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Rosalind Elsie Franklin.

Mi madre, como erudita que es, me puso el nombre de una química y cristalógrafa inglesa de la Antigua Era, autora de importantes contribuciones a la comprensión de la estructura del ADN y del ARN, de los virus, del carbón y del grafito.

Recuerdo haber leído (entre muchísimas otras biografías) sus trabajos, que tuvieron un profundo impacto en los avances científicos de la genética en aquel momento.

Marcus Eaton nombra ese nombre en voz alta, y los miembros de Erudición que me conocen se dan la vuelta para mirarme. En realidad, todos me miran. Mi madre está causando sensación en el liderazgo de nuestra facción.

Ella ni siquiera se molesta en dirigirme una sonrisa de aliento, o una mirada de complicidad, aunque no es que yo la necesite. Supongo que a pesar de lo que hizo, aún conservo la esperanza de recuperarla.

Mientras avanzo hacia nuestros representantes, observo atentamente todas las facciones que hay en la sala.

Cojo el cuchillo, y con un suspiro paso la hoja suavemente por mi dedo índice.

Miro los cuencos fijamente mientras analizo todos los pros y contras de escoger cada facción.

Aunque la prueba dijo que mi destino estaba en Erudición, y yo así lo siento, es la única que puedo descartar con seguridad. No puedo estar cerca de ella.

No suelo ser alegre, y tampoco pienso que decir la verdad sea siempre bueno, por lo que ambas facciones quedan descartadas.

Abnegación. Desde luego, no podría trasladarme al bando "enemigo" y vivir haciendo feliz a los abandonados. Soy demasiado egoísta para eso.

Así que dejo caer la gota de sangre en la facción elegida, en las brasas chispeantes.

Mientras me giro para encarar al público, y a mi madre, Marcus grita mi elección.

- ¡ Osadía !

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