-¡Sí! -contestamos las cuatro al unísono mientras nos levantamos y nos dirigimos hasta donde se encuentra el médico.
-Las cosas se han complicado. El estado de salud de Kevin ha empeorado. Presenta una hemorragia interna que está dañando el sistema respiratorio, por lo que es necesario una intervención de urgencia. Les debo decir que se trata de una operación de mucho riesgo. Pero es nuestra última oportunidad para salvar la vida de Kevin. -Los ojos se me llenan de lágrimas. No puedo creer que esto esté pasando. Kevin no puede morir. No ahora. No me permito llorar, no puedo, tengo que ser fuerte por las tres mujeres que me rodean. Les miro, Sofía llora mientras abraza a Lucía y yo sin pensármelo dos veces abrazo a Lola y la consuelo.
-Opérale señor, salve la vida a mi hijo. -dice Sofía abrazada a su hija.
El médico asiente y se vuelve hacia la zona donde se encuentra Kevin y nos quedamos solas de nuevo.
-Mi niño se muere. -llora Sofía.
Incapaz de aguantar las lágrimas ni un minuto más, me separo de las mujeres y me meto en el baño. Una vez sola, me permito llorar
-No puedes dejarme ahora Kevin.- digo mirándome al espejo
-Ahora no...
Una vez he echado todas las lágrimas y me he calmado, salgo del baño y me encamino hacia donde están las demás. Parece que han conseguido calmarse un poco, pero aún veo el miedo en sus rostros.A los pocos minutos, sale un médico y nos informa de que empezarán la operación en ese momento y nos anuncia de que será larga, durará entre unas ocho o diez horas. Una vez dicho esto, se vuelve hacia donde estaba.
Las horas no avanzan, no dejo de mirar el reloj cada cinco minutos. Creo que nunca se me han pasado tan largas las horas. Esto es desesperante.
Cansada de mirar el reloj, decido llamar a mi madre.
Al tercer toque me lo coge.
-¿Sí? - contesta mi madre al otro lado del teléfono.
-Hola mamá, ¿qué tal estás?
-Hola hija, preocupados por tu amigo, ¿qué tal está? - me pregunta mi madre.
-Le están operando de urgencias. Ha empeorado y no han tenido más remedio que meterle a quirófano.
- Hija no te preocupes, verás como sale todo bien...Ahora mismo voy a poner una vela a la virgen para que le proteja. - me contesta. Mi madre y sus vírgenes, pienso mientras pongo los ojos en blanco.
- Y tú hija, ¿cómo estás tú?
- Bueno pues la verdad que no muy bien... tengo ganas de ver a Kevin bien... - le digo mientras se me crea un nudo de emociones en la garganta. Pero como puedo me lo trago, no puedo preocupar a mi madre.
Durante algo más de una hora, seguimos hablando de diferentes cosas. Le pregunto por Pipís y me dice que se ha adueñado del sofá y ya no deja que se siente nadie a no ser que sea Raúl. Hablar con mi madre me despeja y hace que por un momento, deje de pensar en todos los problemas que me rodean.
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Besos de esos #EDIT
Literatura FemininaSi a Adriana le hubieran dicho que su vida iba a dar un cambio de ciento ochenta grados, quizá hubiera tomado por loco a quien lo dijese. Su vida era de los más normal, demasiado monótona a veces, levantarse a las siete, salir de casa a las ochos...