Capitulo 46 parte II

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Papá, estoy en casa! –Grité en cuanto abrí la puerta principal.

-¡Keyla está en casa! –Gritó Lucca desde el salón.

-¿Tia Emma?

-¡Hola, cielo! ¡Pero mira que grande estás! –La mujer de mediana edad se acercó hasta mi para abrazarme. –¿Cómo has estado, cariño?

-Bien, ¿y tú? No sabía que estabas aquí...

-Llegué hoy. Mañana es el cumpleaños de mi amiga Wendy y no quería que me lo perdiera por nada del mundo.

-Ah... ¿Te quedarás aquí?

-Sí, ya le dije que no hacía falta que se quedará en algún hotel teniendome a mi aquí. –Asentí de acuerdo con papá.

Tía Emma era la hermana mayor y la única que tenía papá. Vivía en Texas con su familia, por eso no teníamos mucho contacto con ella.

-Tuve suerte de que Lucca estuviera aquí también. Hubiera sido toda una decepción haberme regresado a mi casa sin verlo.

-Sí...

-¿Y el tío Ben? ¿Él no vino?

-Ya sabes cómo es tu tío con los viajes, Keyla. Si a él no lo van a ver, él no va a ver a nadie.
–Rodé los ojos riendo.

El tío Ben era malemañado. Desde pequeña siempre me había parecido un hombre raro y algo antipático, pero si se habían enamorado...

-Pero bueno, háblame de ti. ¿Algún noviete? ¿O sigues con el mismo chico de la última vez?

-Sigo con el mismo...

-¡Pero muy bien! Eso significa que es una relación seria.

-Sí... Podríamos organizar una cena antes de que te vayas para presentartelo.

-Por supuesto. Tu padre también tiene que presentarme a esa novia que tiene... ¿Cómo se llamaba? ¿Alexia?

-Alexis. –Corrigió Marco haciendo que Lucca riera.

-Sí, eso Alexis. –Sonrió inocentemente antes de suspirar nostálgica. –En fin, ¿os apetece cenar? ¡Invito a pizza!

-¡Bien! –Gritó Lucca más feliz que una perdiz mientras que Marco rodaba los ojos.

-Lo que hace una pizza...

-Pero está riquísima.

-En eso estoy de acuerdo yo también. –Ambas chocamos manos para reír.

•••

Ya bañada, cenada y acostada en la penumbra de mi habitación. Me disponía a enviarle un mensaje a Efren de buenas noches antes de que alguien llamara a mi puerta.

-¿Ya estás dormida?

-No. –Escribí rápidamente el mensaje para Efri antes de bloquear el móvil.

-¿Hablabas por teléfono? Si quieres, puedo irme...

-No, no, tranquila. Solo le deseaba las buenas noches a Efren.

-Ay, el amor. –Rió acercándose a la cama para sentarse a mi lado. –¿Tienes alguna foto suya? Porque me acuerdo que tu padre me había enviado una hace mucho tiempo, pero me da la sensación de que ya ni me acuerdo.

-Claro. –Como no tenía muchas ganas de levantarme de la cama, preferí coger el móvil y buscar una foto en la que saliera él solo. –Mira.

-Madre del amor hermoso.
–Dijo quitándome el móvil de las manos para acercarselo a la cara. –Pero mira que pibon. ¿No tiene más hermanos?

-No. –Dije riendo.

-¡Oh, que lástima! No tendría inconveniente de ponerle los cuernos a mi Ben con alguien así... –Volví a reír por las ocurrencias que decía. –Debe de ser todo un Dios griego en la cama...

-¡Tia Emma!

-¿Qué? Soy mujer. También tengo derecho a mirarlo con otros ojos a pesar de que pueda ser mi hijo. ¿O cómo piensas que nació tu prima? –Dejé de reír en cuanto vi que su semblante había cambiado a uno más triste. –Estaré encantada de conocerlo.

-Y él a ti también... –Murmuré una vez que me había dado el móvil para apagarlo.

-No... No la has visto ¿verdad?
–Negué con la cabeza. –Eso sigue siendo buena señal...

Me acerqué a ella para abrazarla antes de que se viniera más abajo.

-Estoy segura de que tarde o temprano aparecerá.

-Yo también lo espero. –Se limpió las lágrimas que se le habían escapado para sonreír.
Bueno, me voy a dormir antes de ponerme más melodramática.

-Puedes dormir aquí si quieres.
–Dejó de caminar para mirarme tiernamente.

-¿De verdad?

-Claro. –Le hice un hueco en mi cama y ella con gusto se acostó a mi lado.

Me gustaría decir que la vida de mi tía Emma había sido fácil y feliz, pero no.

Su hija, mi única prima, Alekxandra había desaparecido hacia nueve años atrás con dieciséis años.

Todos se volcaron en su búsqueda, incluso nosotros viajamos a Texas para ayudarlos, pero no hubo manera. La niña nunca apareció. Y sigue sin aparecer.

Muchas veces no se comunicaba conmigo por miedo a que yo le pudiera decir algo sobre su hija. Pero eso yo no se lo tenía en cuenta.

-Oye...

-¿Si?

-Estoy acostada sobre la cama en la que muchas veces has estado con tu novio ¿verdad?

-¡Tia Emma! –Ella rió a carcajada limpia olvidándose de que toda la casa se encontraba en completo silencio.

-Eso es un si, querida. –Ambas reímos y pronto sentí mis mejillas colorarse.

Y es que así era Emma. Reía a dentadura suelta a pesar de que había estado llorando hacia unos solos segundos. Incluso aún podría estar triste por su hija, pero era optimista y tenía fé en que pronto Alekxandra aparecería.

Between GhostsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora