Lunes 31 de julio

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Hola, Richard Parker, hoy descubrí algo, pero no estoy preparado para decirte. No sé cuándo esté preparado, tal vez nunca lo esté. Tal vez lo que hoy descubrí sea mentira, una mala broma de...

Pero me pasó algo chistoso. Te contaré:

Hoy me quemé las manos.

Hubo una fuga de gas; mi padre la reparó, pero mucho antes yo había dejado las hornillas encendidas, ¿comprendes? No había gas, pero las perillas decían que el horno estaba encendido; solo le faltaba una chispa de fuego para que encendiera. Entonces pasó así muchas horas, hasta que mi padre reparó la fuga y, Joanna (si no la recuerdas ella es mi amiga, te la mencioné hace un par de días), vino a cocinar, específicamente a preparar un pastel. Me pidió que encendiera el horno, a lo que yo accedí, y cuando fui a encenderlo ¡salió fuego! ¡¡¡No te miento, literalmente salió del horno y me quemó la mano derecha, las pestañas y una parte del cabello!!!

Joanna no hacía más que reírse mientras yo gritaba. Afortunadamente no llegó a ser nada, y te estoy escribiendo con una parte del cabello más corta que la otra, y con una ampolla en el dedo anular. Además de eso, Joanna vino a hablar más que todo. Le comenté que Andrew tuvo una conversación con James sobre ella, y me preguntó sobre eso. Se lo relaté como te lo voy a relatar a ti:

James estaba en la sala, leyendo un ejemplar del periódico local. Andrew veía la tele, un programa de comida, pues, no encontraba el control remoto. Este programa de comida le recordó a Joanna, y entonces le dijo a James:

—La amiga de Darwin vendrá pasado mañana a cocinar. Creo que quiere estudiar agricultura.

—¿Disculpa? —preguntó James, dejando el periódico a un lado.

—Agricultura, hermano —Señaló la televisión—, el estudio de la comida y cómo se hace.

—¡¡¡Gastronomía, imbécil!!! —gruñó James, al tiempo que tomaba el periódico de nuevo y se lo lanzaba en la cara.

—Cierto. Agricultura es lo de las agujas.

—¡¡¡Apicultura!!! Agricultura es de la tierra, y no tiene nada que ver con eso.

Luego de eso Andrew se fue a su habitación.

Cuando regresamos James nos contó todo, y los tres no hacíamos más que burlarnos de Andrew.

Terminé de contárselo y no paramos de reír. Ella me dijo que sabía que Andrew era tonto, pero que esta vez la había impresionado, entonces reímos por un tiempo hasta que las risas pararon, y ella me dijo:

—Mamá está embarazada.

Yo quedé impresionado, no, impresionado no es una palabra que defina como quedé... Tal vez anonadado... Sí, tal vez.

—Les dije que no lo tuvieran, pero no me hicieron caso —continuó, con la vista clavada en el sol que poco a poco se iba ocultando—, y no quiero un hermanito, ya tengo una hermanita.

—¿Y se lo dijiste?

—Claro que sí, y mamá preguntó que por qué no le había dicho antes, entonces yo le recordé cuántas veces se lo había dicho

—Puede que lo pierda... solo es un feto —murmuré.

—Creo que va a ser un varón, lo presiento. Además, ella siempre quiso tener tres hijos.

—Ahora los tendrá.

—Sabes, creo que soy egoísta con esto, es decir, ¿sabes cuántas cosas no tengo porque mis padres lo dan todo por mi hermanita? He perdido muchas cosas, Darwin, y no solo material; a veces no tienen tiempo para mí. Ahora con el nuevo bebé... —Quise repetir que solo era un feto y que en cualquier momento lo podría perder; pero al pensarlo me pareció demasiado cruel—. Si sale varón, entonces lo criaré como todo un hombre.

Reí y le recordé que ella no era la madre. Entonces comenzamos a reír, y no hablamos sobre la escuela de música, o sobre la secundaria; solo éramos dos amigos riendo en un sombrío atardecer.

Un instante FelizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora