Domingo 13 de agosto

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Qué desilusión, tuve más acción ayer por la noche que hoy en todo el día.

La clase de paracaidismo sí se dio, y fue la cosa más aburrida que he escuchado. No puedo decirte que fue una total pérdida de tiempo, porque al menos todos estuvimos allí y hablamos entre nosotros; pero fue una rotunda y gran desilusión. No me quedaron ganas de volver, pero aún faltan cuatro clases más, tres de ellas de... teoría (por llamarlo de alguna forma), y la última es un ejercicio de campo. En cuanto al gran día de ese salto de paracaídas, esperamos que sea para el martes.

Ayer antes de dormir no hacía más que pensar en mi familia Irlandesa y en la mujer que estoy viendo en blanco y negro. No sé por qué, pero no me asusta y a la vez sí. Ya sabes, esto del cáncer no es un tema fácil, y no es el hecho de estar muriendo lo que te preocupa, porque a veces simplemente lo ignoras, y aunque sabes que no estás preparado para morir (y aquí ente nos, ¿quién en su sano juicio está preparado para eso?) lo que de verdad te enferma (o me enferma) son dos cosas:

1) La increíble fatalidad que se le da a esto. Nos miran como si nuestro tiempo ya hubiese acabado desde el diagnostico. Las miradas me enferman, me molestan, me... No lo sé, me cohíben. Los miro a los ojos y de algún modo sé que mi hora ha llegado.

2) Por alguna razón siento que las personas con cáncer no son tomadas en serio. Es solo un sentimiento, viene de la panza, y eso me molesta.

Giré mucho en la cama y sentí que la mujer en blanco y negro aparecía de nuevo, me levanté y allí estaba, con libros en mano. La luz de la luna iluminaba su cuerpo, pero no su cara. Hice la señal de la cruz pensando que era un demonio, y el vello del cuerpo se me erizó; pero allí estaba ella, recorriendo la habitación con los libros en mano hasta que se detuvo cerca de la cama y se sentó en la orilla.

Respiré y traté de calmarme, pero antes de moverme la oí llorar hasta que finalmente desapareció. Me levanté rápidamente y corrí al baño. No quería orinarme en la cama. De regreso me topé con la foto familiar, y de nuevo no me sentí parte de la familia.

Quizá si conozco a los de Irlanda me sentiré parte de esto. Quiero conocer a mis abuelos, y a mis tíos (ojalá que no sean como el Tío Geoffrey). También quiero creer que tengo primos que saben que existo, aunque no es muy probable. Quiero saber por qué el viejo Wolff escogió ir a Irlanda y por qué abandonó Alemania; quiero saber si los sobrinos que jamás conoceré abandonarán El País para irse a Estados Unidos, o Argentina, o Venezuela, o si decidirán volver a Europa. En fin, quiero conocer de dónde vengo para saber por qué las decisiones de mis antepasados me condujeron a este pueblo.

Quise buscar información sobre mis orígenes, pero la verdad es que ya no hay tiempo. No puedo dedicar lo que me queda a ese tipo de cosas. Creo que así se sienten los viejos cuando dicen que ya son muy mayores para hacer algo; lo que les preocupa no es la edad, es saber que ya no hay tiempo para lo que les queda por hacer. Igual, no me molestaría ver por primera vez a los de Irlanda, así que añadí a la lista que quiero conocerlos.

Ayer, como te dije, me pasé gran parte de la noche reflexionando, y saqué una hipótesis algo descabellada de los viajes en el tiempo. Hasta ahora solo se la he explicado a Joanna y a Luis. Ellos la tomaron muy normal, y por normal, me refiero a que dijeron: claro, y se alejaron poco a poco hacia otros asientos. También se lo expliqué a mi nuevo profesor (en realidad él escuchó cuando lo contaba por primera vez). Estuvo de acuerdo conmigo y, antes de saber mi nombre, comenzó a añadir ejemplos de las fracturas en el tiempo y de realidades alternas.

Aquí está mi hipótesis del tiempo. Por favor, piensa que existe una máquina del tiempo y que por lo tanto, podemos viajar a través de él:

Primero pensé en qué pasaría si yo viajase en el tiempo para asesinar a mi abuelo, antes de que tuviera a mi padre. Luego pensé que si lo hubiese asesinado, entonces yo no estaría aquí escribiéndote, y de allí, salieron dos suposiciones:

1: Los viajes en el tiempo son como un gran televisor cuando no tienes el control: puedes ver, pero no cambiar de canal. Las acciones que desarrollemos en el pasado no afectarán al futuro, porque, si yo viajo al pasado, y efectivamente asesino a mi abuelo, ¿entonces cómo pude viajar? Eso significa que la acción (en este caso asesinar) jamás fue realizada, y si la acción jamás fue realizada, ¿entonces quién mató a mi abuelo? Es como caer en un auto que solo da vueltas en círculo.

2: No sería un viaje hacia el pasado, sino un viaje hacia el pasado de otra dimensión. Si quiero asesinar a mi abuelo, entonces viajo al pasado y lo asesino. Esto eliminaría a mi yo de esa dimensión, y mi yo (mi yo, yo) puede viajar al pasado y volverlo a hacer en otra línea de tiempo. Por lo tanto, no existiría un viaje hacia el pasado de esta realidad; sería un viaje hacia el pasado de una realidad alterna a la nuestra, un viaje hacia un pasado interdimensional.

Antes de que Luis y Joanna se alejaran diciéndome claro, Luis dijo:

—¿Y por qué quieres asesinar a tu abuelo?

—Oh no, es solo una suposición.

—Darwin, ¿te has estado drogando? —preguntó Joanna.

—¡¡¡Cielos, no!!!

—Claro —dijeron los dos al mismo tiempo, y se alejaron.

Lo cierto es que pensé en esta hipótesis suponiendo que La Mujer en Blanco y Negro no es una visión, sino un espíritu que ha venido para perseguirme en mis últimos días. Tal vez antes de morir diseñe la máquina y viaje al pasado para asesinarla, porque parece que el espíritu está más arraigado a mí que a cualquier lugar, pero ¿por qué querría matarla y cómo se construye una máquina para viajar en el tiempo? Estas son preguntas que ni siquiera Google puede responder.

Sabes, ahora que lo pienso, ¿qué tiene que ver lo del mal clima con las clases de paracaidismo? No lo entiendo; no vemos las clases montados en un avión, o en una nube. ¡¡¡Lo hacemos en un salón!!! Ahora estoy decepcionado y molesto. Hasta mañana, Richard Parker.

Un instante FelizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora