Light my fire | The Vamps |

Capítulo 24: Nunca

-Toma-dice Tristan ofreciéndome un vaso con agua.

-No quiero nada-digo poniéndome de pie, y cubriéndome con una sábana.

-Pero... ¿Qué estás haciendo?-pregunta confundido.

-Voy a salir-respondo buscando algo de ropa en mi armario.

-¿Qué?¿Estas loca? Estás mal...-empieza a decir.

-¡No estoy mal!-grito mirándolo a los ojos. El se queda atónito por mi reacción-Sólo quiero salir de aquí... Si quieres venir conmigo está bien, y sino quédate, no me molesta- Tristan no contesta, y yo tampoco espero su respuesta.

Quiero despejarme. Evadir los recuerdos de mi pesadilla y también la voz en mi cabeza que me perturba.

-¿A dónde quieres ir?- pregunta Tris cuando estamis en el taxi.

-Sorprendeme-respondo.

Tris le dice una dirección al taxista y el auto arranca.

En el camino, el rubio se la pasa con el celular.

Mejor para mi, la verdad es que no tengo ánimos de hablar, aunque me ayudaría para no escuchar esa voz dentro de mi cabeza...

-Quédese con el cambio-dice entregándole un par de billetes. Abre la puerta y ambos salimos del vehículo.

-No tenias que pagar por mi...-comento mientras nos acercamos hacia la entrada de...-¿qué es esto?-pregunto.

-El dueño es un conocido mío-responde rodeandome la cintura.

El lugar es bastante grande, por ende hay demasiada gente.

Extrañamente, no me molesta; después de todo estoy intentando despejarme, ¿no?.

Me acerco a la barra y pido lo primero que leo en el cartel.

-Dos Margaritas-le digo al barman, que asiente y se dedica a preparar mi pedido.

-Yo no quería eso-dice Tris dudoso.

-Nadie dijo que las pedí para ti-respondo, para luego agarrar mis margaritas ya listas. Le dedico una sonrisa al barman en forma de agradecimiento y prosigo a tomarme la primera margarita de un sólo trago.

Mierda, eso fue fuerte.

-¡Hey!-dice quitándome la copa. Demasiado tarde, ya esta vacía.-¿Qué crees que estás haciendo?-pregunta con el ceño fruncido.

-Intentando no pensar en lo que hago-respondo para luego dirigirme hacia la pista.

Comienzo a bailar al ritmo de la música. El efecto del alcohol no es inmediato, pero puedo sentir como poco a poco todo parece moverse sin que yo lo haga.

Observo a Tristan acercase con cara de pocos amigos, pero al llegar hasta donde estoy, no dice nada.

Sube su mano hasta la altura de su rostro y me doy cuenta de que está sosteniendo su trago- o el trago que no quería-, y tal como hice hace algunos minutos, el liquido desaparece del vaso en menos de lo que dura un chasquido de dedos.

Bailamos separados, juntos, separados... Separados...

Me doy cuenta de que cuando se acerca, es cuando otros chicos se acercan también a mí, pero ellos no llegan muy lejos.

No sé exactamente como los mira el rubio, pero el parece espantarlos.

-¿Puedes parar de espantar a todo el que se me acerca?-digo soltando una risita. Su actitud me causa gracia.