Han pasado tres años desde que estamos aquí en Roma y todo ha salido excelente hasta ahora. No hay mucho que contar más que nuestra vida sólo ha sido felicidad. Jonathan ha sido llamado de su trabajo un par de veces pero trataba la manera de venir lo más rápido posible. Yo he estado yendo a la universidad.
Llamamos a la universidad en Chicago para que pudieran enviar mi papelería a una de las universidades de aquí en Roma y he estado yendo. Con Jonathan hemos hecho muchas amistades aquí pero no hay como la familia Camilleri que son nuestros vecinos a tres casas. Ellos se han vuelto como nuestros mejores amigos y su caso es similar al nuestro, Alice es menor que Andrés por diez años, se enamoraron y se casaron.
La casa es majestuosa, todas las personas a las que invitamos a venir quedan encantados con la casa. Debo admitir que la primera semana aquí fue difícil y cansado porque tuvimos que limpiar cada rincón de la casa y había demasiado polvo y suciedad.
Respecto a los jardines tuvimos que quitar todas las flores y grama muerta. Ayude a Jonathan a plantar nuevo césped y flores. Ahora es un hermoso jardín de enfrente y afuera, todo aquí es perfecto.
Hoy vendrá Jonathan de regreso de Jerusalem, se fue desde hace dos meses y estoy tan emocionada de verlo de nuevo. Es poco el tiempo que fue porque el tiempo más largo fue de nueve meses.
Me levante temprano y me fui a dar una larga ducha en la tina mientras escuchaba un poco de música electrónica. Lo sé, apenas tengo veinticuatro años, me tengo que divertir y que mejor manera de hacerlo que escuchando a Calvin Harris, el segundo amor de mi vida.
Bueno, ya, suficiente. El caso es que termine de ducharme y como tengo planeado algo sumamente espectacular para Jonathan, me puse un vestido corto turquesa, sin tirantes y es ceñido a mi cuerpo, que ahora está un poco más voluptuoso porque he estado yendo al gimnasio con Alice.
Encima una chaqueta de mezclilla celeste y unos tacones, no tan altos, no quiero exagerar. Aún es temprano, el vuelo de Jonathan viene a las once de la mañana y apenas son las siete. Así que agarre todas las velas aromáticas que compre ayer en el súper, las puse en varios lados de la habitación y también en nuestra sala familiar.
Le quite los pétalos a dos docenas de rosas rojas y negras y las esparcí en toda la alfombra de la sala familiar y en la habitación. En la cama puse pétalos rosados llenando toda la cama.
Fui a cocinar rápido una lasaña con papas horneadas que adentro tienen queso mozzarella y tocino. Cuando estaba listo lo deje todo en el horno, Alice me hará el favor de venir a calentar todo de nuevo y dejar la comida servida en la sala familiar, y también va a encender las velas porque me da miedo dejarlas encendidas y que agarre fuego una cortina o algo parecido... También dejara lista la tina con agua tibia de sales minerales, imagino que Jonathan vendrá agotado y quiero que se relaje. ¿Qué mejor manera que hacerlo en el agua?
Son las nueve y decidí irme al aeropuerto ya, para no llegar después que Jonathan. Llegue al aeropuerto cuando faltaban diez minutos para las once. Corrí lo más rápido que pude para llegar a la planta donde iba a llegar Jon.
Iba corriendo cuando de repente, por accidente me tropecé con el pie de un señor y literalmente ya sentía el suelo en mi cara así que cerré mis ojos para no ver donde iba a caer y extendí mis manos. Al caer de cara sentí como mis manos no estaba tocando el suelo, más bien un cuerpo. Abrí mis ojos sorprendida y avergonzada al encontrarme con unos hermosos ojos verdes y un rostro casi perfecto.
—Spiacente! Questo mi colpa! —Me disculpe en italiano, por cierto ya puedo hablar italiano. Jonathan me enseñó.
—Non, io non le vedere. —Dice el muchacho. Esa voz, se me hace conocida. Lo veo por un momento y él a mí mientras sigo encima de él. — ¿Emma Evans? —Pregunta. Me quede helada sin decir nada, no sé qué decir. —Por Dios, eres Emma Evans ¿Cierto?
—Amm, sí...y, ¿Tú eres...?
—Jack Bevis, ¿Me recuerdas? Estudiamos juntos el primer semestre de universidad. —Oh por Dios, es Jack Bevis, este maldito idiota.
—Joder, ¿Eres tú? Hola —Lo saludo amable. Pero ¿Qué hago así aún? Decidí levantarme y él me ayudo.
—Hola. Nunca creí verte aquí. —Dice poniéndose de pie y sacudiendo su fino traje de vestir.
—Yo menos ¿Qué haces aquí?
—De mi trabajo me mandaron aquí, ya sabes...
— ¡Claro, claro! —Dije tratando de sonar amable. —Oye, perdón pero vengo a recibir a alguien y es tarde. Siento haberte caído encima, fue un accidente.
—Ni te preocupes. ¿Vives aquí? Podríamos juntarnos algún día, ¿Quieres mi número?
—Es tarde, lo siento. Tal vez nos veamos luego, la ciudad es pequeña. Cuídate y de nuevo perdón.
Me fui corriendo a la planta donde iba a llegar Jonathan y por suerte aún no ha venido. Faltan dos minutos para las once, perdí ocho minutos de mi tiempo con ese estúpido. Aunque esta guapote, como siempre pero nah, por ese maldito casi pierdo a Jonathan hace años, mejor evito contacto con ese desgraciado acosador. De repente la puerta donde salen los pasajeros se abrió y comenzaron a salir varias personas.
Espere con ansias ahí de pie mientras miraba pasar a muchas mujeres y varios hombres atrás de ellas, pero ni señales de mi Jonathan. ¿Dónde podrá estar? Seguí ahí de pie cuando de repente lo vi. Viene de nuevo con su cabello majestuosamente corto y con unas cuantas canas... Me encanta cuando esta así.
Trae puestos unos vaqueros negros un tanto ajustados, botas de cordones, una camisa negra con el cuello levemente abierto y encima una chaqueta marrón. Sin querer mis ojos se pusieron lagrimosos, siempre lo hacen después de no ver a Jonathan y ahora verlo de nuevo, haber esperado por él todo este tiempo ahora vale la pena.
Él me vio y sonrió plenamente al verme. Camine a su encuentro y él hacia el mío. Nos quedamos de frente. Lo vi y él a mí, contemplándonos un momento.
— ¡Jonathan! —Grite y me lance a sus brazos mientras mi cabeza se perdía en su pecho.
—Nena... —Susurró él y me abrazó fuerte de la cintura. Ahora me levantara, siempre lo hace. —No tienes idea de lo mucho que te extrañe.
—Y yo a ti, carajo. —Dije sollozando de la felicidad de verlo y él me levanto. Puse mis manos en su cuello y vi sus perfectos ojos azulados. —No te vuelvas a ir, por favor.
—Ya no lo haré, te traigo buenas noticias. —Dice sonriendo. Mis ojos se abren como platos.
— ¿De qué hablas?
—Resulta que hay una plaza vacante aquí en Roma, ahora iré todos los días a entrenar nuevos cadetes a la central. Ya no me iré de nuevo.
— ¡Sí! —Grite emocionada y bese sus labios. Él me seguía cargando y besarlo así era mucho más fácil. Dios, cuanto había extrañado sus labios, sus mejillas, sus manos, su cuerpo, su lengua, su aroma... Todo él, lo había extrañado como no tienen idea.
Me puso de nuevo en el suelo sin dejar de besarnos y seguíamos moviendo nuestros labios hasta que ya no teníamos aire.
—Dios, te extrañe tanto... —Dije y lo abrace de nuevo.
—Y yo a ti, niña. Cada noche deseaba tenerte entre mis brazos y abrazaba la almohada pensando que eras tú... Ahora, estas aquí. —Susurra en mi oído y me da un beso en la cabeza.
—Tú estás aquí, cuanto te había extrañado. A ti y tú trasero, nalgón. —Dije divertida, mientras puse mi mano sobre su nalga derecha y la presione.
— ¡Niña! —Espeta y me suelta. Me reí y él me vio indignado. —De verdad que te extrañe, pero creo que lo que más falta me hizo fueron tus locuras. Pero por favor, no hagas eso en la calle. Sólo puedes hacerlo en casa.
Me eche a reír y él también. Nos besamos de nuevo con esa misma pasión y adrenalina de hace un minuto.
𝓉𝑜 𝒷𝑒 𝒸𝑜𝓃𝓉𝒾𝓃𝓊𝑒...
ESTÁS LEYENDO
「𝐒𝐄𝐍̃𝐎𝐑 𝐆𝐎𝐎𝐃﹢₁₈」
Fanfiction𝑎 𝑙𝑖𝑡𝑡𝑙𝑒 𝑠𝑒𝑐𝑟𝑒𝑡↝ ☘ Cuando la atracción por alguien es demasiado fuerte, no importa todo lo que tengas que hacer para conseguir su atención. Pero, ¿qué pasa si el hombre que tú deseas es el mejor amigo de tu padre? Aquel que te vio crece...