Capítulo 6: Agarrate

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Narra Adriana-
Le tiendo mi mano para que la agarre y podamos entrar, al hacerlo mi padre nos mira con la misma cara de enfado de antes, no entiendo que se le infundirá la vernos así. Mariano me quita el algodón de las manos, -ya sigo yo-, a lo que yo contesto con una negación.
-Mariano: Adri por favor, dejame que le cure yo
-Adri: yo lo llevo haciendo desde los 14 años ¿Qué pasa por que lo siga haciendo?
-Mariano: no pasa nada pero es mejor que no lo hagas- dice quitándome de las manos el bote de alcohol.
-Adriana: NO! Yo lo he hecho siempre y lo seguiré haciendo, al igual que hago contigo, con Gonzalo, con mi Padre o con Jose Luis
-Antonio: deja que siga él
-Adri: ¿Recuerdas el día que asaltaron la comisaría y Fede estuvo herido por intentar salvarme? Si no llega a ser por mí hubiera muerto, si no llega a ser porque le taponé la herida, Fede habría muerto. Ahora dime que no cure a Hugo- Mariano aprieta el bote de Alcohol y este cae de pleno en la herida.
-Hugo: AHHHHH MARIANO LECHES!- dice tirando el paño al suelo-
Mariano: joder, joder tio, lo siento
Adriana: déjame a mí, venga ponte derecho que esto en nada está listo- digo intentando no reirme-
-Hugo: no te rias
-Adriana: no lo estoy haciendo
Todos marchan a comisaria, mi padre en cambio,quiere hablar conmigo ¿será otro de sus sermones?
-Adriana: q¿ué quieres papá?
-Antonio: ¿no entiendes que no puedes querer a Hugo? que es mayor que tú Adriana, que es el hijo de mi mejor amigo, que es el tito Hugo como le decías de pequeña
-Adriana: ¿qué parte de que no le quiero no entiendes? ¿Dos personas no pueden llevarse bien? ¿Por ser hombre y mujer no podemos ser amigos? TÚ NO ME ENTIENDES A MI ¿te crees que elijo de quien enamorarme? NO PAPÁ NO, tú elegiste a mamá y el abuelo al principio estuvo en contra, no quería que su hija estuviese siempre en vilo por si tu vida corriese peligro pero aún así la dejó y al igual que tú le negó el sueño de poder ser policía
-Antonio: entiéndelo, hija tu...
-Adriana; ¿¡que entienda que!? ¡Entiéndeme tu a mí!- El teléfono empieza a sonar, me dirijo a cogerlo cuando en la pantalla veo que es Jota- Adriana: mira, es jota, ahora di también que estamos liados- digo de una manera muy borde
Mi padre agacha la cabeza y yo tengo ganas de llorar, porque pasa siempre lo mismo. Dime jota- contesto como puedo intentando que no se note nada aunque en el fondo sé que eso es imposible porque nos conocemos demasiado bien-
Jota: tenemos las notas, ¿te vienes?
-Adriana: ¿YA? Pero si es muy temprano
-Jota: recuerda que soy el director y a mi me llegan antes- dice con una voz picara y en ese momento me lo imagino poniendo su cara de interesante con lo cual no puedo evitar reirme-
-Adriana: está bien, dame 20 minutos
-Jota: 15 y en mi despacho
-Adriana: 20 y te llevo el desayuno
-Jota: tú ganas, I love you
Esto último hace que me ponga colorada y tenga una sonrisa de oreja a oreja, mi padre está dando vueltas por toda la casa buscando algo, mi madre me mira sonriente, sabe que Jota significa mucho para mí y que es de esas personas que con solo hablarme, oler su perfume o escuchar sus llaves hace que todo lo malo desaparezca
-Antonio: ¿y mis gafas de sol?- mi madre y yo nos miramos y empezamos a reír- os parecerá gracioso
-lola: las llevas en la cabeza, ay Antonio, si es que eres un desastre- dice dándole un beso de despedida- y yo no sé qué haría sin vosotras- dice dándome un beso a mi, el mismo que intento esquivar-
Abro la puerta y cuando me dispongo a salir me veo a Pablo entre los barrotes de la cancela ¿Pablo? Pregunto extrañada y al decir ese nombre hace que la conversación que mis padres estaban teniendo, esa que mi madre no quería que me enterase porque le decía bajito a mi padre que me dejara libertad, que tenía ya 18 años y capacidad para elegir, se corta
-Adriana: ¿Qué haces aquí?
-Pablo: nada que me he perdido buscando la salida y he dicho pues voy a preguntarle a Adriana
-Adriana: ¿dónde está ese sentido de la orientación del que hablabas anoche? -Digo riéndome y abriendo la cancela-
Pablo: todo era una escusa para venir a verte- dice a medida que me acerco-
Una sonrisa tonta aparece en mi rostro a la vez que mis mejillas se sonrojan, jamás me imagine que Pablo estaría aquí conmigo y sobre todo que vendría a buscarme con una escusa, mis ojos entre abiertos a causa del sol se fijan en los suyos y en esa hermosa sonrisa que tiene y sin pensarlo doy los dos pasos que nos separan y me abrazo a él- no sabes cuánto te agradezco que estés aquí- y al intentar separarnos nuestras narices se rozan y nos quedamos a centímetros de distancia, puedo notar su respiración en mi cara y como mis manos y piernas tiemblan cada vez más.
-Antonio: Adriana llegas tarde a por los resultados- dice tras de mí-
-Pablo: veo que te tienes que ir, en otro momento nos vemos- dice dándome un beso en la mejilla-
Veo como mi padre se aleja con el coche y Pablo hace lo mismo calle abajo, miro a mi madre que me hace una señal diciéndome que no sea tonta, que vaya por los resultados y que corra a por Pablo. Le devuelvo una sonrisa, me coloco las gafas de sol y corro hacia Pablo
-Adriana: que digo yo una cosa, ¿me podrías acercar al colegio no? Porque le he dicho a Jota que llegaba en 20 minutos con el desayuno y ya llevo perdidos 10 minutos
-Pablo: eso está hecho, agarrate- dice dándome su mano-
-Adriana: te invito a almorzar después- y en ese momento echamos a correr.

El baile del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora