Aunque ya no tenía más clases en la Universidad mis vacaciones aún no habían empezado pese a estar ya en el mes de julio. A mi trabajo en una cafetería en el turno de tarde se le han sumado unas horas extra, para ser más exactos tres, que me veo obligada a hacer por la mañana. No me quejaba de las horas extra, pues realmente necesito el dinero. Lo que más me molesta es el hecho de pasarme el día en esa cafetería. En concreto, paso ocho horas y media sirviendo comidas y bebidas en aquel lugar.
Al llegar las ocho y media de la tarde supe que mi turno por fin había acabado. Me cambié en una pequeña habitación en la parte trasera del local. No tenía nada salvo un montón de cajas apiladas y un armario donde todos los empleados dejamos nuestra ropa y después nuestros uniformes. Saqué mi ropa del armario y me vestí. Guardé mi uniforme y salí de la habitación. La cafetería en la que trabajo es un sitio muy humilde, las paredes son verdes y el suelo era de piedra blanca, ahora es grisáceo. Las sillas y mesas son de madera clara, éstas últimas están cubiertas por manteles de papel con diseño de cuadros verdes y blancos. No es un local muy popular, pues sólo se sirven comidas y algunas bebidas, por lo que la gente joven con ganas de fiesta no lo frecuentan. Aún así me gusta esa cafetería, el Café Margot.
Me despedí de mi jefa, Margot Johnson, y salí del local. Ya había anochecido, las calles de Salt Lake City estaban iluminadas por la amarillenta luz de las farolas. El Margot está situado en una de las avenidas principales de la ciudad, donde desembocan numerosas callejuelas. En una de ellas pude atisbar a unos adolescentes acompañados de otro hombre. Les miré un par de segundos para después confirmar mis sospechas, estaban con un camello. No me costó mucho llegar a esa conclusión, pues vi a dos chicos pagando a ese hombre, bastante mayor que ellos, quien les entregó un sospechoso paquete. Alejé mi mirada de ellos y continué mi camino a casa.
No era la primera vez que veía a chicos comprando drogas, es más, por desgracia era algo muy habitual. En muchos de esos angostos callejones se reúnen toda clase de camellos ávidos por conseguir vender esas tóxicas y peligrosas sustancias a un par de adolescentes ingenuos y desesperados por probar aquellos afrodisíacos. Salt Lake City no deja de ser una gran ciudad la cual se ha dejado llevar por las nuevas olas de modernización que han pasado por todo el país. En esa misma avenida conviven algunos de los locales más refinados de la ciudad y bares que ostentan una fama terrible.
Esos bares destacan ante tanto glamour. Sus fachadas son sucias y descuidadas, algunas tienen carteles pegados anunciando el recital en directo de alguna de las bandas más extravagantes de la ciudad. Los rótulos de neón, muchos de ellos con alguna de sus luces rota, anuncian una completa amalgama de nombres, cada bar con un nombre que tal vez sea el más extraño que puedas haber escuchado. Sin duda Salt Lake City era un lugar realmente peculiar. Aunque no sea Los Ángeles no deja de ser una gran jungla.
Cuando dejé aquella gran avenida atrás me adentré en el barrio residencial donde vivo. Casi todas las casas de la zona eran casas unifamiliares de una o dos plantas, con amplio jardín y garaje. Era un barrio parecido al de Lafayette donde vivía con tía Molly, un lugar entrañable y repleto de paz. Me encantaba pasear por ese barrio, me hacía rememorar aquel barrio de casas blancas de Lafayette. Por desgracia mi actual casa no era tan bonita como aquellas preciosas casas unifamiliares.
Pese a estar en el mismo barrio, aquel bloque de apartamentos donde vivo no tiene nada que ver con esas casas residenciales. Mi barrio es algo menos tranquilo, hay varios bloques de pisos y apartamentos que como yo, alquilan estudiantes y jóvenes. Mi apartamento, un alto edificio de ladrillo rojizo, no era nada del otro mundo. Tal vez no sea el más lujoso de la zona, pero su renta es muy asequible y queda relativamente cerca de mis lugares de trabajo y estudio. Además, compartir casa con Sarah era realmente divertido.
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It's So Izzy |Guns N' Roses|
Fanfic¿Qué pasaría si te tuvieras que marchar a un país totalmente distinto al tuyo sin tus padres? Esta es la historia de Amanda Pérez, una chica española de catorce años que vive en la España de los años 70. Su vida cambia por completo el día en el que...