Duele quererte

Capítulo 22

—¿Qué?—Saray saltó de un brinco de la encimera de el baño.

—Sammy, tranquila. No llores más.
—Bella se acercó ha abrazarme, Maca y Clara hicieron lo mismo.

Saray parecía estar reflexionando lo que le había dicho.

—¡Pero será hijo de puta! ¿Novia? Y encima Alexa. ¿En serio?—Saray se acercó a mi, me acarició el pelo.
—No vas a llorar por un imbécil.

No me salían las palabras. Estaba dolida, me costaba respirar y me dolía el pecho.

—E-eso nno es todo.

Me miraron las cuatro incrédulas esperando a que les contara lo que me faltaba por decir.

—Yo le he gustado.

Lloré de nuevo, mientras lo contaba las lágrimas no dejaban de salir por mis ojos.

—Y piensa que él a mi nunca me ha gustado ¿enserio Jack? Solo hacia falta que te dieras cuenta de como te miro, ¿porqué no pude darme cuenta antes?

Me limpié las lágrimas, me arrrglé el pelo y salí por la puerta con ellas detrás, tenía clase de Biología.

—¿Y ahora que harás? ¿Actuarás como si nada?

Buena pregunta Clara. Porque no tengo ni idea —pensé—.

—No me queda otra. Me olvidaré de él. Lo prometo.

El profesor aun no había llegado así que entramos tranquilamente por la clase, me encontré con la mirada de Jack. Me ruboricé y le sonreí como si nada hubiese pasado, pero ahora tenía ganas de llorar y no parar.

Él estaba sentado por las primeras filas así que yo preferí sentarme al final con Saray como siempre. En Biología estábamos todas mis amigas juntas. Bella con Macarena y Clara con Jeremy.

Pobre Clara.

Una lágrima brotó por mi mejilla que limpié rápidamente antes de que la viera alguien.

Por la puerta de clase entró Alexa, que se sentó justo al lado de Jack que al parecer le estaba guardando el sitio.

Estúpida Sammy.

—Sammy, olvídalo. Si ha sido tan rápido para buscarse novia no creo que valga le pena. —Saray tocaba mi hombro seguidamente para que me calmara pero hacía justo lo contrario.

—Sí, lo sé Saray. Pero es que...—Ella estaba esperando a la respuesta.

—Olvidarme me va a costar y mucho. Le amo.

El silencio inundó la sala cuando entró el profesor a clase. Dos horas después de la misma clase haciendo Biología y luego Lengua nos fuimos cada uno a casa.

Que raro, mi hermano había venido a buscarme cuando yo siempre iba andando sola a casa.

—Hermanita.—Me llamó haciendo que algunos chicas y varias chicas se giraran y vieran a mi hermano apoyado en el coche esperándome.

Varias chicas me fulmiraron con la mirada, mi hermano saltaba mucho a la vista de las chicos. Alto, castaño muy claro y ojos marrones.

—¡Ethan!—Corrí a abrazarlo, lo necesitaba. Le di un beso en la mejilla y me giré al ver que mis amigas, Jack y Alexander se despedían de mi.

Su novia ahora estaba con la gripe así que no había venido a buscar a Lucy.

La mirada de Jack apuntaba a mi hermano y lo miraba intentando descifrar quien era, luego me miró a mi y sonrió. No se la devolví.

Me metí en el coche y me puse el cinturón de seguridad.

—¿Y eso que has pasado a buscarme? ¿Ya has madurado por fin?

Su sonrisa falsa y sarcástica me causó risa. Por fin.

—Hoy no he ido a la universidad, me encontraba un poco mal...pensé en ti y mira para que no fueras sola he venido a buscarte, por cierto de nada.

—Gracias, pero ya podrías venir más a menudo. —Le regañé.

—Tranquila ya me pondré malo mas veces.

Nos reímos. A veces echaba de menos las tonterías de mi hermano.

Sus tonterías eran muy graciosas...como las de alguien conocido.

No Sammy.

No.

Sí, como las tonterías de Jack.

Lágrimas cayeron por mi rostro.

—¿Sammy, por qué lloras? iba a preguntarte que tal te ha ido con el chico ese...¿es por él?

Lloré más. —Sí. —Tapé mi rostro con mis manos y me limpie la cara con las mangas de la camiseta.

—¿Ese gilipollas te ha hecho daño?
—Sus manos se tensaron en el volante.

—Llegué tarde. Cuando le iba a expresar lo que sentía vino su novia.
—Se me cristalizaron los ojos.
—Yo a el también le gustaba pero el pensó que él a mi no...y y m-me dejó ir.

Entramos en el ascensor y le abracé y lloré en su hombro.

—Shh shh tranquila...—Ethan acariciaba mi espalda y me calmaba.

—Esta enamorada de él, ¡lo quiero! Verlo con otra me está matando y no puedo hacer nada.

Introdujo la llave de casa, subí las escaleras, me encerré en mi cuarto y grité, golpeé cosas, sollocé y lloré.

Hoy unos pasos al lado de mi puerta, sería mi hermano otra vez ya que mi madre vendría por la noche. Al fin.

Sequé mis lágrimas, no quería asustarlo más.

—Sammy, ¿puedo pasar?—Abrí la puerta y me entregó algo que era lo que más necesitaba en ese momento.

La depositó en mis manos, se fue a su cuarto y yo estaba ahí, nerviosa.

Una carta de mi padre.

Lo que necesitaba.

Para el tema de los chicos yo era más de mamá pero a mi padre a veces también le contaba cosas.

La abrí con esmero cuidado. Sus cartas eran lo más valioso para mi.

Hola cariño,

Estarás feliz de que te escriba una carta tan rápido, sí yo también al haber encontrado tiempo para escribirte, otro día te llamaré tengo muchas ganas de oír tu voz. Tu hermano me dijo cuando hablé con él que te gustaba un chico, ten cuidado. Y estudia, también me ha dicho que tus notas van bien, esfuerzate al máximo. Y sobre el chico...bueno siempre me ha hecho gracia que me hables de chicos, pero ahora eres mayor y no quiero que te hagan daño ¿de acuerdo? Que me entere yo y no le queda mundo para correr. Sé feliz y disfruta, te veré en cinco meses cariño.

Te quiere, papá.

Lágrimas caen sobre la carta, sus cartas eran para mi sus relatos cortos que curaban a mi corazón roto.

«Sé feliz, y disfruta»

Mi padre quería que yo fuera feliz. Lo iba a ser, querré siempre a Jack pero aunque me joda que se esté con otra que le cuide.

—Vive, tan solo pido que no me olvides.—Susurré en bajito, mientras guardaba esa hermosa carta con las demás.

Yo quería la felicidad de Jack. Y si eso consistía en conservar nuestra amistad y salir con Alexa, pues así iba a ser.

Pero una cosa iba a dejar clara, si el iba a vivir su vida yo también la mía.

(...)

Nuevo día, viernes. Esta noche saldría, bebería y me relajaría.

Gasté muchas lágrimas en ti Jack, así que ahora me toca a mi disfrutar.

Me duché, me vestí, desayuné y fuera estaba el coche de Bella esperándome, bueno el de su padre pero ya la dejaba conducir a ella sola.

Hoy sería un gran día.