Lafayette, marzo de 1980, 3 años más tarde.
Habían pasado casi cuatro años desde mi llegada a Lafayette. Estaba en la recta final de mi último curso en el instituto, cada vez estaba más cerca de poder lograr mis metas. Tan sólo quedaban un par de meses más para ello. La vida en Lafayette seguía igual. Aunque se había modernizado un poco, Lafayette seguía siendo un lugar rural. Seguía siendo el mismo lugar tranquilo de siempre, un lugar en el que la paz se respiraba en todos sitios. Bueno, en casi todos.
Todo el mundo en el pueblo conocía a William Bailey, y no precisamente por ser el hijo mayor de un ferviente feligrés de la parroquia local. Mi querido amigo William se había convertido en un joven algo problemático y muy rebelde. William seguía sacando buenas notas en la escuela, pero no tan buenas como acostumbraba. Había pasado de ser un niño bueno a un chaval que estaba metido constantemente en líos con las autoridades locales. Ya era casi una rutina que Jeffrey y yo tuviéramos que ir a casa de William a darle explicaciones a su madre de lo sucedido. Pese a todos los problemas que nos daba, seguía siendo nuestro William de siempre.
Como cada día me desperté pronto para ir a la escuela. Jeffrey y William venían todos los días a recogerme. Los tres somos por lo general buenos estudiantes, aunque casi todos los días acabamos llegando tarde y nos toca recibir una buena regañina por parte de los profesores. Pero nosotros somos felices así. Aquella mañana en cambio no parecía igual que la de todos los días.
Eran las ocho y diez de la mañana. Yo estaba en mi habitación terminando de colocar mis libros en la mochila cuando sonó el timbre. Miré por la ventana y era Jeffrey. Me extrañó mucho, pues todos los días viene acompañado de William y algo más tarde, por eso acabamos llegando tarde. Pero hoy venía solo y bastante pronto. Tomé mi mochila y fui a la entrada, donde estaba Jeffrey hablando con tía Molly. Me despedí de ella y nos fuimos.
—Buenos días Mandy, hoy William no viene a la escuela —dijo algo serio.
—¿Sabes si le ha pasado algo?
—Pregunté a su madre y no me dijo nada, aunque ella parecía muy preocupada. Además, tampoco vino a practicar con la banda ayer por la tarde —contestó pensativo.
—Creo que deberíamos ir a su casa después de la escuela, ¿te parece?
—Claro.
Aquel tema me dejó pensando durante toda la mañana. Para William el compromiso con su banda era primordial, por eso le duraban muy poco tiempo las bandas. En cuanto algún miembro no iba a ensayar o se dedicaba a otros asuntos mientras estaban reunidos, William los expulsaba. Pero él nunca descuidaba sus obligaciones, y menos aún la escuela. Las horas pasaban y yo seguía igual de distraída.
—Mandy, ¿te pasa algo? —me susurró Jeffrey al oído.
—No, tranquilo Jeff, no es nada —sonreí, lo cual tranquilizó a Jeffrey.
Después de salir de clase, Jeff y yo fuimos a la casa de William. Su casa quedaba cerca de la mía. Estaba situada en un barrio residencial muy tranquilo, justo al lado de la parroquia local. Jeff tocó al timbre y tras varios segundos de espera frente a la puerta de aquella casa, William nos abrió y nos invitó a pasar. Lucía algo cansado, sus ojos estaban hinchados, como si hubiera llorado por un largo rato. Los tres nos sentamos en uno de los sofás que había en la sala de estar.
—William, ¿qué te ha pasado? —Jeffrey puso su brazo en el hombro de William.
—Ayer descubrí toda la verdad y joder, que razón tiene la gente, la verdad duele, y mucho —apretó los puños con rabia.
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It's So Izzy |Guns N' Roses|
Fanfiction¿Qué pasaría si te tuvieras que marchar a un país totalmente distinto al tuyo sin tus padres? Esta es la historia de Amanda Pérez, una chica española de catorce años que vive en la España de los años 70. Su vida cambia por completo el día en el que...