Capítulo 31

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Había hecho lo correcto, ¿no?

Basta de dudas, claro que sí.

No soy un trapo que utilizas cuando quieres, puede que el siempre me quisiera pero esta vez fue él quien tardó en decírmelo a mi. Ahora yo era la que no podía. Por su puesto que no, Alemania me estaba esperando para desconectar y pasar tiempo con mi padre.

Bella me llevó a casa, aunque les dije que vinieran por la tarde que era urgente, ya no tenía tantas ganas.
Mis ojos picaban mientras bajaba de el coche, había hecho lo correcto (o eso creía) pero seguía doliendo.

Porque Jack era todo para mi, la razón de todo.

—Iremos a tu casa a las 5 ¿vale?
—Asentí. —Te quiero Sammy. —se despidió de mi lanzándome un beso mientras yo entraba al portal.

Llamé al ascensor y esperé, llegó y entré. Pero no sola. Eiric entró detrás de mi provocandome un aceleramiento en el corazón, pero no muy brusco como otras veces.

Pues acababa de rechazar al amor de mi vida, no estaba para tonterías. Pero Eiric seguía siendo Eiric. Mi amor platónico. Mi sexy vecino. Mi mejor amigo de la infancia.

—Hola Sammy. —Su voz no se notaba como otras veces, sonaba preocupado, quizás cansado pero aun así sonriendo de esa manera que me producía escalofríos.

—Eiric. —Sonreí y no dije nada más.

—¿En serio te vas a Alemania?—Me sorprendió su pregunta.

—Sí, veré a mi padre. Aunque solo sean dos semanas. —Aclaré amablemente, a veces me agradaba hablar como una persona normal delante suyo y no ponerme a sudar.

—Que pena. —Falso sentimiento, lo noté en su voz.

—Pues no lo parece, ¿acaso te alegras de que me vaya?—Sonreí divertida mirándolo a los ojos.

—Puede...—Le pegué amistosamente en el brazo. —Es broma, es broma. Eres mi vecina preferida.—Me sonroje y le sonreí.

—Que pena que no pueda decir lo mismo...—Bromeé.

—¿A sí?—Ese tono no mostraba nada bueno. —¿enserio tratas a si a tu amor platónico?

Sin palabras. ¿Como lo sabía? Enserio, ¿como lo sabía? No joder. Mierda. Que vergüenza.

—¿Qué? ¿no? Que tontería... —Estaba muy nerviosa y solo miraba hacia el frente por no mirar a su cara que observaba mi perfil.

—Tu diario no dice lo mismo. —Hace años que no escribía en mi diario, justo cuando me dejó de gustar, a los quince.

—¿Has leído mi diario?—Chillé. Ya no estábamos en el ascensor, ahora estábamos cara a cara en nuestros rellanos.

—Tu hermano me lo contó. —Aclaró. —tu eras mas pequeña unos...13 años, y os enfadasteis por cualquier tontería y...el sabía lo importante que era para ti tu diario, así que lo leyó ya que tu nunca le querías contar quien te gustaba. —Sonrió satisfecho ya que sabía quien era. —En tu diario ponía mi nombre por todas partes, tu novio, tu amante, tu amor platónico...ay Sammy.—Rió muy fuerte mientras me miraba.

—Y-yo...—Joder, todo eso me había dejado petrificada. El lo sabía.
—Pero ya no, perdiste el tren, esta delicia se va. —alcé mi pelo y abrí la puerta pero su voz le detuvo antes.

—Bueno, puede que algún día pueda hacer tu sueño realidad de cuando eras una pequeñaja, y quedemos. Te estaré esperando cuando vuelvas de Alemania.

Me giré y miré su puerta ya cerrada.

¿Qué acababa de pasar? ¿quedar con él? Después de lo que me ha pasado hace unas horas...genial para olvidar a Jack pero no para pasar página.

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