28

3.9K 325 9
                                    

Al principio, tengo tanto miedo que no soy capaz de lantener los ojos abiertos y despegar las manos del equipo.

Escucho la risa de Eric por encima de mi, y después su voz susurrando en mi oreja :

- Abre los ojos, iniciada.

No sé si es una orden o no, pero le obedezco de cualquier forma.

Los edificios pasan a toda velocidad a mi alrededor, y puedo ver mi reflejo en sus cristales.

Cuando pasan unos minutos, me atrevo a soltarme, y extiendo los brazos a los lados como si fuera un pájaro.

Me siento libre, y aunque ahora mismo parezca una locura, segura.

De pronto el equipo da un brusco parón, y comenzamos a caer hacia abajo en picado.

Me vuelvo a agarrar asustada, pero Eric me lo impide, sujetando mis manos y obligándome a extenderlas en el aire.

El fuerte viento por la velocidad hace que me lloren los ojos, y tengo que parpadear varias veces para aclarar mi visión.

Eric grita emocionado a mi espalda, y pronto me uno a él, mientras nos inclinamos cada vez más, hasta que los alambres que nos conducen parecen estar casi verticales al suelo.

Siento otro tirón, y la dirección cambia, apuntando a la pared de un edificio. El cable no sigue a través de él.

Preocupada, giro la cabeza para mirar a Eric, que sonríe ampliamente, feliz. Eso me distrae por un instante, pero recuerdo que si no paramos me convertiré en pure de patatas.

- ¿ No deberíamos de frenar ya ?

- Aún no, iniciada - niega riendo, con la vista al frente.

Asiento nerviosa, cada vez estamos más cerca.

- ¿ Ya ?

- No.

Más cerca. Otro metro. Otro.

- ¡ Eric !

- ¡ No !

Agobiada, clavo mis uñas en sus manos y grito histérica :

- ¡ Calculando el desplazamiento con la velocidad que llevamos impulsada por nuestros cuerpos tenemos que frenar...

- ¡ YA ! - me interrumpe agarrando la manivela y tirando de ella hacia abajo para frenar con todas sus fuerzas.

Abro los ojos como platos y trago saliva, cubriéndome la cara con las manos inconscientemente mientras seguimos acercándonos al muro, aunque reduciendo velocidad.

El equipo se detiene con un molesto chirrido y Eric y yo quedamos suspendidos en el aire.

- Fin de trayecto, iniciada - susurra detrás de mi, y me recorre un escalofrío, no sé si por su cercanía o por la impresión de haber estado a punto de morir.

Eric suelta una palanca, y caemos al suelo, agachados de cuclillas.

- Gracias - me sonrojo considerablemente al estar tan pegados, aún sabiendo que lo ha hecho solo para evitar que acabara tumbada en la acera.

- No hay de que - sonríe divertido colocando un mechón rubio tras mi oreja.

Dios, me derrito.

Él se echa a reír, y por un momento temo que lo haya dicho en voz alta, pero no recuerdo haber abierto la boca.

- Anda, es tarde. Será mejor que volvamos a Osadía.

BETRAYALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora