CAPÍTULO 19 -LAFAYETTE

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El atardecer desde el balcón de aquel décimo piso parecía el lienzo de un pintor. Era bellísimo, el cielo teñido de colores que variaban desde el azul claro hasta unos tonos ocres y anaranjados. El cielo estaba totalmente raso, ninguna nube opacaba el ocaso de aquella tarde de agosto. Ni siquiera hacía calor, era como si estuviera en un sueño. Me encantaba poder admirar fenómenos naturales tan bellos como aquel atardecer desde el balcón de la casa de tía Molly en Indianápolis. Ver cosas tan bonitas relajaba mi alma, era como si estuviera en mi propio mundo, un mundo feliz.

Había sido un día muy tranquilo. Por la mañana estuve ayudando a tía Molly organizando un poco el piso, pues esta misma tarde nos íbamos de vacaciones. Aunque no había mucho que ordenar nos llevó casi toda la mañana. Después fui a dar un paseo por el centro de la ciudad, pues nunca había estado allí. Me lo pasé muy bien visitando algunas tiendas de moda y otros edificios y lugares memorables de esa parte de la ciudad. Siempre me ha gustado curiosear todos los lugares que visito, soy demasiado curiosa. Pero nunca está de más saber algo nuevo, ¿no?

Ahora estaba en casa, esperando a tía Molly. Eran las siete de la tarde, ella aún no había venido de su juicio. Tras mirar otros pocos segundos por la ventana, fui a mi habitación a esperarla. Tenía mis maletas ya ordenadas y cerradas en el suelo, apiladas una encima de otra junto a la puerta de la habitación. Las rodeé y me tumbé sobre la cama, teniendo cuidado de no arrugar su cobertor rosa. Aquella habitación era muy parecida a mi habitación en Lafayette, ambas decoradas con muebles blancos y no muchos ornamentos. Esa misma tarde volvería a Lafayette después de un año sin visitar mi pueblo.

Mi pueblo... pese a haber crecido en España y haber vivido allí por catorce años sentía que mi pueblo era Lafayette, el lugar donde comenzó una gran e importante etapa de mi vida. Vivir durante cuatro años en aquel pueblo fue un gran punto de inflexión en mi vida. Otro gran cambio fue abandonar la tranquilidad de Indiana por el bullicio de Utah. Todos esos cambios me habían cambiado, me habían hecho evolucionar como persona. Había madurado en este tiempo y yo lo notaba, era como si hubiera dejado una parte que sobraba en mí cuando dejé Lafayette hace dos años.

Cuando aún estaba pensando en cómo había cambiado mi vida, escuché la puerta principal abrirse. Me levanté y salí de la habitación, allí estaba Molly, sujetando su maletín de cuero negro que llevaba al trabajo. Me saludó con su mano libre y vino hacia su despacho. Parecía muy feliz y relajada pese a haber pasado toda la tarde en el trabajo. Entró al despacho y allí guardó su maletín en uno de los armarios de la estancia. Se descalzó, pues aún llevaba sus tacones. Los dejó en el suelo y vino a saludarme, sin dejar de sonreír en ningún momento.

—¡He ganado el caso Mandy! —exclamó mientras me abrazaba.

—Me alegro mucho, ese caso era bastante difícil, ¿no?

—Sí, por eso estoy tan feliz. Mi jefe está muy contento conmigo. La verdad es que este caso me ha llevado mucho tiempo de trabajo y preparación, menos mal que ahora podré descansar.

—Claro, descansa un rato y luego iremos a Lafayette. O bueno, si quieres puedo conducir, no me importa —ofrecí.

—Mejor vamos ahora a Lafayette, así podemos preparar la casa antes de cenar.

—Hecho.

Entré en mi habitación para sacar mis maletas. Las tomé y las dejé junto a la puerta principal. Cerré mi habitación no sin antes revisar si me dejaba algo allí y fui a la sala de estar a esperar a Molly. Ella salió de su habitación diez minutos después. Se había cambiado de ropa, ahora iba mucho más casual. Para trabajar lleva falda de tubo, blusa y chaqueta de vestir, lo que le hacía parecer algo mayor. Con su ropa casual, unos pantalones vaqueros y una camiseta de manga corta azul, parecía mucho más joven, como si fuera una jovencita de unos treinta años y no una mujer de cuarenta y dos.

It's So Izzy |Guns N' Roses|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora