Capítulo 22: Despídete

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Narra Pablo-

Que te quiero, eso resuena en mi cabeza sin cesar, sus ojos cristalinos, la rabia que ahora mismo la corrompe por dentro, ese fuego en la mirada, sentirle tan cerca, empapándonos bajo esta tormenta de verano, la locura se hace más grande y no puedo resistirme y la beso, beso que nos deja sin respiración

-Pablo: lección de amor número dos, hay veces que la rabia, el enfado y todo el amor que sientes por esa persona puede hacer que con un beso te asfixies

-Adriana: lección número tres, este es el amor que quiero tener, el de estar bajo la lluvia abrazados, el de pelearnos como niños, el que me salva sin ninguna condición, sin condenas por mi error

-Pablo: bueno un poco de condena si que hay, nos estamos jugando la vida bajo la tormenta

-Adriana: pues llevo corriendo bajo ella un buen rato, desde que salí de mi casa en tu búsqueda

-Pablo: ¿Cómo has sabido lo que querías?

-Adriana: porque alguien a quien quiero mucho me ha abierto los ojos-dice dándome una sonrisa de las que tanto me gustan-

Pablo: ¿entonces firmamos la tregua?

-Adriana: prefiero firmar la rendición

En ese momento nuestros labios vuelven a unirse, la levanto del suelo y la giro sobre si misma, como si fuera un pájaro, ella extiende los brazos y eleva la cabeza haciendo que el agua le dé de pleno en la cara, nuestras carcajadas retumban en toda la calle y de repente el ruido de un trueno encima nuestra hace que la ponga en el suelo, no agarremos de la mano y corramos a casa.

Cuando entramos la cojo en brazos y la tiro al sofá, empezando así una guerra de cosquillas, se respira felicidad en el ambiente, estamos poniendo el suelo perdido pues estamos empapado pero todo la igual. Entre sus carcajadas y la respiración agitada logro entender su Pablo estoy helada, la suelto, me levanto y apago el aire

-Pablo: deberías quitarte la ropa

-Adriana: ¿Me estás proponiendo algo?-digo con los brazos en jarra-

-Pablo: no... em... hombre... la verdad que sería una gran forma de combatir el frio-digo con una mirada picara y acercándome cada vez más a ella-

-Adriana: ¿ah sí?- mis manos rodean su cintura y las suyas rodena mi cuello jugando con esos rizos míos que tanto le gustan-

-Pablo: pues sí-digo jugando con sus labios intentando darle el beso que nunca llega-

-Adriana: sí- dice mordiéndose el labio inferior- dame algo que me congelo por favor

Subimos a la habitación, saco una toalla y le pongo una camisa encima de la cama a modo de pijama

-Adriana: ¿quieres que me ponga tu camisa para dormir?

-Pablo: vas a estar guapísima-digo rodeando su cintura de nuevo y robándole un beso-

-Adriana: debes de quitarte tu esa ropa también- dice entrando en el baño-

Me estoy cambiando cuando desde dentro escucho mi nombre

-Pablo: estoy aquí y me vas a dejar sordo

-Adriana: perdón, pensaba que estabas abajo... ¿tienes un secador?

-Pablo: no sé busquemos por el armario-digo abriendo la puerta del baño-

-Adriana: nadie te ha dado permiso para entrar-dice con la camisa desabrochada-

-Pablo: hombre, si me esperas así-digo mordiéndome el labio-

-Adriana: idiota

-Pablo: mongola-digo rebuscando por el armario hasta dar con el secador- ay

-Adriana: toma porrazo, el karma-dice quitándome el secador-

Se da la vuelta, yo espero que lo enchufe y cuando ya está funcionando la abrazo por la espalda

-Pablo: sequémonos

-Adriana: oye! Pero que te crees

-Pablo: tu dueño-eso hace que se gire y me eche todo el calor en la cara-

-Adriana: yo no tengo dueño

-Pablo: mentirosa-digo dándole la vuelta y besándola-

-Adriana: esclava de tus besos

-Pablo: ¿Cómo la canción de bisbal?

-Adriana: exactamente

Nos tumbamos en la cama y mantenemos una conversación de lo más animada, hay que ver la marcha a pesar de la hora que es

-Adriana: ¿en qué piensas?

-Pablo: ¿fue Jota tu voz de la experiencia?

-Adriana: no- digo comiéndome un regaliz- te lo cuento pero no vale ni reírse ni tomarme por loca

-Pablo: prometido- me dice con la boca llena de palomitas de chocolate-

-Adriana: me puse los cascos y debí de quedarme dormida, empecé a oír una voz que no podría ser verdad porque esa persona no está ya con nosotros, o eso creía, me levanté y en el borde de mi cama estaba sentada, con esa sonrisa que tanto le caracterizaba y haciéndome una señal para que me sentara con ella-traga saliva- era mi abuela, a la misma que perdí hace 4 años-se para pues el nudo en la garganta no la deja hablar-

-Pablo: ¿tú abuela ha hablado contigo?

-Adriana: y no sola mi abuela, también iba con mi perra que murió hace meses... lo que hacen los sueños... estuvo hablando conmigo un buen rato y bueno, me abrió los ojos

-Pablo: los abuelos son lo más valioso que se tiene en la vida

-Adriana: pues sí, después desperté y me di cuenta que todo había sido un sueño... pero me dijo algo que fue lo que me hizo saber que te quería a ti... su definición de amor

-Pablo: es quererse como niños

-Adriana: jugar como mejores amigos

-Pablo: pequeña, tengo que decirte algo-en ese momento se incorpora y me mira con los ojos como platos- Tengo que volver a Malaga... Lolo vuelve ya, sé que a él no le importaría tenerme aquí pero echo de menos a mi familia a mi

-Adriana; a tu sobrina-dice apoyando su cabeza en mi hombro- tranquilo, te entiendo, esto llegaría de un momento a otro pero no te preocupes, yo tampoco voy a tardar en irme... necesito salir de aquí

-Pablo: ¿vendrás a verme?

-Adriana: ¿Para qué si ya te tengo muy visto- dice intentando aguantar la risa-

-Pablo: muy bonito, pues ya no comes regaliz-digo haciéndome el enfadado y pasándole por encima-

-Adriana: que tonto eres-dice agarrándome y haciendo que estemos abrazados-

En esos momentos aprovecho para con una suave vuelta ella quede echada sobre mí, sus piernas entrelazadas con las mías, mis brazos rodeando su cuerpo y los regalices y las palomitas por el suelo

-Pablo: te quiero pequeña

DOS SEMANAS MÁS TARDE

-Narra Adriana-

Ya tengo todas mis cosas en el coche, y este con el aire acondicionado puesto, saco el bolso y miro el móvil, esta gente no habla desde hace media hora ¿Dónde estarásn? Me coloco las gafas de sol, subo el volumen de la radio que en ese momento tienen puesto Tú y yo de Chenoa y de fondo me veo llegar a las chicas corriendo

-Adriana; venga que llegamos tarde

-Chicas: ¡ya vamos, Ya vamos!

Guardamos todo en el maletero, lo cierro, me monto en el coche y ponemos rumbo a lo que van a ser las semanas más entretenida de nuestras vidas

-Chicas: Benalmádena, allá vamos

El baile del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora