Carlos intenta con su intervención cortar la tensión pero hace lo contrario pues mi padre le contesta rápido y seco viendo la escena en la cual me encuentro en medio, pues Pablo y Hugo se están aguantando la mirada hasta que uno dice de ir a por una cerveza, cuando Pablo entra en la cocina Hugo le sigue me parece que yo también voy a pasarme a la cervecita esas fueron sus palabras antes de reunirse con él.

Ahora mismo mi situación de tensión ha pasado a pánico, sé que Hugo es muy impulsivo y que Pablo no se va a quedar callado si tiene oportunidad pues le duele que venga años más tarde a recuperar algo por lo que no luchó, algo que, cuya expresión puede sonar machista, le pertenece. Por el pequeño cristal de la puerta puedo ver tan sólo la espalda de Hugo, mi padre y Mariano susurran, sé que en el fondo todos estamos iguales, Jota me mira intentando hacerme ver que todo irá bien pero un estruendo hace que me levante y corra hacia ellos

-Adriana: ¡¿Qué estáis haciendo?!--Grito al llegar y ver a ambos con sangre en el labio, habiéndose llevado Pablo la peor parte- Hugo ¿lo quieres matar?-Digo ayudando a Pablo-

-Hugo: Que no se hubiese metido con lo que es mio -Dice quitándose la sangre del labio-

-Pablo: es que no es tuya, es mia

-Adriana: ¿Pero que creeis que soy?, ¿un muñeco por el que podéis pelear como dos niños pequeños?-Digo soltando a Pablo- sabéis lo que os digo? Que no soy de ninguno, que no tengo porque aguantar escenas como las de ahora, ¡dejadme en paz ambos!

Salgo y me siento en el jardín, enciendo el cigarro que he cogido del paquete de Hugo... como si yo fumara... ahora mismo sería yo la que les partiría la cara a los dos y lo que estoy haciendo es arruinarle la boda a mi tía

-Jota: Adri-dice poniendo su mano en mi hombro- ¿Tú fumando? Esos nervios...

-Adriana: Ahora mismo les partiría la cara

-Jota: lo sé, créeme- su risa hace que me acabe riendo- venga entra y sigamos la celebración, pasa de ellos, pero acuerdate de una cosa, tu corazón tiene nombre y apellidos -dice con su mano puesta en mi pecho- y ahora tira esto y pon las manos en mi pecho, venga, ¿notas mi respiración? Cierra los ojos, respira hondo, relajate y entremos

Al entrar me siento de nuevo en la mesa en medio de los dos, miro a Hugo y tiene esa cara de chulo que tanto odio y Pablo... Pablo está cabizbajo pero con una mirada muy graciosa que hace que no me pueda resistir y sonría, seguimos almorzando y cuando menos se lo espera pongo mi mano sobre la pierna haciendo que Pablo me mire y sonría, ponga su mano sobre la mía y le limpie esa mancha de chocolate de la tarta que tiene en la comisura de los labios

Creo que va siendo hora de que cuentes como es eso de que estás vivo ¿no crees?

El baile del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora