Capítulo 32: Estas enamorado

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-Narra Pablo-

Tras el estruendo nace el silencio, miro a la carretera y veo como de entre el humo se vislumbra la figura de Adriana, de cara al asfalto, tumbada y como debajo de ella aparecen las piernas de mi sobrina, que a su lado tiene a robbin totalmente negro. Tardo en reaccionar pero corro hacia ellas, intento que adri reaccione pero es en vano, es incapaz de moverse hasta que segundos más tarde, Lucas la ayuda a incorporarse y yo cojo a Sofía, a la que cubría el cuerpo de Adriana y que gracias a ella todo ha quedado en un susto aunque creo que ella no puede decir lo mismo pues tiene todo el cuerpo lleno de arañazos y heridas... hay algo en su forma de reaccionar que me escama y eso es su costado, cuando cayó contra el asfalto lo hizo de lado, evitando que la pequeña se diera el golpe, llevandoselo ella en la cadera y de seguro que tiene algo que me esconde. Me paso toda la noche observando sus gestos, de vez en cuando se lleva su mano al costado, justo en el mismo sitio de su cicatriz, si se ríe también se pone la mano, pareciera que se lo agarra para evitar que notemos algo y sobre todo es incapaz de agacharse sin hacer una mueca de dolor.
Mi hermana, al ser casi las once y media manda a Sofia a la cama y esta quiere que la acueste yo, se despide de todos uno por uno con su particular sonrisa y beso de buenas noches pero cuando llega a Adriana todo cambia

-Sofia: ¿Puedo pedirte algo?- Adriana asiente- ¿Puedes acostarme tú también?
Adri me mira como buscando mi aprobación y acto seguido hace lo mismo con mi hermana y mi madre, ambas le dan vía libre y ella se levanta de la mesa, agarrando la mano de la pequeña para llevarla a su cama. La metemos en ella y la tapamos, me siento a su lado para darle un beso de buenas noches y le doy a robbin al que hemos tenido que lavar corriendo y para secarlo lo hemos metido en la secadora. Después Adri hace lo mismo y se sienta a su lado, le quita el pelo de la cara llegando a peinarla mejor de lo que he hecho yo, haciéndole dos trenzas y volviéndola a tapar

-Sofia: ¿Por qué me has salvado antes?

-Adriana: porque nadie deja a alguien sufrir un accidente

-Sofia; pero te podías haber hecho daño

-Adriana: eso da igual, lo que vale eres tú que tienes toda la vida por delante

-Sofía: Gracias por haber hecho eso por mi, si hubieses sido otra no lo hubiera hecho

-Adriana: claro que si, no creo que exista nadie tan malo

-Sofia: La antigua novia del tito, ella me odiaba

-Adriana: seguro que no, si eres muy buena

-Sofía: ella no quería que nadie quisiera al tito o se acercara a él, estaba todo el día pegada, que pesada, y no me dejaba jugar con él porque tenian que salir o yo no sé que cosas se inventaba

-Adriana: ¿y el tito lo permitia? -Dice mirandome-

-Sofia: no podía hacer otra cosa, la quería mucho

-Adriana: bueno pequeña pero ahora ya no tienes nada que tener, ella ya no está y lo tienes para ti entero

-Sofía: entero entero no, tengo la mitad... ven -dice haciendo que se acerque- la otra mitad es tuya, el tito te quiere pero tú no le digas nada

-Adriana: está bien, pero ya te digo yo a ti que es tuyo entero... y ahora a dormir. Buenas noches.

-Sofía: Buenas noches y sí te quiere, te mira como la miraba a ella... Adriana ¿mañana antes de irte te veré?

-Adriana: pues claro que si, descansa

Cuando salimos y bajamos al salón, Adriana recoje su bolso y se despide de todos, la acompaño a la puerta y sigo observando sus gestos, desde que se sentó en la cama no quita su manos del costado y no sé si será la luz pero la noto pálida

-Adriana: Gracias por la cena

-Pablo: Gracias a ti por salvar a la pequeñaja, parece que le has caído bien

-Adriana: si, eso parece... al igual que entre vosotros no hay secretos

En ese momento aprieta su costado y hace un gesto de dolor, rie para que no me de cuenta pero es tarde

-Pablo: ¿Estás bien?

-Adriana: Sí, solo estoy algo mareada, hace mucho calor

Y al terminar esa frase cae al suelo

-Pablo: ¡Adriana!-La incorporo y quito su mano del costado encontrandome una mancha de sangre enorme en su vestido-¡Mamá, Casilda!- digo mientras entro en casa con ella en brazos-

-Casilda: ¿Qué ha pasado hermanito?

-Pablo: Sabía que no estaba bien, la llevo observando toda la noche como te dije, mira -digo enseñandole la mancha de sangre-

-Helena: Será mejor llamar a Álvaro y llevadla a su casa, aquí la pequeña puede verle y por lo de esta noche no creo que le guste mucho. ¿Álvaro tienes libre? Necesito que te vayas para Aguamarina número 7, es urgente.

Noto como un rayo de luz entra por la ventana, la misma que ayer se me olvidó cerrar, retiro el brazo del hombro de Adriana y su pelo de la cara, pongo su cabeza sobre la almohada sin que ella se despierte y miro su herida, le quedará una bonita marca sobre la otra cicatriz, miro la hora y son las Diez de la mañana, me asomo a la terraza para respirar profundo y bajo a ver si alguna de las chicas están despiertas, le preparamos el desayuno y la despierto entre tiernas caricias y besos, le curo la herida de nuevo y ella se pone a preparar las maletas pues hoy es su último día aquí, la pequeña, cuando entro en casa, me pregunta que dónde he dormido, que tuvo una pesadilla y no estaba en mi cuarto y yo tengo que inventarme algo diciéndole que tuve que ir a ayudar a un amigo.

Son las doce, la pequeña y yo estamos en la piscina y escuchamos el sonido de las maletas y a las chicas reírse, se oye el sonido de cerrar el maletero y los dos corremos hacia la puerta

-Pablo: ¿Ya os vais?

-Adri: Sí -dice acercándose a nosotros- os iba a avisar ahora, os he oído en la piscina

-Sofía: ya no te veré más...

-Adri: no digas eso pequeña, claro que me verás

-Pablo: avisame cuando llegues

-Adriana: así lo haré, y ahora tengo que irme... Adiós -dice dándome una sonrisa, sin poder abrazarnos para que no se sepa la verdad-

-Sofía: Espera!

La pequeña se suelta de mi mano y corre hacia ella para darle un abrazo, tras esto Adriana se queda mirándome, me siento fatal por no poder ir,abrazarla y besarla

-Adriana: No me gustan las despedidas -me dice sin que nadie se entere mientras abraza a la pequeña-

Y tras eso pone rumbo a su coche, espera le grito antes de que se monte, voy para ella y la abrazo, pego su frente a la mia y le susurro un te quiero ella sonríe y se mete en el coche. Noto como la pequeña viene a mi y me da la mano, no puedo evitar seguir el trayecto del coche, ver como se aleja en la inmensidad de la calle

Estáis enamorados -me dice la pequeña con su sonrisa tan particular-

Y es que lleva toda la razón del mundo, es un amor que no se puede ocultar, porque con tan sólo una mirada se nota todo

El baile del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora