Duele quererte

Capítulo 50

Desperté de un precioso sueño en el que mi familia estaba reunida en la mesa celebrando la Navidad. Ya faltaba menos, y era una época del año que de verdad me gustaba, por su puesto Halloween era mi favorita pero Navidad la segunda. A la mierda San Valentín. Tenía muchas ganas de que ya llegara y quedaban tan solo unos pocos días para las vacaciones y después otros pocos días para Navidad.

¿Porqué la vida era tan perfecta?

Porque estaba Jack en ella. Sí, Jack mi novio. Mi novio. Mío.

Ese pensamiento plasmó en mi cara una estúpida sonrisa que no quité en el desayuno, donde para mi sorpresa estaban mi hermano y mi madre hablando animadamente. Probablemente no la sacaría en todo el resto de el día.

—Vamos mamá, no es tan caro...—Dijo Ethan suplicante.

—Ya he dicho que no. Que te lo compre tu padre, no me voy a gastar ese dinero en un coche. —Le recriminó mi madre, y con eso mi hermano se calló. —Hola cariño.
—Me saludó mientras yo le daba un beso en la mejilla y la abrazaba.

Desde el divorcio dejé de ser tan cariñosa y por eso me miró confundida y sorprendida aun llevando consigo esa sonrisa que tanto me gustaba.

—¿Y tú? ¿Porqué estás tan feliz?
—Preguntó mi progenitora mirándome...¿juguetona?

Ella fue quien dejó pasar a Jack a casa así que supongo que se debía de hacer una idea de lo que pasó.

Mi hermano que no mostraba mucho interés en mi presencia desde que había llegado a la mesa, ahora parecía muy interesado en la conversación. Aunque desde que salía con Macarena me hablaba prácticamente con monosílabos y se pasaba siglos hablando con ella encerrado en el baño

—Apuesto lo que sea a que es ese idiota. —Balbuceó llevándose una chucharada de cereales a la boca.

—Eh, estúpido. No lo llames idiota.
—Le fulminé con la mirada.

Mi madre regañó a Ethan con la mirada y él solo levantó los brazos en modo de inocencia reprochando su típica excusa «sólo me preocupo por ella».

La verdad que a veces echaba de menos al idiota de mi hermano molestándome con su sobreprotección pero yo ya sabia que algun día simplemente se creería que yo ya era suficientemente mayor como para cuidarme sola. Y era verdad, pero, ¿quien no quería un poco de sobre protección por parte de un hermano que hacia décadas que no se preocupaba por ti?

Todo esto lo pensé y anhelé llevándome una tostada a la boca. Qué mierda, nada ni nadie me iba a poner triste. Estaba francamente satisfecha, alegre.

—Y dime...¿qué hicisteis ayer?—Preguntó mi madre con curiosidad, observándome con una ceja enarcada.

¿Pero qué...?

—Seguro que ya se han acostado.
—Comentó en dirección a mi madre que no pareció sorprenderse. —¿Verdad Sammy? —Me preguntó en un tono divertido y de picardía.

Oh no, desde luego que nadie me iba a poner de mal humor.

Así que cogí mi tostada, chaqueta junto con la mochila a la espalda y entonces oí a Bella tocando su bocina del coche.

—¿Sabéis qué? —Pregunté sonriente.
—Hoy nadie va a joderme el día, asíque adiós familia. —Me giré haciendo un gesto con la mano de despedida.

—Eso ya lo veremos, enana. —Gritó Ethan antes de que me fuera.

—¡Disfruta con tu viejo coche, idiota! —Le respondí con una sonrisa de ganadora saliendo por la puerta.