CAPÍTULO 14 -DULCE CARICIA

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Aquel domingo me desperté mucho antes que Jeff. Miré al despertador que tenía en mi mesa de noche, era aún temprano, las ocho de la mañana. Me levanté de la cama y salí del cuarto sin hacer ruido para no despertar a Jeff y fui a la cocina. Hoy le iba a preparar el desayuno, ¿qué menos que mimarle un poco? Él se estaba portando fenomenal conmigo así que tenía que portarme con él de igual manera. Saqué algunos ingredientes del frigorífico y me puse a  preparar un buen desayuno.

Tardé alrededor de media hora en preparar el desayuno. Como no sabía qué le apetecería desayunar, preparé tostadas, café y zumo. Saqué algunos bollos y pasteles de un armario y lo coloqué todo en la mesa del comedor. Estaba colocando los platos en una bandeja cuando noté unos brazos alrededor de mi cintura. Solté los platos algo sonrojada y me di la vuelta lentamente, era Jeff. Me sonrió para segundos después soltarme. Le sonreí de vuelta y le di un beso en la mejilla.

—Buenos días Mandy, veo que hoy has madrugado —miró sonriendo hacia la mesa donde estaba el desayuno servido.

—Sí, hoy me he despertado antes.

—Bueno, entonces vamos a desayunar, ¿te parece? Seguro que tienes hambre —se sentó en una silla y yo imité su acción.

—La verdad es que sí, y además, hoy tenía un plan para el día —anuncié mientras removía mi café con una cucharilla.

—Sorpréndeme —dijo con tono seductor.

—Había pensado que podríamos dar una vuelta por la ciudad. Ya sabes, hacer algo de turismo —rodé la mirada hacia mis tostadas.

—Tiene buena pinta, dejaré que seas mi guía turística por hoy.

Tras contarle mi plan terminamos de comer el desayuno. Jeff me ayudó a recoger la mesa así que terminamos muy rápido. Después me fui a vestir al baño y Jeff a la habitación. No tardé mucho en arreglarme, me vestí de forma cómoda y casual con unos tejanos cortos y una blusa de tirantes malva. Me dejé el pelo suelto, no tenía muchas ganas de complicarme haciendo cualquier otro peinado. Cuando salí, Jeff ya estaba listo.

—Vaya, sí que has tardado poco —me dijo Jeff apoyado en el marco de la puerta de la sala de estar.

—Sí, bueno, ya sabes que no me gusta arreglarme mucho.

—Porque no te hace falta —murmuró en un tono tan suave que casi no le pude escuchar.

—¿Nos vamos? —pregunté algo nerviosa.

Jeff asintió y salimos del apartamento. Nuestra primera parada era el centro de la ciudad, donde se encuentran los edificios y lugares más emblemáticos de la ciudad. Desde que salimos del apartamento íbamos caminando en completo silencio. Jeff miraba cada calle por la que pasábamos con gran admiración. Notaba a Jeff algo diferente desde que llegó a Salt Lake City, era como más coqueto. Aquella actitud era más bien propia de Billy, pues Jeff siempre ha sido un chico muy reservado. Pero de alguna forma aquella actitud nueva suya no me disgustaba para nada.

Tras una caminata de veinte minutos llegamos al centro de la ciudad. Pese a ser aún temprano —las diez de la mañana—, había mucha gente que, al igual que nosotros, iba de turismo. Jeff miraba los edificios del centro con alegría y fascinación. La primera vez que pasé por aquel lugar mi gesto era el mismo que el de Jeff, impresión. Aquella vez fui por mi cuenta y casi me pierdo, menos mal que ahora conozco bien el lugar. Sonreí como una boba al acordarme de aquello y Jeff me miró extrañado.

—Mandy, ¿te pasa algo?

—No, es que justo me he acordado de la primera vez que vine aquí  —volví a sonreír.

It's So Izzy |Guns N' Roses|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora