Capítulo 10

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 No me muevo

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 No me muevo. No reacciono. No soy capaz de articular palabras. Esto sí que no me lo esperaba.

-¿Adriana? ¿Te pasa algo? - me pregunta Kevin con cara de preocupación.

-Tú... tú... estás aquí, en mi puerta, con un misi... - murmuro como puedo.

-Sí... aquí, en frente de ti, ¿no me ves?
-Pero... Pero ¿por qué? - digo señalando al gatito.
-Como tú me has regalado a tu animal favorito, yo te regalo mi animal favorito -dice enseñándome al gatito minúsculo.

-¡Ay que me mueroooo! - grito mientras me tiro a su cuello a abrazarle.

-¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias! - le digo mientras le besuqueo por toda la cara. Kevin no para de reírse.

-¡Jodeeer! El gato se acaba de mear encima de mí - maldice Kevin mientras me da el gato y para limpiarse como puede el pipí que le acaba de echar el gatito.

Sin poder aguantarme más la risa, suelto al gatito en el suelo y me carcajeo delante de él.

-¡Deja de reírte y ayúdame a limpiarme! - exclama enfadado.

Sin parar de reírme me acerco al baño y cojo un montón de toallitas y vuelvo a donde está Kevin riñendo al gato:

-¡No me vuelvas a hacer esto! ¡Eso no son los modales que yo te he enseñado! - Les observo y veo como el gato mira a Kevin sin entender nada mientras este le riñe. ¡Está para una foto! y sin pensármelo dos veces, saco mi móvil del bolsillo y le hago una foto. Tengo el móvil en sonido por lo que, al echar la foto, suena el sonido de la cámara y Kevin se da cuenta.

-¿Que acabas de hacer? -me pregunta y se acerca a mí con una sonrisa. Vaya ya se le ha pasado el cabreo del pipí.

-Nada -contesto intentado aguantarme la risa

- Enséñame la foto que me acabas de hacer.

-¿Yo? No te he echado ninguna foto - le digo sonriendo.

-Vamos Adriana, enséñamela -dice pegándose a mí.

-¡Arggg! No te acerques a mí que me vas a machar de pipí de gato.

-¿Ah sí?

Entonces Kevin se pega a mí y siento lo mojado del pis en mi tripa ¡Arggg! ¡Qué asquirri!

-¡KEVIIIIIN! ¡Por dios que asco! - le grito mientras él se ríe. De pronto me besa de una forma que hace que se me nuble hasta el pensamiento.

-¿Quieres que me separe? -me dice entre beso y beso. Así pasamos unos minutos, hasta que soy consciente de que estamos en la entrada  de mi casa con la puerta abierta de la calle. Me estoy ganando a pulso ser la comidilla de todas las cotillas del bloque. Por lo que, separándome de él le digo:

-Toma anda límpiate y pasa.

Una vez nos limpiamos, cojo a mi pequeña bolita blanca e invito a Kevin a pasar al salón . Al entrar, Laura se da cuenta de la cosita tan cuqui que llevo entre las manos y rápidamente empieza a hablar balleno con el gato.

-¡Pero quién es esta cosita tan bonita que traes aquí! ¡Holaaa bonitooo! !Holaaaa! Yo soy tía Laura. Sí... ti-a La-u-ra.

Al ver a Laura hablando ballena con el gatito, pongo los ojos en blanco y mirando a Kevin que veo que la mira extrañado le susurro:

-No te asustes, es siempre así.- Laura me oye y rápidamente contesta:

-¿Cómo? ¿Qué has dicho,Adriana? ¡Repítelo en alto si te atreves, valiente! -intenta sonar enfadada, pero no lo consigue.

-¡Qué estás muy loca! Pero no te preocupes, yo te compré así - le digo mientras le doy un beso en la mejilla.

Kevin está alucinando con nosotras, normal, no estamos muy bien de la cabeza.

