One-Shot's Ppgz Y Rrbz

||No llores||

Aún las lágrimas no se secaban, y algunas todavía tenían el descaro de salir.

¿Qué es lo que tenía? ¿Acaso ahuyentaba a toda la gente que se le acercaba? ¿Por qué solo no la mataban y ya? Eso sería mejor que romperle sus sentimientos en mil y un pedazos.

Simplemente otro chico la había rechazado, pero este fue un poco mas lejos; primero la besa y después le dice que no. Cruel y cruda realidad, ¡maldita realidad!

Las lágrimas no tardaron en volver a surgir llenas de rabia, impotencia, ingenuidad y sobre todo de una profunda tristeza. Sus amigas pensaron que era mejor dejarla sola, cuando en realidad las necesitaba a su lado para que le digiera que ese tonto chico no valía la pena, que era un tarado, que Kaoru le rompería la cara al verlo, necesitaba eso...necesitaba a alguien a su lado.

Una flor cayo en sus brazos que abrazaban sus piernas, Momoko miro hacia arriba maldiciendo a la persona que tuviera enfrente de ella.

-¿Te encuentras bien?-preguntó indiferente y mirando hacia otro lado, Brick se estaba preocupando por ella.

-¡No me molestes!-gritó por impulso y llorando mas fuerte- ¡Vete de aquí Brick!

El chico comenzó a caminar, Momoko solo volvió a acurrucarse.

Los truenos no tardaron en surgir pues una tormenta se avecinaba pronto, a ella no le importo en lo más mínimo y continúo en posición fetal, lamentándose cada lastimoso día de su vida.

Las gotas descendieron, y sorprendida miro hacia arriba al no sentir húmeda su cabeza, un paraguas la cubría y el que lo sostenía no era otro más que su enemigo, Brick.

-No es bueno llorar-desvió la cara hacia un lado, mostrando un lindo puchero- o tus ojos se hincharan.

Momoko sonrió un poco, Brick se sentó a su lado aun cubriéndola con el paraguas.

Ambos quedaron así, hasta que la lluvia bajo un poco y Brick se puso de pie yéndose sin decir ni una sola palabra, dejándola de nuevo sola y con un nuevo paraguas en la mano.

Momoko sonrió un poco sonrojada, sin esperar que a los cinco minutos sus amigas aparecieran con un paraguas rosa.

Pero,... ¡a la versión de ambos, eso jamás había pasado!

Srta. Diethel