Capitulo 18

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-¿Keyla?

-¿Mmm?

-Keyla. –Fruncí el ceño al escuchar la voz de Zac. –Keyla, necesito ayuda.

-¿Zac? ¿Qué haces aquí? –Dije encendiendo la luz de la mesa de noche. –¿Cómo entraste?

-Eso no importa ahora, Keyla. Necesito tu ayuda.

-¿Qué pasa? –Miré el reloj para ver que marcaba las tres y cuarto.

-No lo sé. Tengo frío y... –De pronto, se desplomó sobre mi.

-¡Oye, Zac! –Comencé a removerlo cuando me percaté de que mi blusa del pijama estaba manchada de sangre. –Hey, Zac, abre los ojos. ¡Papá! 

¿Dónde se metían Charlotte y Kendall cuando los necesitaba?

Seguí llamando a mi padre hasta que éste apareció por la puerta preocupado.

-¿Qué pasa? ¿Qué tienes? –Dijo mirando mi blusa horrorizado.

-¡Es Zac! ¡Ayudalo!

-¿Zac? –Frunció el ceño. –¿Dónde está?

-Aquí... –Murmuré comprendiendo lo que estaba pasando. –Dime donde estás.

-No lo sé... Yo... Salí por una... Y me atacaron...

-Zac, ¡Zac! –Comencé a darle palmaditas en la cara. –Iré a buscarte, pero necesito que me digas donde estás.

-Fui a... Katn's... –De pronto cerró los ojos para desaparecer.

-Tengo que ir a Katn's.

-¿Qué? No vas a salir sola y menos a estas horas.

-Zac necesita mi ayuda. –Terminé de amarrarme los zapatos para ponerme de pie y ponerme la chaqueta. –Estaré de vuelta enseguida.

-Iré contigo.

-Está bien. –Marco salió casi corriendo a su habitación mientras que yo bajaba hasta el salón. –Ya estoy, vamos.

•••

-¡Ahí está! –Grité desabrochandome el cinturón de seguridad. Marco paró el coche y yo bajé corriendo para arrodillarme junto a él. –¡Zac! Zac, despierta.

Toqué su frente para notarla caliente y sudada. Tenia una apuñalada en el costado izquierdo de la que no paraba de salirle sangre.

Papá llegó a mi lado y me ayudó a colocarle unos paños para la emorragia. Luego lo subimos al coche y fuimos directo al hospital más cercano.

El doctor que lo atendió nos dijo que esperaramos en la sala de esperas y que pronto saldría a comunicarnos algo. Y de eso había pasado ya como una hora y algo.

-¿Familiares del joven Cust?

-Aquí. –Dije levantandome junto a mi padre. –Soy su amiga. ¿Cómo está Zac?

-Esto no lo debería de hacer pero... Su amigo está bien. Aún está dormido por los calmantes que tuvimos que darle, pero se encuentra estable.

-¿Puedo verlo?

-Mmm... –El doctor se lo pensó y miró a mi padre. –¿Llamaron a algún familiar?

-Si, dijeron que estaban en camino.

-Entonces si. Puede pasar, señorita. –Asentí y seguí al doctor por el pasillo hasta la habitación de Zac. 

Él estaba acostado en la cama y con los ojos cerrados. Me senté a su lado y le retiré el cabello que le caía en la cara.

-¿Por qué no estaba Charlotte contigo? ¿Qué fue lo que hiciste, Zac? –Y entonces, como si estuviera oyendome, empezó a abrir los ojos para mirarme.

-¿Keyla? ¿Dónde estoy? –Se incorporó de golpe llevándose las manos al costado. –¿Por qué me duele tanto esta zona?

-¿No lo recuerdas?

-¿Recordad qué? –Hizo una mueca de dolor cuando lo ayudé a acomodarse. –Estaba en Katn's con unos amigos cuando decidí volver a casa...

-Creo que te asaltaron. –Abrió los ojos. –¿Qué más recuerdas?

-A unos hombres salir de un callejón con un cuchillo en la mano y luego... Me acuerdo estar en tu habitación... ¿Qué hacía en tu habitación?

-Es complicado, Zac. Pero lo importante es que llegué a tiempo para ayudarte.

-¿Tú me encontraste?

-Si, estabas tirado en la acera y herido. 

-Gracias. –Dijo cogiendo mi mano que estaba sobre la cama. –Gracias por salvarme.

-No tienes porqué darlas. –Le sonreí y sin que me dijera nada, me acerqué para abrazarlo. –Me diste un susto de muerte, Zac.

-Lo siento. –Negué sonriendo. –La próxima vez no volveré solo a casa.

-Ah, ¿qué habrá próxima vez?

-No pretenderás que no salga más de fiesta ¿no? –Reí con ganas.

Pronto llegaron sus padres y yo tuve que salir para que no fuéramos tantos en la habitación.

Marco y yo decidimos volver a casa ya que mañana era lunes y habría que levantarse temprano para ir a la universidad. ¡Yuju!

-¿En qué piensas?

-En qué mañana hay clase. –Dije mientras que lo ayudaba a quitar las sábanas de mi cama.

-Y yo tengo trabajo, Kely. Estamos en las mismas. –Me encogí de hombros.

-Lo más extraño de todo es que Kendall y Charlotte no han aparecido en ningún momento.

-¿No? –Negué colocando las sábanas limpias. –Quizás están ocupados.

-Está todo muy raro, papá.

-Bueno, duerme lo poco que te queda para que puedas levantarte bien.

-Si. Buenas noches.

-Hasta mañana, princesa. –Besó mi cabeza y yo dejé toda la ropa en el baño para mañana echarla a lavar.

Espero que al menos pueda dormir sin interrupciones estas dos horas que me quedaban...

Between GhostsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora