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A la mañana siguiente, no recuerdo su respuesta.

Aunque para entonces, ese no es mi mayor problema.

Despierto en una cama blanda, demasiado para ser la mía. Aunque ahora soy líder y tengo un cuarto enorme para mi sola, mi cama es más bien rígida, nada comparado con esta.

Abro los ojos entre confundida y asustada, y observo el rostro que hay delante de mi.

Cuatro.

Dejo escapar una exclamación sorprendida. Ay, mierda.

Miro hacia abajo rezando por tener la ropa puesta, y doy un suspiro aliviada, dejándome caer otra vez en la almohada.

Escucho una risa, y doy un respingo. No sabía que estaba despierto.

- Tranquila, no pasó nada más- Cuatro abre los ojos y mete mi pelo detrás de las orejas, esbozando una sonrisa divertida - Aunque debo admitir que me costó mucho resistirme. Puedes ser muy juguetona cuando te lo propones, ¿ sabes ?

Ay dios mío.

Me sonrojo como un tomate y escondo la cara en su pecho, abrazándolo y pegándome a él para que no pueda verme. Él estalla encarcajadas, y su pecho vibra por la risa, que pronto me contagia a mi también.

- Si te sirve de consuelo, ahora me siento bastante humillada.

- No deberías. Te pusiste muy sexy - alza las cejas repetidas veces y yo me incorporo colorada.

- ¡ Cuatro ! - le reprocho gimoteando y le doy un puñetazo en el hombro. Él solo sigue riendo, y yo cada vez me pongo más y más colorada.

Si la tierra pudiera abrirse y esconderme,lo haría sin dudar.


BETRAYALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora