Capítulo 29: El destino

143 12 1
                                    

-Narra Adriana-

Cuando intento levantarme mis piernas no son capaces de sostenerme, me siento de nuevo y todo me da vueltas, no soy capaz de mantener los ojos abiertos y apenas puedo respirar, Pablo no piensa dejarme allí y me lleva en brazos, cada vez me siento más débil hasta que caigo rendida en una oscuridad embriagadora viendo como mis manos se van quitando del cuello de Pablo antes de sumirme por completo en ella. Ahora mismo me encuentro tranquila, rodeada de recuerdos, no sé a dónde me ha llevado dicha oscuridad, sólo sé que me gusta sentir el cariño de los que ya no están. Poco a poco esa oscuridad se va convirtiendo en claridad hasta encontrarme de pie en una especie de sala con cristales o pantallas retransmitiendo los momentos más importantes de mi vida, los que de una forma u otra me han marcado. Veo la risa de mi abuela, los días de piscina todas juntas, las fiestas de agua del colegio, el viaje a París, las risas por el momento choque contra el poste de la calle de Jota por ir riéndose de mí, el día de Disneyland, los baños en la piscina por la noche, sus abrazos, nuestro primer beso, la sonrisa de Hugo, Pablo, los conciertos, la sonrisa de Fermín, su imagen en el suelo, su entierro... la risa se convierte en lágrima, noto como una mano se posa en mi hombro, ¿Fermín, eres tú?

Me da una de esas sonrisas con las que te hacia reír por solo mirarle y le abrazo, siento no haber podido hacer nada por ti, si mi tía me hubiese dejado más tiempo, si te hubiese detenido no habrías cruzado, si no hubiera dejado que Sara saliese contigo aún sabiendo que no te quería como tú a ella, estarías aun con nosotras

-Fermín: no digas eso, mi destino era ese y se cumplió

-Adriana: pero no tenemos un destino escrito, inquebrantable, si las cosas hubiesen sido de otra forma

-Fermín: estos diez meses he aprendido que todos tenemos una misión en la vida, que cuando la cumplimos tenemos que volver del lugar de donde vivimos para, si surgiese otra misión, pudiéramos volver, como otra persona, para cumplirla

-Adriana: pues si yo tengo alguna misión en la vida, dime cual es para estar prevenida

-Fermín: eso lo sabes tú, lo sientes dentro de ti y de alguna forma u otra te llegará

-Adriana: no digas tonterías, nunca has sido capaz de mentirme,tú no tenías misión alguna, fue todo un accidente, accidente que podíamos haber impedido y no hay un destino escrito

-Fermín: pues entonces deja de atormentartey cuéntame cómo van las cosas

-Adriana: mal... creo que he perdido a Sara... hoy por la mañana hemos discutido

-Fermín: y le has dicho lo primero que ha salido de tu boca, sin pensarlo, le has culpado de mi muerte cuando eso no es verdad ni es lo que sientes ¿Por qué te crees que estoy contigo? Adri, la muerte nos sorprendió a todos pero no podemos culpar a nadie, sabes cuando pasan estas cosas te das cuenta que la vida no se detiene ni se acaba, solo se frena por unos instantes, rompiendo en mil pedazos a los demás, dejándole una herida que aunque la intentan tapar y esconder, siempre será su punto débil, todos estamos formados por puntos débiles, pérdidas de personas a las que quieres pero la parte buena de esto, es que la relación con las personas que te quedan, con las que te apoyan, se hace mayor, eso pasó con vosotras. Mira- dice señalándome a una de las pantallas-

En ella me veo a las chicas en la habitación de Pablo, este apoyado en la pared y Sara llorando echada sobre mi vientre culpándose de cómo estoy. Veo como Pablo y ella se abrazan, no lo puedo remediar y varias lágrimas recorren mis mejillas

-Fermín: ves como no debes de pensar que la has perdido, una buena amiga me dijo en su día que cuando uno discute, se va y vuelve no hay nada que haya cambiado, tan solo ha cambiado la persona ¿recuerdas? Sara y tú seguiréis siendo las mejores amigas de siempre y ahora creo que es hora de que vuelvas con ellos

-Adriana: no, espera-digo agarrándole de la mano- ¿Sabes por qué tengo esto desde pequeña o el porqué de mis pesadillas?

-Fermín: no, pero si quieres lo investigo y la próxima vez que nos veamos te lo cuento, dile a Sara que sea feliz

Su figura se hace cada vez más difuminada, apenas se le aprecia la silueta, no Fermín, no te vayas todavía, en ese momento la sala se vuelve oscura, todo desaparece, solo oigo voces inteligibles que poco a poco puedo averiguar de quienes se tratan.

Esa oscuridad se convierte en claridad, poco a poco abro los ojos y veo una pared blanca, las cortinas, el armario, giro mi cabeza a la izquierda y me encuentro a Sara agarrada de mi mano, con los ojos rojos y cristalinos que al verme sonreírle varias lágrimas recorren su rostro

-Adriana: no llores-digo como puedo-

-Sara: estás bien-dice abrazandose a mi-

-Adriana: Agua

Sara se retira para que pablo pueda darme el vaso de agua, me mira sonriente, me quita el paño y me toca, comprobando que la fiebre a remitido y mi dolor de cabeza casi ha desaparecido

-Pablo: menudo susto me has metido pequeña

-Adriana: lo siento

-Pablo: por qué no me contaste lo de tus dolores de cabeza?

-Adriana: porque nunca me ha pasado así, a parte del día del accidente que me quedé incosciente, o en la muerte de Fermín que el día de su entierro estaba como hoy pero sin la fiebre

Noto como Sara no puede contener las lágrimas, en el fondo le quería y sé que se siente muy culpable de lo que pasó y yo no he hecho más que reabrile esa herida que tenia cerrada

-Adriana: lo siento-le digo a Sara-

-Sara: perdóname tu a mi ¿Por qué has dicho Fermín no te vayas?

Yo guardo silencio, no quiero que me tomen por loca si les digo que he estado con él al igual que cuando le conté ha Pablo lo de mi abuela

-Lis: cuando se está así todo se mezcla y parece real, quizás como lo que a ella le ha afectado ha sido la bronca de esta mañana ha soñado con él -dice guiñandome el ojo-

-Sara: descansa, te dejo aquí tu móvil y ropa para que puedas cambiarte. Después te vemos

-Adriana: Sara, los lazos invisibles no se rompen tan facilmente -ella sonríe-

Pablo va con las chicas a la puerta y Terral se sube a la cama, pone su vara sobre mi pecho y sus patas delanteras sobre mi abdomen, yo empiezo a acariciarlo y varias lágrimas vuelven a caer hasta perderse en las blancas sábanas de la cama. Pablo entra y se tumba a mi lado en la parte izquierda, seca mis lágrimas y me da una de sus sonrisas

-Pablo: no ha sido un sueño ¿Verdad?

-Adriana: No, bueno sí, bueno no sé - vuelvo a llorar- Fermín la quería, me ha dado un recado para ella

-Pablo: ¿Cual?

-Adriana: que sea feliz, pero no sé como decírselo

-Pablo: pues igual que me lo has dicho a mi

-Adriana: Mira Sara, no estoy loca pero fermin me ha dado un recado para ti... ¿Te parece normal?

-Pablo: pues sí-dice poniendo mi cabeza sobre su pecho y riéndose- anda descansa que velaré tu sueño

El baile del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora