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Pero algo me impide inclinarme hacia delante.

Alguien , más bien.

Hago una mueca de dolor cuando mi espalda choca contra el suelo, y al sentir el peso de una persona sobre mi.

Mierda, no he muerto. Y ahora encima tendré que dar explicaciones.

- ¿¡ Qué coñ* hacías, iniciada ?! - sus ojos brillan con furia, buscando la respuesta en los míos.

Trago saliva asustada. Tenía que ser él.

- Y-yo solo... - dejo de hablar, porque la verdad, no sé muy bien qué decir. No puedo explicarle todo lo que pasa por mi cabeza. Especialmente si él es uno de los causantes.

- No hace falta que respondas. Intentabas suicidarte, ¿¡ es qué estás loca ?! - masculla, esta vez más calmado.

Respiro agitadamente, está demasiado cerca.

Inconscientemente, me vienen a la cabeza todas las veces en las que deseé besarle, y que él me correspondiera. Aunque en aquel momento los dos íbamos vestidos de azul.

- La próxima vez, si es que la hay, yo mismo me encargaré de matarte antes de que caigas al suelo, ¿ me oyes ? - me zarandea para que le preste atención, y asiento temblorosa - No intentes volver a hacerlo, Ross.

Se levanta con una rapidez inaudita y cuando me doy cuenta vuelvo a estar sola.

Me levanto con un quejido y me sacudo el polvo de los pantalones.

Sonrío mientras camino de vuelta a la enfermería, se está haciendo de noche y no se nos permite andusquear por ahí.

Me llamó Ross.

Es lo último que pienso antes de cerrar los ojos.

BETRAYALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora