Capítulo 8

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¿NOVIO? ¿He oído bien? ¿¡Ha dicho que es MI novio!? ¡Ay que me da!

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¿NOVIO? ¿He oído bien? ¿¡Ha dicho que es MI novio!? ¡Ay que me da!

Menuda situación estoy viviendo.

Silencio. Creo escuchar unos grillos de fondo. La tensión se palpa en el ambiente. No sé cómo voy a salir de aquí.

-¿Por eso hiciste eso en la discoteca? ¿Porque estabas celosa de ver a este con otra tía? ¿Por eso te liaste conmigo? Sí, Adriana, vi como hablabas con él  en la barra y vi tu cara cuando llegó la rubia con la que estaba.

Me ha pillado, ahora sí que no se que decir. Miro a Kevin y veo que le ha cambiado la cara. Creo que está empezando a arrepentirse de todo lo que ha hecho por mí.

-¡No! ¿Cómo piensas eso? Lo que pasó fue un error que no debería haber pasado. Esa noche bebí más de la cuenta, y yo, lo siento - respondo. Aunque creo que no se cree mis disculpas.

- Bueno, creo que ya nos has molestado bastante por hoy. Es hora de que te largues - dice Kevin dirigiéndose a Luis. De aquí no va a salir nada bueno. No me gusta nada la cara que está poniendo Kevin. Nunca le había visto así. Es una mezcla de cara de enfado, celos y rabia; vamos, todo un cóctel molotov.

Dispuesto a marcharse, Luis se acerca a mí, y señalándome con el dedo dice:

-Esto no se va a quedar así, nadie se ríe de mí, Adriana...

Kevin, que al ver como Luis se acercaba a mí, se ha puesto a mi lado y sin despeinarse lo más mínimo, le suelta un puñetazo en la cara que hace que Luis caiga de espalda mientras brama:

-¡No vuelvas a dirigirte a mi chica así! ¡Y menos delante de mí!

¡Oh dios! Esto está yendo demasiado lejos. Rápidamente, sujeto a Kevin para que no vuelva a asestarle ningún golpe más. No sé ni cómo, ni cuándo han llegado toda esta gente, pero estamos totalmente rodeados de personas y trabajadores del restaurante. Algunas de estas sujetan a Luis para que no se acerque a Kevin, mientras otros, como yo, sujetan a Kevin. Después de esto, en este restaurante nos prohíben la entrada de por vida. La gente nos rodea, no me dejan ver a Luis, creo que lo han sacado fuera del restaurante, para evitar una nueva trifulca.

Poco a poco, la gente se va dispersando y nos quedamos solos, Kevin y yo. Este no me quita el ojo de encima y en su cara veo tensión. Sin más, me agarra del brazo y tira fuerte de mí hasta pegar mi cuerpo al suyo y me abraza fuerte. Mi corazón va a mil y noto como el suyo también.

Así estamos un rato hasta que los dos conseguimos tranquilizarnos

-Lo siento, esta no era la comida que tenía planeada. - me disculpo.

No me contesta, pero noto como asiente con la cabeza. Sin más pido la cuenta, pago y nos vamos. Con todo lo ocurrido se nos ha quitado el hambre a los dos. ¡Con lo bien que iba el día! ¿Por qué ha tenido que aparecer Luis precisamente hoy?

Caminamos en silencio por las calles. Vamos el uno al lado del otro, pero ni siquiera nos rozamos. Se acabó el buen rollo entre nosotros. Ya no aguanto la tensión que hay entre nosotros y sin esperarlo, Kevin habla:

- Lo que ha dicho ese tipo en el restaurante, sobre que te fuiste con él porque estabas enfadada por haberme visto con Lorena, ¿es verdad?

He esperado esta pregunta desde que salimos del restaurante, aún así, no sé que contestarle. Decirle que sí sería reconocer que me gusta y creo que no estoy preparada para ello.

-Sí, bueno, es complicado, preferiría no hablar del tema...

Kevin parece que lo comprende, pues asiente y no vuelve a mencionarlo.

-¿Podemos olvidar ese mal rato y volver a dónde lo habíamos quedado? Por favor... -le pido.

Kevin me mira, sonríe y vuelve a asentir.
Entonces hace algo que me descuadra totalmente. Me coge de la la mano corre hacia no sé donde. ¿Qué pasa? ¿Por qué corre? ¿Qué mosca le ha picado a este ahora?

De pronto entra un fotomatón y me hace sentarme en sus rodillas. Le miro, lo que ha hecho no me lo esperaba para nada. Vamos, que no le pega nada ser tan impulsivo, pero le miro a los ojos y en ellos veo que está relajado, le brillan y sé que ha olvidado lo ocurrido en el restaurante, o por lo menos, lo está intentando.

-Como tú me has regalado un precioso llavero de tu animal favorito - Dice sacándose el llavero del bolsillo y enseñándomelo.

-Yo te voy a regalar unas fotos de los dos para que no te olvides de mí - dice guiñándome un ojo.

Si me pinchan no sangro. 

-Tú si que no dejas de sorprenderme. -Le digo dándole un golpecito en la nariz con el dedo índice.

Kevin sonríe y metiendo una moneda para que funcione la cámara asegura:

- Creo que todavía te puedo sorprender mucho más.

Tiene razón, su respuesta me sorprende aún más, aunque no sé si es obsesión mía o él no se refería a este tipo de sorpresas.
Este no es el Kevin con el que yo he hablado otras veces. Riéndonos, nos echamos un montón de fotos, ninguna seria: sacando la lengua, poniendo morritos, riéndonos, con los carrillos hinchados... de todas las maneras posibles. Él está guapo en todas las fotos, yo en cambio, bueno, salgo,  que no es poco...

Seguimos echándonos fotos. Kevin ha descubierto que tengo cosquillas en el costado y no para de hacérmelas, ya estoy sin fuerzas de tanto reírme y girándome hacia él para hablarle:

-¡Para! ¡Por favor, para! Que al final me da un chungo tanto reírme. -le digo mirándole a los ojos. Nos quedamos callados. Sin poder evitarlo, mis ojos miran su boca y cuando subo la mirada veo que él está mirando la mía. Estamos pensado lo mismo. Y sin poder retrasar más lo inevitable, pego mis labios a los suyos y disfruto del momento que tanto he deseado. Esta vez no hay prisas.

El tiempo se detiene. No se cuanto tiempo puede haber pasado desde que nos metimos en el fotomatón. Pero no quiero que termine. Sé que Kevin está disfrutando del momento tanto como yo. Estoy segura de lo que estoy haciendo, quizá mañana me arrepienta pero hoy quiero pasarlo bien. 

De pronto, una voz femenina hace que bajemos del mundo de Yupi en el que nos encontramos:

-¡Ajam! -carraspea una señora.



Besos de esos #EDITDonde viven las historias. Descúbrelo ahora