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- Probablemente me quede allí más que los demás, ya sabes, me apetece dar un paseo por mi antigua facción - le sonrío revolviéndole el pelo.

- Te perderás la "toma de bandera" de este año - hace un pucherito y luego ríe - ¿ Recuerdas la del pasado ? Fuiste muy lista, como siempre.

- Los dos sabemos que en el fondo sigo encajando mejor en Erudición que en Osadía - admito con una pequeña sonrisa terminando de arreglarme.

- Sí, pero también eres una excelente osada - me halaga, y yo río dándole un beso en la mejilla de despedida.

Después, me pregunto por qué. ¿ Desde cuando prefiero su mejilla a sus labios ?

- ¿ Sabes ? Creo que ser erudita me hace ser mejor osada - reflexiono abriendo la puerta, y susurro - del mismo modo que creo que ser divergente es mejor que no serlo.

- Espero que no cambies de opinión después de hoy- suspira - Jeanine puede ser muy convicente.

- No conmigo, que la conozco tal y como es - me pongo seria, porque no sé como enfrentarme a ella.

- Tranquila. Mírate, eres una líder de Osadía. Estoy seguro de que puedes con ella.

- Eso espero.

Sonrío débilmente, y me marcho al tren, donde me esperan los otros cuatro líderes de Osadía.

(...)

Seguimos a una recepcionista dentro del complejo, que nos guía a la sala de reuniones por infinitos pasillos.

Mis compañeros se miran desconcertados, probablemente pensando cómo pueden memorizar el camino si todos los pasillos son exactamente iguales ; impecablemente blancos.

Yo río en voz baja, y lo mismo hace Eric. Nos miramos con sonrisas cómplices, y siento un chispazo de emoción al saber algo que solo los dos compartimos.

La puerta de cristal se desliza a un lado con un suave chasquido, y tomamos asiento en cinco sillones azules dispuestos en semicírculo, con otros tres enfrente para miembros de Erudición.

Me excuso un momento y me levanto para coger un vaso de agua de la máquina dispensadora.

En realidad no tengo sed, pero así puedo perder tiempo bebiendo cuando algo me incomode, o no sepa qué decir.

En eso escucho su voz, aguda y tranquila como siempre.

- Bienvenidos, osados. ¿ Hogwart no nos acompaña en esta reunión ?

Respiro hondo mirando el vaso entre mis manos, y me preparo para poner una falsa sonrisa.

- Se ha jubilado este año. Tenemos una nueva líder en su lugar - comunica Max, alzando su mano en mi dirección.

Camino de vuelta a mi sitio y sonrío a mi madre, que me observa visiblemente sorprendida.

- Rosa... - susurra, pero yo la interrumpo enseguida.

- Elsie, ahora - la corrijo educadamente, y ella vuelve a adoptar una actitud seria.

- Bien, es hora de empezar - sonríe debilmente, y eso me hace sentir bien.

Los otros dos eruditos, una mujer más mayor que Jeanine y un chico muy joven, puede que un iniciado, que la acompañan toman asiento a sus lados, y la reunión comienza.

- Como ya saben, nos hemos congregado hoy aquí para tratar un tema delicado ; los divergentes.

Me cruzo de piernas en mi asiento. Intuyo que esta conversación no va a gustarme.

- Un divergente- continúa la otra mujer - es una persona que consigue dos o más resultados en la Prueba de Aptitud, por lo que es extremadamente peligroso para el sistema, ya que por naturaleza, son rebeldes a las corrientes establecidas.

En ese mismo instante, me viene a la cabeza lo que dije en el entrenamiento de hace unos días : "Adiestramos soldados, no rebeldes".

Maldita sea. ¿ Será Tris una divergente ? ¿ Lo sospechará alguien más ?

- ¿ Cómo puede detectarse un divergente ? - pregunta Lauren, inclinándose hacia delante.

¿ De qué lado estarán el resto de los líderes ?

- Por lo general, es alguien que suele ir en contra de las normas, alguien que no acepte lo que se le ordene- contesta Jeanine - en el caso de Osadía, es difícil detectarlo en la primera etapa. En la segunda, es más fácil.

- ¿ Y eso porqué ? - Max frunce el ceño interesado.

Oh. Oh.

- Bueno, pueden verse las reacciones de cada persona al enfrentarse un miedo - explica, y por alguna razón, el joven erudito parece incómodo. Me suena mucho su cara, me pregunto quien será- Si ponemos el ejemplo de miedo a las alturas, y el sujeto se encuentra en una viga, un osado avanzaría cuidadosamente por ella hasta llegar a un extremo y ponerse a salvo, ¿ verdad ? - Todos asentimos, y por un momento vuelvo a estar en casa, con siete años, escuchando embobada sus explicaciones - Pues un divergente saltaría al suelo.

- ¿ Cómo ? - interviene Isla confundida - No estarían... ¿ suicidándose dentro de su miedo ?

- Las personas normales no son conscientes de que están dentro de una simulación. Los divergentes, en cambio, sí, y por eso pueden modificarla a su gusto.

- Es decir, que lo más probable es que los divergentes acaben sus miedos en un tiempo demasiado rápido o que lo resuelvan de forma ilógica - resume Max, y los tres eruditos asienten - Será más fácil encontrarles así, gracias Jeanine.

Max se levanta, así que nosotros hacemos lo mismo.

Antes de salir, la voz de mi madre nos detiene.

- Oh, esperen, hay un experimento que quiero enseñarles.

BETRAYALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora