Martes 24 de Octubre

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Hoy tuve una fuerte discusión con Andrew que amenazó con tumbarme en cama. Andrew tiene la estúpida idea de que estoy enamorado de Elena. Esta mañana parecía un niño, por tantas veces que dijo: te gusta, yo lo sé. Lo repetía una y otra vez, y era, francamente, muy irritante. En algún momento perdí el control y lo tomé de las muñecas.

—Basta, compórtate. Ella no me gusta.

— ¿Entonces por qué se te iluminan los ojos cada vez que la ves?

—Porque... —Porque cada momento que paso con ella, me hace recordar a Emily Brent— Ella es la única persona de mi edad en este tren, y es la única persona —Que me hace sentir que no estoy muriendo—, con la cual puedo tener una conversación sin que esa estúpida mirada que cargan tú y mamá aparezca.

—Pero tu mirada. No seas gallina Darwin, si te gusta solo dilo.

Le apreté más la muñeca, hasta un punto en el cual, el semblante de Andrew adquirió un tinte de dolor.

—No vuelvas a repetir eso.

Andrew colocó su otra mano en mi brazo.

—Si me sigues apretando de esta puñetera forma...

—¿Me romperás el brazo? ¿En serio le harías eso a tu pequeño hermanito con cáncer?

Los ojos de Andrew se abrieron de par en par, y su mano me apretó con mucha fuerza. Fuerza que luego disminuyó hasta ser nula.

— ¿Tan insensible te has puesto?

Nos soltamos y salió al andén. Luego, cuando todos los pasajeros subieron para que el tren siguiera su trayecto, Andrew me pasó por un lado sin siquiera mirarme. Me dirigí a mi compartimiento y allí me tiré en la cama. Todo de nuevo se nublaba, y a la vez se hacía más claro.

Richard, estoy siendo muy dramático con todo esto, o al menos eso me dije. Pero es que me perturba la idea de que todo lo que no quería hacer ahora lo hago; es como si todo lo que te había dicho hasta ahora, fuese solo mierda, y la mierda no es más que eso. Es como venderlo todo; pero no puedo cambiar lo que ahora siento, porque no sé cómo hacerlo; no hay una fórmula para sentirse mejor, no hay un libro que te diga cómo hacerlo, y si los hay, están llenos de puras patrañas. Me repugna; me da mucha rabia, pero sobre todo me aterra que de verdad me guste Elena.

Tal vez te parezca estúpido, o tal vez me entiendas, pero si ella me está gustando, eso significa que jamás amé con la fuerza que creí amar a Emily; tal vez fue un amor pasajero, y no quiero eso. Emily estuvo presente en todos mis pensamientos, en casi todo lo que te escribía, y no puedo apartarme de su recuerdo, eso sería... eso querría decir que estoy totalmente vacío por dentro, que estoy seco, y que solo tengo un trastornó emocional que solo busca llenar un vacío en mi pecho con la ilusión y con el dolor que conlleva amar a alguien. Y ese hecho, cortaría lo poco que ahora siento, y me dejaría más vacío de lo que me encuentro ahora. Así que de algún modo me aferro con las pocas fuerzas que me quedan a ese trastornó emocional.

No, Richard, ella es mi instante feliz. 

Un instante FelizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora