Capítulo 35

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Por la mañana, recordé vagamente que tenía que pasa a buscar a mi padre para comer a un restaurante.

Ir a buscarlo no me emocionaba pero ir a un restaurante sí, era una gran amante por la comida.

Me duché, seque un poco mi pelo para que estuviera un poco mas liso y me vestí lo mas arreglada posible, puse algo de base por mi cara y pintalabios.

Tomando todas las indicaciones de mi padre conseguí llegar a la empresa que por cierto era un edificio enorme. Solo más entrar en recepción todos iban muy bien arreglados y yo no tanto. Le dije a la empleada el nombre de mi padre y le dijo que se encontraba en la quinta planta. Genial.

Entré, todos estaban trabajando y moviéndose por todas partes y yo me sentía como una intrusa. Estuve parada al lado de el ascensor varios minutos hasta que mi padre desde su oficina me dijo que esperara un poco más, que tenia que resolver una cosa y que podía ir a comprarme una bebida de mientras.

Me dirigí a un puestecito en el rincón de toda la planta y me puse un chocolate caliente.

Había una persona a mi lado poniéndose café y yo como siempre me encantaba mirar a las personas, observarlas y ver sus movimientos y reacciones. Pero cuando vi esa cara conocida no me pude poner más contenta.

—¡Thomas! —Grité llamando su atención, volteó a mi y sonrió.

—Sammy, me alegro mucho de verte.
—Nos quedamos unos segundos relfexionando este encuentro tan repentino y segundos después preguntó. —¿como es tu estancia aquí? ¿y que te trae por aquí?

—Muy bien, he venido a recoger a mi padre para ir a comer, trabaja en esta empresa y en esta planta.

—¿De verdad? —Sonreí y asentí.
—¿Y como se llama? Seguro que lo conozco.

—Dereck. Dereck Scoffield.

—¡Por su puesto! Trabajo con él, es un buen amigo y compañero.

—¿De verdad? Eso es genial.

—Si lo es, señorita Scoffield.

—¿Y como estás? Ha sido una casualidad encontrarte aquí.

—Muy bien, me quedaré aquí un mes entero, ya puedes imaginarte como estará mi mujer...—Me guiño el ojo y después rió y lo acompañé.

Mi padre se acercó a nosotros con una mirada perpeleja ya que estábamos riendonos.

—Thomas, ¿conoces a mi hija?

—Sí papá, lo tuve al lado y estuvimos charlando durante mucho rato. —Le respondí yo sin dejar de sonreír, de verdad que ese hombre me caía muy bien.

—Esa una joven muy inteligente y comparten muchas similitudes físicas...—Confesó Thomas.

Los tres reímos y mi padre y yo nos despedimos para ir al restaurante. Tenia mucha hambre, ni si quiera había desayunado.

—No entiendo nada de lo que pone aquí. —Dije con mala cara.

—Pidete cualquier cosa, todo te va a gustar. —Sonrió mientras bebía vino.

—Me pido esto. —Dije señalando a un plato que tenía un nombre raro.
Después pedí lo de segundo que me costó otros 20 minutos más.

Comimos, mientras reíamos y hablábamos de todo en general. Me quedaba muy poco allí, ya llevaba unos días y ni si quiera había hecho grandes cosas, vi toda la ciudad un día que fuimos a un bar a tomar algo pero como mi padre tenía tanto trabajo no podíamos hacer mucho. Yo no iba a salir sin conocer a nadie, no me sabía comunicar en alemán. Ahora necesitaría a Clara, ella sabía un poco. Como la echaba de menos, a ella y a todas. Hablaba poco con ellas ya que en estas dos semanas cada una decidió hacer cosas con su familia pero todas quedamos en que un día quedarían todas para hablar conmigo por skype.

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