One-Shot's Ppgz Y Rrbz

||Invisible||

Miyako's POV:

"Miyako... es hora de despertar" escucho la dulce voz de mi abuela, además de un par de leves golpecitos en la puerta de mi habitación. Abro mis ojos lentamente, emito un bostezo y sonrío. Observo la ventana junto a mi cama, pero debido a que ésta se encuentra cubierta por las cortinas, las corro y miro a través de mi ventana a la gran casa junto a la mía. Y ahí, con el cabello hecho un desastre y unas grandes ojeras, se encuentra el tierno chico por el cual me desvelo todas las noches, pensando en él y solo él. Sacude su cabeza un par de veces y se despeina aún más sus cabellos dorados, bosteza y sale de la habitación. No puedo evitar soltar un suspiro. Es que él es... único.

Me levanto de mi cama y bajo por las escaleras, para entonces encontrarme con mi abuelita con el desayuno preparado para mí. Termino de comer y me voy a bañar. Me pongo una blusa celeste de manga por el codo y con cuello en forma de v, una falda turquesa por encima de la rodilla, un cinturón color azul, unos zapatos de muñeca del mismo color que el cinturón y un broche en mi cabello -el cual recojo como todos los días, en dos coletas- azul. Además, de que como siempre, me arreglo bien -pero no uso maquillaje, prefiero ser natural- con un único objetivo, llamar aunque sea un poco su atención.

Salgo de mi casa y me dirijo a la secundaria, alegre por el maravilloso día y por poder verlo en clases. Observar sus bellos ojos celestes como el cielo, los cuales muestran su dulzura e inocencia, cosa que amo. No. A él es a quién amo. El problema es que siento que nunca lo notará.

Por fin, llego a la institución. Entro y busco el aula 23, en la cual me tocan las clases de ciencias. Coloco mi bolso en un asiento y saco mi teléfono celular un momento para enviarle un mensaje a mis amigas, pero me doy cuenta de que alguien coloca sus manos sobre mis ojos, impidiéndome así ver.

-Adivina quién soy -dice haciendo una muy mala imitación de un acento británico. Sonrío, sabiendo perfectamente a quién pertenece esa linda voz.

-Hola, Boomer -saludo, para luego soltar una risita y escuchar su suspiro de resignación.

-No es justo, siempre adivinas quién soy -quita sus suaves manos de mis ojos, suelta una risa y sonríe. Me volteo y lo miró a sus bellos ojos, los cuales brillan cuando él sonríe. Esa cálida sonrisa que cada vez que la veo me enamora más.

-Es porque no sabes fingir tu voz -digo entre risas. Él hace un pequeño puchero y se cruza de brazos. Vuelvo a reír al observar el tierno berrinche-. ¿Me acompañas a caminar? -le pregunto a mi mejor amigo con un brillo en mis ojos.

Y sí, el chico del cual me encuentro perdidamente enamorada, el que me hace suspirar, el que no me permite concentrarme en mis estudios ni me permite dormir en las noches, es mi mejor amigo. Solo que mi profundo secreto es que lo amo. En los muchos años que llevo de conocerlo, siempre lo he amado, pero él no se ha dado cuenta. Es como si me conociese y al mismo tiempo no.

-Claro, vamos -y hace un ademán para que lo siga.

Salimos del aula y comenzamos a caminar por los largos pasillos, ya que faltaban unos 20 minutos para que las clases comenzasen. Hablamos de temas sin importancia o cosas que nos gustan. Y es que él y yo tenemos muchas cosas en común, es como si él fuese como yo pero como chico o algo así.

¿Ustedes creen en lo que se dice que para cada chica hay un chico ideal? Sé que hay mucha gente que cree que esos son solo cuentos de hadas y cosas de chicas enamoradas, pero yo sí creo. Y en lo más profundo sé que Boomer es como para mí y yo para él, pero él no lo nota, porque...

-Amber... -escucho que susurra, paralizado. Miro en la dirección que el lindo rubio está mirando y la veo, caminando por ahí.

Amber Adams es la chica de la cual Boomer está enamorado desde que entramos a primaria. Y no lo culpo, pues ella es tan... perfecta. Sus ojos avellana, que brillan como luceros. Su sonrisa pura y sincera, con sus dientes blancos y perfectos como perlas. Su cabello liso color café claro con toques color dorado, el cual cae por su espalda hasta por encima de su cintura, siendo sujetado por una diadema anaranjada. Su piel bronceada perfectamente. Su maravilloso cutis, con su nariz respingada y labios rosados. Y para terminar, un cuerpo de envidia, el cual luce un vestido color amarillo con flores del mismo color que la diadema.