||Kiss the girl||

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I

La primera vez que Boomer intentó darle un beso a Miyako fue cuando se encontraban ambos en la biblioteca de su escuela, después de entregar una libreta recién encontrada en el salón de clases.

Esa libreta, decorada con estampas y forros azules, hizo que sus hermanos comenzaran a burlarse de él, y le insistieran para que la devolviera personalmente. No tuvo otra opción que buscarla por el instituto para devolver aquella pertenencia de Gotokuji, la Powerpuff celeste.

Pasó diez minutos, si no es que más, intentando encontrarla por todos lados hasta que, harto, entró a la biblioteca de pura desesperación. Sólo así pudo verla caminar hacia el último pasillo de estantes llenos de gruesos libros de la sección de física, entrando en ese dichoso pasillo.

El menor de los Rowdyruff tragó saliva y apretó la libreta que sostenía, caminando hacia la dirección que Miyako había tomado. Estaba nervioso, no había por qué negarlo; a diferencia de sus hermanos mayores, él fue el primero en fijarse en las mujeres, si saben a qué me refiero.

La miró intentando bajar uno de los gruesos libros que no alcanzaba, parada de puntitas y estirándose lo más que podía. Al final, no lo logró y sólo lanzó un suspiro. Boomer se acercó a paso decidido y, estirándose sólo un poco, pudo alcanzar el libro por el que luchaba la rubia, haciéndola a ella sobresaltar.

―Aquí tienes ―comentó el rubio, formando una ligera sonrisa. Miyako, quien en ese momento había colocado sus manos en su pecho, no ocultando su sorpresa, sonrió y tomó el libro.

―Muchas gracias, Boomer ―contestó, riendo un poco y cerrando los ojos. Boomer no pudo evitar sentir que el corazón se le salía del pecho y que la sangre viajaba tan rápido por sus venas que se estancaba en sus mejillas. En algo tenía que ver la hermosa sonrisa de la chica, la otra proporción de su nerviosismo fue cuando se percató de lo cercano que estaba el rostro de Miyako al suyo.

Interpuso la libreta entre ambos rostros, haciendo sobresaltar a la chica de cabellos dorados.

―Ol-olvidaste esto en el salón. Sólo vine a devolvértelo.

Y sin más, Boomer dejó el cuaderno sobre los libros de los estantes y salió corriendo de la biblioteca, dejando un camino de polvo y muchas hojas volando detrás de sí, junto a muchas niñas despeinadas, gritando alteradas, aturdidas y enojadas.

Mas si sólo se hubiera quedado unos segundos más, hubiera podido ver el sonrojo de la chica mientras estrechaba el cuaderno contra su pecho y formaba una sonrisa.

II

La segunda vez que Boomer intentó besar a Miyako fue justo cuando la encontró en el supermercado, haciendo sus compras con una pequeña canasta mientras que el empujaba un carrito grande y cargado.

Lo único que detestaba de sus hermanos era que siempre lo obligaban a hacer las compras para la despensa. Después de alejarse un poco de sus papeles como villanos de la ciudad ―aunque siempre harían bromas a los ciudadanos, de eso no había duda― todos se ocupaban de diferentes cosas en la casa del mono que los creó. Y él siempre será quien haga compras y la cena.

Dejó de pensar en dónde mierda conseguiría las herramientas para Mojo cuando la vio a unos metros de distancia, intentando decidir cuál de los dos tetra pack de jugos de naranja llevaría. Sólo supo que era una señal para, por lo menos, hablarle y acompañarla.

―Te recomiendo el segundo: tiene un mejor sabor ―comentó luego de acercarse a la ojiceleste, haciéndola sobresaltarse y girarse bruscamente.

Al percatarse de que era Boomer, sólo suspiró y miró una vez más ambos envases. Asintió y metió a la canasta el recomendado por Boomer y dejó en su lugar el otro, caminando segundos después junto al rubio.

One-Shot's Ppgz Y RrbzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora