¿Qué hay después de la muerte?
¿Alguna vez alguien se había hecho esa pregunta?
Hay diferentes opiniones y puntos de vista respecto a este tema. Unos dicen que nos rencarnamos en otras vidas, otros que no hay nada más allá de lo que vemos, y otros...
Después de estar escuchando todo el camino al pesado de mi novio diciendo que él se bajaría conmigo, logré quedarme yo sola frente al hospital.
Me dirigí a la planta en la que estaban todos los bebés y me sorprendió ver al profesor de Efren junto a la cristalera.
-Señorita Clark, no esperaba verla por aquí.
-Lo mismo digo, señor profesor. -Me acerqué a la cristalera para ver a la pequeña Keyla junto a los demás bebés. Cada uno dentro de su incubadora, claro.
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-¿Algún familiar?
-Mmm... no. Digamos que la hija de una amiga... ¿Usted?
-Podríamos decir que lo mismo.
-¿Sebastián Comel? Sus análisis ya están listos.
-Gracias... -La enfermera le entregó un sobre blanco y se retiró. El profesor, que ahora sé que se llama Sebastián, leyó su contenido y levantó la cabeza para sonreír. -Señorita Clark... Le presento a mi hija.
Abrí los ojos como platos cuando señaló la incubadora de Keyla.
-¿Pero qué? ¿Y qué pasa con Slyder? -Pregunté para mi misma. Entonces, ví a Thalía corriendo hacía una de las puertas que habían en el pasillo. -¡Thalía! ¡Thalía, abre la puerta!
-Señorita Clark...
-¡Necesito que me expliques que pasa! -Seguí intentando abrir la puerta, pero nada. -Thalía, por favor...
-Lo siento, pero necesitaba tiempo...
-¿Qué? ¿Tiempo para qué?
-Para mi hija...
-¡No tiene sentido! -Seguí aporreando la puerta. -¡Abre la puerta!
-Joven, debe acompañarme a la salida...
-¡Thalía!
-Si no lo hace, me veré obligado a llamar a la policía.
-Está bien. -Volví a girarme hacia la puerta. -Al menos debiste dar la cara, Thalía. Hice muchas cosas por ayudar a tu hija y no creo que esta sea la mejor forma de pagarme.
-Lo siento... -Fue lo último que escuché antes de dirigirme al ascensor.
•••
Esperé a que todos los compañeros de Efren salieran del aula para asomarme a la clase y hacerle señas. Claro que no sabia que quien les había dado clase era el profesor Comel...
-Hola...
-Buenos días, señorita Clark. -Se giró hacia Efren. -¿Podría hablar un momento contigo, Efren?
