Capitulo 40

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Salí de la habitación de Efren una vez que se había acostado a dormir para dirigirme a la primera planta.

-¿Keyla?

-¿Mmm? –Giré para ver a Abraham. –Ah, Hola. 

-Hola.¿Me parece a mi o está muy nervioso?

-¿Estás bien?

-No, mi hermano está herido.

-¿Qué? –Lo miré confundida.
–¿Slyder?

-Si, lo metieron allí hace una hora y aun no me han dicho nada. –Dijo señalando las puertas de urgencia. –No sé qué hacer, Keyla. Me estoy desesperando.

-Tranquilo, Abrah, seguro que todo... –Tardé más en decirlo que en salir un doctor de aquella sala.

-¿Familiares de Elliot Fuster?
Fruncí el ceño. ¿Quién era Elliot?

-¡¿Cómo está mi hermano?!

-Está estable. Pudimos cocerle la herida sin complicaciones a pesar de haber perdido mucha sangre.

-Menos mal... –Murmuró Abraham aliviado. –¿Puedo verlo?

-En cuanto lo suban a una habitación.

-Está bien, gracias.

-Ah, otra cosa. Debería de denunciar esto con la policía.

-Gracias, doctor. –Dijo Abraham agarrando mi mano para arrastrarme con él.

-¿A dónde vamos?

-Tienes que acompañarme a verlo, Keyla. No puedo ir solo.

-¿Y tus padres?

-No tengo padres. –Confesó antes de preguntarle a la enfermera que estaba en la entrada por el cuarto de su hermano. –Nos abandonaron cuando Elliot cumplió la mayoría de edad.

-¿Qué? –Lo miré sorprendida mientras que caminábamos hacia la habitación 102. –Eso es horrible.

-Lo es. –Tocó la puerta para abrirla y ver como Slyder estaba acostado en la cama. –Parece que llegamos antes de tiempo.

-Vé a por un café en lo que el duerme.

-Pero no quiero que despierte y no vea a nadie aquí.

-Yo me quedaré, Abraham. –Él asintió aun no muy convencido para salir del cuarto dándole una última mirada a su hermano.

Mientras tanto, caminé hacia la ventana para mirar por ella. ¿Quién me diría a mi que estaría ahora mismo en una habitación de hospital esperando a que Slyder barra Elliot despertara?

Si Efren supiera de esto...

-Vaya, vaya, debo de estar soñando para encontrarme con este hermoso ángel...

-No estás soñando, Sly... Elliot.

-¿Cómo sabes eso? –Preguntó frunciendo el ceño.

-¿No que era un ángel? –Slyder rió antes de llevarse la mano hacia un lado del torso. –¿Te duele mucho?

-No, solo siento un leve pinchazo cuando me muevo.
–Asentí para acercarme a la cama. –¿Qué haces aquí?

-Mi... Me encontré a tu hermano cuando iba saliendo.

-¿Y dónde está él?

-Bajó a por café. Estaba muy nervioso, Elliot.

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