-¿Has visto lo que ha traído Kevin?

-¡Tía es precioso! ¡Me encanta! ¿Cómo se llama?

-Pues no le he puesto nombre todavía. No sé si es macho o hembra.

-Es una gata - contesta Kevin

-Pues la voy a llamar Pipí, ¿adivinas por qué? - le pregunto a Kevin y este como contestación me da un azotito en el trasero que hace que le eche una mirada acusatoria y este se encoja de hombros y me sonría como respuesta, entonces yo me derrito ...

Durante un buen rato hablamos los tres de nuestro trabajo y los estudios hasta que Laura se va a dormir quedándonos los dos solos con Pipí en el salón. Saco las cosas que había guardado de Gucci y preparo la camita a mi Pipí. 

-¿No me habías dicho que tenías que volver a Londres hoy?

-Sí, a esta hora debería estar aterrizando en Londres, pero al leer tus whatsapp cancelé mi vuelo. No podía irme sin despedirme de ti.

¡Ayyyy que me derrito! ¡Imposible no enamorarse de él!

- ¡Oh dios! Es la cosa más bonita que han hecho por mí. -confieso mientras me acerco a él para darle un piquito.

Kevin lo acepta gustoso y después de ese piquito viene otro, y luego otro y cada vez los picos se alargan más hasta que termino sentada en su regazo.

- No sabes lo que me alegra haberte quitado el taxi ese día - confieso entre beso y beso.

Kevin asiente y me besa con más intensidad. Sus manos bajan por todo mi cuerpo. Lo toca y me acerca más a él, y yo, gustosa lo dejo. Poco a poco, la temperatura sube entre los dos y ya con las respiraciones agitadas, Kevin se levanta del sofá conmigo aún encima. Para no caerme, enrosco las piernas alrededor de su cintura y se dirige hasta mi cuarto.

Durante todo el camino, no dejamos de prodigarnos besos. Cuando llegamos a la habitación, con una mano empujo la puerta y me bajo al suelo y poco a poco nos vamos despojando de toda la ropa que nos sobra. Nos besamos, nos tocamos y cuando la impaciencia nos puede, sucede lo que llevo tiempo deseando.


Tengo calor. Mucho calor. Me despierto. Estoy sudando. Me giro y me doy cuenta de que Kevin no está a mi lado. ¿Me lo he soñado? Pero me giro, y entonces huelo la almohada. Mmmm, me huele a él. No ha sido un sueño, pero, ¿dónde está? Salgo de la habitación en su busca. Cuando llego al salón, le veo, vestido solo con los bóxer mientras acaricia la cabecita de Pipí que está dormida en su camita. Sin hacer ruido me acerco y me siento a su lado.

-Hola, ¿qué haces aquí? - pregunto. Pero Kevin no me mira, está serio. No parece el mismo que hace tan solo unas horas me hacia el amor.

-Kevin, ¿te pasa algo? - insisto. Pero obtengo la misma respuesta. Silencio.

- Kevin, ¿me puedes contestar por favor?

Nada, no contesta. Aún así, me quedo sentada a su lado esperando a que se decida a hablar.

Me estoy quedando dormida sentada en el suelo, Kevin no ha dicho ni mu. No se que le pasará por esa cabecita de guiri. Entonces veo que levanta la cabeza, me mira y en sus ojos se refleja la luz del pasillo y me doy cuenta de que tiene los ojos vidriosos ¿ha estado llorando?

-¡Oh dios mío Kevin! ¡Contéstame por favor! ¡Dime que te pasa! - insisto pero sigue callado

Cansada de estar perdiendo el tiempo, pues no me va contestar me levanto del suelo. Pero antes de ponerme de pie, Kevin agarra fuertemente mi mano. Al girarme hasta donde está el veo temor en su cara. Entonces, por fin habla:

-No te vayas, no me dejes.

Besos de esos #EDITDonde viven las historias. Descúbrelo ahora