Capítulo 14

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¿Cómo? ¿Kevin me ha contestado? Cuando levanto la vista veo como en su cara se dibuja un intento de sonrisa

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¿Cómo? ¿Kevin me ha contestado? Cuando levanto la vista veo como en su cara se dibuja un intento de sonrisa

-¿Kevin?¿Me escuchas? ¡Háblame por favor! - le ruego.Pero nada... Kevin sigue profundamente dormido. Quizá me lo habré imaginado.

Me quedo mirándole, debo recordar su rostro, sus manos, su cuerpo... Quizá sea la última vez que le vea... Durante un rato permanezco de pie junto a la cama, hasta que la voz de una enfermera con acento inglés me comenta en un perfecto español:

-Señorita lo siento, pero ya ha pasado el tiempo que se le permite estar con el paciente. Por favor, abandone la habitación. -Con resignación salgo... no se cuanto tiempo habré estado allí, pero para mí no ha sido suficiente.

Cuando salgo al pasillo, veo que allí me esperan Lola, Sofía, Lucía y Blanca con caras expectantes. Quieren saber como he visto a Kevin.

El nudo que permanece en mi estómago desde que recibí la llamada de Lola asciende hasta mi garganta y sin poder evitarlo lloro. Todas corren a consolarme. Sé que no debo llorar. Debo ser fuerte. Sé que Kevin saldrá de esta. Tiene que salir.

Rápidamente se seco las lágrimas y les digo a las mujeres que me miran con preocupación:

- Creo que me ha dicho algo. No estoy segura, pero quiero pensar que sí.

-Pero, ¿qué es lo que te ha dicho? -me pregunta Sofía mientras me agarra de las manos.

- No le he entendido pero me ha parecido oír su voz...  -le miento, no quiero que sepan que le he dicho te quiero y tampoco  lo que él me ha contestado.

Está muy nerviosa, le tiembla el pulso y yo, para darle ánimos aprieto sus manos con las mías para después darle un abrazo.

-Saldrá de esta, Kevin es fuerte - le confieso al oído mientras seguimos abrazadas.


Han pasado varios horas y no hemos vuelto a saber nada del estado de Kevin. Eso es buena señal, por lo menos no ha empeorado.  Estamos las cinco sentadas en la sala de espera cuando de pronto un hombre uniformado llama nuestra atención.

-¿Señora  Sofía Martínez? -pregunta  en un perfecto inglés el desconocido. Se trata de un policía.

-Sí, soy yo. Dígame agente, ¿se sabe ya quien  ha sido el causante de todo esto? - le pregunta Sofía. En su voz puede notarse la rabia que le da toda la situación.

-No aún no señora, pero hemos encontrado el arma con el que se  disparó. Este arma está a nombre de Frederic Oslon, por lo que estamos muy cerca de descubrir quién ha podido ser la persona que disparó a su hijo. - Cuando el agente de policía pronuncia el nombre, las caras de Sofía, Lucía y Lola se descomponen... ¿Frederic  Oslon? ¿Quién es ese? Blanca y yo nos miramos sin entender nada. Lola  que ve el desconcierto en nuestras caras, rápidamente nos saca de dudas:

-Frederic era el ex marido de Sofía. El padre de Kevin y Lucía - nos aclara Lola.

-No tía, ese señor no es nada nuestro. Nunca lo ha sido. - contesta de pronto Lucía.

- Pero eso es imposible agente, Frederic murió hace dos años - le responde entonces Sofía al agente.

-No estoy diciendo que sea él, pues es del todo imposible. Pero esto es una gran pista que hace que el círculo de sospechosos se cierre de manera considerable. Por ahora no le puedo comunicar nada más. Pero con cualquier novedad vendré a informarle. Qué pasen un buen día señoras.

-Gracias agente - se despide Sofía y a continuación, este se gira y desaparece por los pasillos del hospital.

No me atrevo a preguntar qué fue lo que pasó con el tal Frederic Oslon. Se por sus gesto que hablar de él les incomoda. Sé lo poco que me contó Kevin el día que fuimos a comer, que este señor, maltrataba a Sofía y Lucía, y Kevin se pasó la vida protegiéndolas a ambas de este degenerado.

Después de la visita policial, el ambiente es más tenso. Noto la preocupación en las caras de las tres mujeres y Blanca y yo como podemos las animamos, aun que en realidad nuestros esfuerzos no sirven de mucho.

Cuando anochece, después de discutir con Lola y Sofía, pues querían que nos fuésemos a casa de esta, Blanca y yo, las convencemos de que lo mejor es  ir a buscar un hostal para poder ducharnos y dormir un poco. No he conseguido pegar ojo desde que tuve la pesadilla en avión y el cansancio me puede. 

Al salir del hospital, a pocas calles de este, encontramos un pequeño hostal en el que nos quedamos. Una vez nos dan las llaves de la habitación. Me meto en el cuarto de baño y me dispongo a ducharme. Una ducha me despejará. Una vez me he desnudado, entro en la bañera y me coloco debajo del chorro de agua caliente. Durante un rato pienso todo lo que me ha sucedido en este último mes. A pesar de todo lo que me ha sucedido, Kevin ha hecho que lo sepa llevar mejor. Y ahora él está aquí, en el hospital, grave, y yo no sé que hacer para devolverle toda la ayuda que él me ha prestado. Pienso en quién le ha podido haber hecho eso, pues según ha dicho Sofía, Frederic murió hace un par de años y Kevin no tiene pinta de tener muchos enemigos. Todo esto me sobrepasa. Nunca creí que me encontraría en una situación así, y en  la soledad de la ducha, me permito llorar. Después de veinte minutos bajo el agua, y ya con los dedos arrugados, salgo de esta y me pongo la ropa que he traído para cambiarme. Cuando salgo del baño, veo que Blanca se ha quedado dormida. Pobre, no ha pegado ojo desde ayer. Por lo que decido no despertarla y le quedo una nota diciéndole que me voy al hospital.

Al salir del hostal, un frío me recorre todo el cuerpo. ¡Joder! Nunca me podría acostumbrar al frío de Londres. No hay ni un alma por la calle y tan solo son las diez de la noche. Me da un poco de miedo ir por aquí, por lo que acelero el paso, no vaya a ser que me encuentre con algún desgraciado.  En menos de diez minutos estoy en la puerta del hospital. ¡Dios mío! Si llega a estar más lejos me da un chunguele.

Llego hasta la planta en la que se encuentra Kevin y allí siguen Sofía, Lucía y Lola sentadas en la sala de espera. Lola al verme se levanta y viene hacia mí.

-¡Mi niña! ¿Qué haces aquí? Pensé que te quedarías a descansar un rato. No has dormido nada... - se preocupa Lola.

-No podía quedarme allí. Además no habría sido capaz de dormir.. -confieso.  Lola aunque en un principio pone mala cara, al final acaba entendiéndome.


Pasan tres días, Kevin sigue estable dentro de la gravedad y no ha vuelto a haber noticias sobre el causante de lo disparos. Ayer, con mucho esfuerzo, convencí a Blanca para que volviera a España, yo estaría bien aquí y no me iría de aquí hasta comprobar que Kevin esté fuera de peligro.

Son las doce de la mañana. Estamos las cuatro mujeres sentadas en la sala de espera cuando, de pronto un médico entra corriendo en la sala:

-¿¡Familiares de Kevin Martínez!?

El corazón se me paraliza.

Besos de esos #EDITDonde viven las historias. Descúbrelo ahora