El dolor ha cesado. Muy despacio, voy abriendo los ojos pero la gran cantidad de luz me ciega y tengo que volver a cerrarlos. ¿Dónde estoy? Escucho cómo varios pájaros cantan a mi alrededor y una brisa fresca me da en la cara. Entonces soy consciente de que estoy echada sobre una hierba muy fresca. ¿Estoy en un parque? Poco a poco mis ojos se acostumbran a la luminosidad del lugar y consigo abrirlos con facilidad. Yo he estado aquí antes pero ¿Cuándo? Despacio me incorporo hasta quedar sentada en el césped. ¿Dónde está mi enorme tripa? Y ¿mi bebé? ¿Qué ha pasado con Kevin? Mis nervios se disparan y rápidamente me incorporo. Necesito respuestas. Pero allí no veo a nadie.
Ya sé donde estoy. Este es el parque en el que estuve bailando con Kevin esa preciosa noche meses atrás. ¿Qué hago aquí? ¡Necesito que alguien me diga qué ha pasado!Doy vueltas y vueltas sobre mí misma en busca de alguien que me explique qué narices pinto yo aquí. Y entonces, en un banco, no muy lejos de mí hay un señor mayor echando de comer a las palomas. Sin pensármelo dos veces voy hacia él.
No hace falta acércame mucho para averiguar quién es. ¡Mi abuelo!
- ¡¡ABUELO!! –grito y comienzo a correr hacia él.
Mi abuelo al oírme se gira y una sonrisa se dibuja en mi cara. Sigue igual que la última vez que le vi.
Mientras corro hacia él, no puedo reprimir la emoción de volver a verle y varias lágrimas salen de mis ojos. Cuando llego donde está. Le abrazo tan fuerte que creo quedarme sin fuerzas.
- No llores mi vida – dice mientras acaricia mi cabeza.
Pero es imposible y ríos de lágrimas surcan ahora mis mejillas hasta caer en la chaqueta marrón de mi abuelo. Su chaqueta preferida. Mientras le abrazo vuelvo a recordar su olor, ese tan peculiar que quedaba en él su perfume favorito.
Durante un rato seguimos abrazados hasta que por fin mis lágrimas cesan.
- ¿Dónde estamos? – le pregunto mientras nos sentamos en el banco. Mis ojos comienzan a mirar alrededor en busca de respuestas.
- En un lugar muy especial, cariño.
- Pero, no entiendo nada abuelo. Yo.. yo estaba con Kevin y Guisantito quería nacer y me desmayé. Y ahora no está... - entonces un pensamiento me hiela toda la sangre. Me da miedo hacer la pregunta, pero debo saberlo, debo enfrentarme a ello – abuelo... yo... ¿yo no... habré muerto? – titubeo.
-No mi vida, aún te quedan muchas cosas por vivir – contesta mi abuelo con una sonrisa en la cara.
- Entonces ¿qué hago aquí?
-Perdonarte a ti misma.
Su respuesta me descoloca totalmente, ¿perdonarme? Pero no necesito pensar más. Sé porqué estoy aquí. Mi abuelo. Él es el motivo de todo esto.
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Besos de esos #EDIT
ChickLitSi a Adriana le hubieran dicho que su vida iba a dar un cambio de ciento ochenta grados, quizá hubiera tomado por loco a quien lo dijese. Su vida era de los más normal, demasiado monótona a veces, levantarse a las siete, salir de casa a las ochos...