Capítulo 3: El destino juega conmigo

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-Narra Pablo-

Veo como el coche se aleja de casa, la he dejado marchar con una imagen que no va a olvidar jamás, esa persona no soy yo. Agacho la mirada, me doy media vuelta y cierro la puerta, entro de nuevo en casa, una casa que no es la mía, todo está en completo silencio, no hay risas ni dibujos puestos en la tele, no se escucha la brisa ni las olas del mar, tan solo se puede percibir mi respiración. Me siento en el sofá y enciendo la tele, voy navegando canal por canal hasta que llego a uno de Sevilla, donde aunque hayan pasado ya casi 4 meses de la semana santa, hay un programa llamado la pasión y están repitiendo el miércoles santo, concretamente están repasando los mejores momentos. Un palio cuyas bambalinas se mueven hacia dentro y fuera al compás de la música en forma contraria las del lado izquierdo hacia fuera me deja embriagado con los andares y la manera en que la cuadrilla de costaleros la lleva, como se mueve al compás de la marcha, la cámara va enfocando hasta llegar a la cara, es una virgen que si le quitaran las 5 lágrimas que tiene no sería una dolorosa, es como una niña... el presentador me lee la mente y dice exactamente lo que yo estaba pensando, es más dice como la llaman "La niña franciscana, la niña de San Antonio" hay algo que hace que congele la imagen de la cara, esta imagen la había visto yo antes, en una cadenita en forma de medalla, pero ¿dónde? Descongelo la imagen y aunque vaya la retransmisión con un minuto de atraso sigo viéndola y disfrutando de esta belleza, ese palio de estilo Mariano, previo al barroco y con dicho canal me llevo hasta que el sueño puede conmigo y me acuesto.

-Narra Adriana-

José se lleva todo el camino sin hablarme y cuando nos bajamos del coche me agarra del brazo y me pregunta sobre lo ocurrido dentro de la casa y el estado de agitación que me encontraba cuando me llamó, disimulo diciéndole que Pablo me había asustado porque no sentí como llegó al salón, intento que me crea pero hay algo que me dice que no lo hace y lo entiendo, nos conocemos desde que tenemos 3 años.

Al entrar están todos esperándome y mis amigas, como unas marujas, me agarran del brazo y me preguntan qué ha pasado, yo le cuento lo que puedo pero obviando las dos partes en las que Pablo y yo hemos tenido ese acercamiento tan raro en donde si soy sincera el miedo me ha invadido y paralizado. Sara es muy lista y sabe que algo me estoy guardando para mí, así que lanza su pregunta bomba

-Sara: estaba muy borracho... ¿ha habido acercamiento y ó roces?

-Adriana: illa! Que burra eres, que va haber de eso, ¿por quién me tomas?

-lis: por una persona lista que ha tenido a Pablo agarrado de su cintura

-Adriana: está bien, he de confesaros algo, cuando lo mandé a que se diera una ducha de agua fría, como la habitación y el baño estaba en la segunda planta y tuve que ayudarlo a subir las escaleras porque no se aguantaba en pie, se sentó en la cama y me pidió que le sacara el pijama de debajo de la almohada, cuando me giré me lo vi en pié, sin camiseta, intentando desvestirse por si solo

-Sara: ¿lo has desvestido?

-Lis: calla y dejala que termine

-Adriana: no, yo le puse el pijama encima de la cama y me bajé hacerle el café

-Cata: chicos la comida

Nos sentamos todos a la mesa, empezamos con las bromas y las risas de toda la vida, Victor está serio, no le he dado una respuesta y encima lo he dejado colgado por Pablo, cuando acabamos de cenar escucho la voz de mi Padre, de Mariano y de Hugo que acaban de entrar, me asomo por la pequeña ventanita que da a la barra y nuestras miradas se cruzan, solo con verlo me saca una sonrisa, princesita dice al verme, mi padre y mariano se dan cuenta de mi presencia por lo cual acompañan a Hugo, este viene a saludarme, cuando lo veo parado en la puerta nos acercamos lentamente hasta el punto que él me acaricia la cara y me atrae para fundirnos en uno de esos abrazos del cual no querría salir jamás

-Adriana: ¿qué hacéis aquí y así?

-Antonio: Nada que estábamos de operativo y este cabezón se deja guiar por su intuición y se pone en peligro

-Hugo: pero el operativo ha sido un existo no?

-Mariano: ¡¡pero tú estás herido!!

-Adriana: ¿estás herido?

-Hugo: tranquila princesa que solo ha sido un arañazo

-Adriana: ¿desde cuando las balas hacen arañazos? - le miro el hombro y veo como sangra aunque él con la mirada me dice que no lo vaya a decir-

-Antonio: dejemos a los chiquillos disfrutar de la fiesta

Miro a Sara intentando que salga con alguna de las suyas y así me pueda ir con Hugo a casa y curarle esa herida, vale que sea de letras pero desde que tengo 15 años le he curado varias heridas por haber salvado a mi padre, a mariano...

-Sara: nosotros habíamos acabado ya, además es muy tarde y mañana hay que madrugar, tenemos que ir por los resultados

-Mariano: Paco ya que estamos aquí cenamos que yo me muero de hambre

-Adriana: yo me voy a casa, mañana será un día largo

-Hugo: te llevo princesa

Me despido de todos excepto de Victor que me esquiva y lo comprendo, pero él debería entenderme a mí, Pablo necesitaba mi ayuda y sabe perfectamente que mi corazón tiene nombres y apellidos desde que tenía 15 años.

Hugo y Mariano son los mejores amigos de mi padre, concretamente Hugo es el hijo del mejor amigo de mi padre, el tito Tomás, como yo le llamaba, murió en acto de servicio cuando Hugo tenía 18 años y estaba recién salido de la academia de policía, teníendo yo 10 años, mi padre le prometió a Tomás que cuidaría de Hugo como si fuera su propio hijo y eso ha hecho, vive junto con mariano en la casa de al lado nuestra, y desde que tengo 15 años puedo decir que siento algo por él. Hemos pasado una temporada en la que no nos dirigíamos la palabra pero tras mi cumpleaños somos libres para vivir nuestra historia, pero preferimos hacernos daño a nosotros mismos que a estar juntos.

Saco todo lo necesario para curarle la herida, y comienzo, noto como a cada palmo que toco le duele pero llevaba razón, solo es un arañazo, se lo tapo y nos quedamos mirándonos fijamente

-Adriana: no vuelvas a exponerte de esta forma

El se incorpora y hace que me eche sobre su pecho

-Hugo: si cada vez que me hieran estarás tú para curarme lo haría todas las veces que fuesen necesarias

Esa última frase me recuerda a Pablo ¿cómo estará? Está 4 calles detras de mi casa ¿nos volveremos a ver? Y sintiendo las caricias de Hugo sobre mi pelo, su respiración al compás de la mía y recordando lo acontecido con Pablo horas antes caigo en un profundo sueño.

El baile del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora