19

4.3K 300 0
                                    


Salgo a trompicones de la sede de Osadía, y espero impaciente que llegue el tren.

Tengo que salir de aquí.

Las vías comienzan a temblar, y sé que se acerca, así que me asomo preparada para correr.

Esta vez no hay nadie que me abra la puerta, así que me es más difícil agarrarme al asidero y entrar, aunque no es nada del otro mundo.

Con las escasas dos semanas que llevo aquí mi cuerpo ha empezado a tonificarse.

Me siento frente a la ventana, y meto la cabeza entre las piernas avergonzada.

Estuve a punto de cargármelo , ¡¿ Pero qué me está pasando ?! ¿¡ En qué me está convirtiendo Osadía ?!

Me pongo de pie cuando reconozco el gran complejo de Erudición por la ventana.

Abro la puerta para salir, pero en el último momento decido no hacerlo.

No quiero problemas en Osadía, no quiero que piensen que no soy leal a la facción.

La facción, antes que la sangre. Recuerdo cuando Eric y yo los decíamos con burla entre risas.

Así que me limito a mirar la sede y las casas azules de su alrededor, hasta que el tren da un giro brusco y emprende el camino de vuelta.

(...)

Media hora más, y estoy de nuevo en Osadía.

Esta vez no me caigo al suelo al saltar del tren, ya tengo más práctica.

De camino a las habitaciones, una mano me jala del brazo bruscamente y me arrastra por el pasillo.

- ¿ Donde estabas, iniciada ? - me interroga Eric con un aire de sospecha.

- La verdad es que eso no es de tu incumbencia - le espeto molesta y aparto su mano de un empujón.

- No me hagas volver a repetírtelo - me amenaza clavando su mirada en la mía.

- Me he montado en el tren.

- ¿ Has vuelto a Erudición ? - aprieta la mandíbula cruzándose de brazos.

- No, sabía que no estaba permitido. Así que me quedé allí toda la tarde, hasta que el sol se puso y decidí que ya era hora de volver. Necesitaba pensar. ¿ Contento ? - respondo cansada y echo a andar de vuelta al dormitorio. Ahora no tengo fuerzas para lidiar con él.

- Montarse en el tren tampoco está permitido sin un miembro de Osadía, Elsie - me detengo en seco. Mierda, me va a joder la noche - Recuérdalo para la próxima vez.

Sonrío agradecida de haberme librado de un castigo y entro en el dormitorio, donde la mayoría de los iniciados ya duermen.

BETRAYALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora