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Hoy es la etapa final.

Hoy es la etapa final, la gran prueba.

Hoy averiguaremos nuestro número, y tendremos que enfrentarnos a nuestros miedos frente a los cinco líderes de Osadía, junto a Cuatro, que es quien nos hará la prueba.

Los iniciados van entrando en la sala, esta vez de uno en uno, y poco a poco van saliendo.

Unos contentos, otros decepcionados.

Los hay incluso que salen llorando, o que hacen bailecitos estúpidos de victoria.

Me muerdo el labio nerviosa, e ignoro las preguntas de Enn, que sólo consigen estresarme más.

Al menos ya no estoy bajo los efectos del suero. Debería decirle a Jeanine que su experimento funciona a la perfección.

No pienses en alguien que te da miedo ahora mismo, estúpida.

- Elsie - me llaman, y me levanto mirando a mi alrededor confundida. Ni siquiera me he dado cuenta de cuando se han llevando a mi amigo.

Entro con paso inseguro en la sala, y tras saludar con una inclinación de cabeza a los líderes (Max, Isla, Lauren, Hogwart y Eric) me siento en la silla, dejando que Cuatro me ponga los electrodos. Los líderes, y él mismo, también se los colocan, y Cuatro me mira directo a los ojos.

- ¿ Lista, Elsie ? Respira hondo, concéntrate y trata de relajarte, o buscar una forma de acabar con tu miedo, ¿ de acuerdo ?

Asiento cerrando los ojos, y sé que la próxima vez que los abra será horrible para mi.

Zumbido. Bss. Bsss.
Vaya, miedo a los insectos. La verdad es que no me sorprende. Los bichos eran la única cosa que yo me negaba a analizar en Erudición.
Suspiro profundamente, sabiendo lo que tengo que hacer. Me siento en el suelo, e intento ignorar la sensación de como cientos de ellas se posan en mi cuerpo. Cierro los ojos y la boca, y me imagino a mi misma pasando las páginas de uno de mis libros favoritos en Erudición, uno de antes del Cataclismo, llamado << Donde los árboles cantan >>.

El escenario cambia, y voy a ser consumida por las chispas. Hago una mueca de dolor al sentir las lenguas de fuego en mi piel, y pienso cómo soltarme. Gracias a dios, sólo me rodea una cuerda, así que acerco mis manos a las brasas para quemarla, romperla, y huir.

Estoy huyendo, y escucho miles de persona detrás de mi. Gritan que mis ideas son erróneas y agitan sus armas en el aire.A mi se me acaban las engergías. No puedo correr por siempre, así que me subo rápidamente a un árbol y espero a que la multitud pase por al lado desapercibida.

Nadie me hace caso. Llamo a Enn, a Dale, a Rick, a todos los iniciados, pero no me responden. Me ignoran, como si no les estuviera hablando, como si no me conocieran. Como si no existiera.

Estoy en Erudición. Sé cual es este miedo, ha salido en mi simulación antes ; Este es el miedo a mi madre,y el miedo a la traición. Camino hacia el sótano, escuchando los gritos. Jeanine me ordena experimentar con mi hermano, que me acusa desesperado, y mi cuerpo actúa solo. Pero me doy cuenta de que solo puedo moverme para inyectar el líquido. Así que sin pensármelo dos veces, doy media vuelta a la pistola y me inyecto lo que sea a mi misma en la muñeca. Algo, que debí de haber hecho hace mucho tiempo.

Me vuelvo a mi madre con una sonrisa desafiante, pero Jeanine ha sido sustituida por otro tipo. Un desconocido, que me apunta con un arma en la cabeza.

- Elige a uno de los dos- me ordena, tendiéndome otra pistola.

Confundida, me giro hacia los dos hombres entre los que se supone que tengo que escoger, y suelto una exclamación al ver que es, que son, Eric.

- Escoge, y dispara. Solo uno puede sobrevivir - incita el tipo, presionando el arma contra mi sien. Trago saliva asustada y levanto la pistola, apuntando a los dos Erics alternativamente.

Me sudan las manos y sé que estoy perdiendo tiempo, pero no sé qué hacer. ¿ Cual es mi miedo ? ¿ Perder a uno de los Erics ?

Miro al que está vestido de Erudición, el Eric de mi infancia, mi mejor amigo.

Después observo al Eric de Osadía, con los piercings y los tatuajes sobresaliendo por su camiseta negra. Este Eric sonríe de una forma arrogante, orgullosa.

- ¡ DISPARA ! ¡ AHORA ! - grita el hombre, y tengo que hacerlo ya.

Pero me doy cuenta de que no puedo elegir. No son dos Erics distintos, es el mismo.

No son dos personas. Es una sola.

No tengo miedo de perder al Eric de Erudición, o al Eric de Osadía ; tengo miedo de perderlo a él, a simplemente Eric.

Así que empuño el arma decidida y venzo el miedo a perderle.

Disparo, a los dos.

BETRAYALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora