Capítulo 6: Vagabundo

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El eco me tortura por un momento, y decido distraerme. No es bueno en que me hunda en mi soledad, no es bueno que mi cerebro se ponga a pensar.

¿Por qué seria malo el simple hecho de pensar? Fácil, porque luego pienso demasiado y de una simple observación como que mi única compañía es un hurón y no tengo a nadie más en el mundo en quién pueda confiar o que de ahora en adelante me voy a pasar toda mi vida escapando cada vez que sienta que alguien pueda descubrir quién soy realmente o qué hice, o que tal si en este mismo momento hay doscientos oficiales de policía rodeando mi ahora nuevo "hogar", que tal si Connor, sí, el rubio de enormes ojos azules y pelo revuelto llamo a lo policía, que tal sí el es un maldito policía...

"Es demasiado chico, idiota"

No me puse a pensar en eso, tal vez tiene unos dieciséis o diecisiete... ¡Pero eso que mierda importa! Puede tomar su maldito teléfono, marcar los tres malditos números y llamar a la maldita policía. O peor aún, ni siquiera necesita llamar porque su padre es un de ellos, o su madre, o su hermano, o su otro vecino o su abuela o su perro o... ¡Mierda! Lo hice de nuevo.

Y mientras mi cabecita creaba una serie de absurdas teorías que nunca van a ocurrir, parece que un huracán hubiese pasado por el living.

La poca ropa que estaba guardada en mi bolso, está esparcida por todo el suelo.

Benny me mira desde un rincón del sillón, y puedo apostar que se asustó por mi actitud de hace algunos segundos.

-Tranquilo-digo sentándome a su lado y rascando detrás de sus pequeñas orejitas.

Suelto un largo suspiro antes de volver a levantarme, necesito una ducha.

Ni la ducha me ayuda a disipar las absurdas ideas.

Algo está mal y no se qué es. Luego de terminar con mi ropa interior, tomó unos nuevos jeans y es cuando empiezo a hiperventilar. Mierda.

Sólo me cubro con una campera, subo el cierre hasta el tope y salgo desesperada de la casa.

Mi respiración se normaliza y empiezo a caminar concentrándome en mi zapatillas gastadas y nada más.

Escucho música, y es cuando levanto mi vista.

Estoy en una plaza, hay tenues luces alumbrando el lugar , logro ubicar de donde proviene aquel sonido-música electrónica, supongo-, unas calles más adelante se ven luces y puedo llegar a ver un auto estacionarse, para luego ver como más personas que cinturones de seguridad bajan del mismo.

Luego de unos segundos diviso un vagabundo detrás mío. Oh sí, puedo escuchar como arrastra su carrito en mi dirección.

Soy la suerte personificada.

-Hola- murmura el andrajoso, me giro hacia el y puedo jurar que me guiño el ojo. Bendita suerte la mía.

La única opción que me queda es correr, pero no quiero que el también empiece a correr y esto se convierta en todo un show.

Ya lo imagino, un vecino avisa a la policía, un oficial llega, me "salva" del vagabundo, me pide mis datos y ahí es cuando todo se va al mismísimo infierno.

Y como si el vagabundo no bastara, mis pies se enredan y casi beso el asfalto.

-Hola-escucho su voz nuevamente y en mi desesperada acción de levantarme y escapar choco con un poste.

Definitivamente estoy de suerte.

Cierro mis ojos y froto mi frente. Genial, en un par de minutos me convertiré en un unicornio.

Al demonio el vagabundo, al demonio todo.

Mi vista se nubla, las lágrimas amenazan con salir y no sé si quiero retenerlas un momento más.

Aún con mi vista momentáneamente nublaba, veo un banco donde sentarme antes de que me desplome en el suelo.

Ahí espero la llegada del vagabundo, mientras continuo frotando mi frente.

Siento su presencia a menos de un metro, debió dejar su carrito porque ya no lo escucho.

-¿Pero qué hace una hermosura tan sola?- dice con un humor. Esa definitivamente no es la voz del vagabundo. Levanto mi vista y distingo a un chico rubio con una media sonrisa. Estúpido.

Vuelvo a cerrar mis ojos y continuar con lo mío, lo ignoro.

-Eso debió doler-vuelve a hablar y otra vez abro mis ojos y me encuentro con una botella frente a mi-Toma-insiste acercándola más. Cualquiera pensaría que es agua, pero no huele a agua. Vodka.

-No voy a tomar nada contigo, idiota- Y dicho esto, reúno todas mis fuerzas y me levanto.

-No necesito emborracharte para tenerte donde quiero.

Continuo mi paso y cuando ya estoy cruzando la calle, lo escucho de nuevo.

-¡Nos vemos, hermosura!- Ni siquiera voltee mi cabeza, sólo levanto mi mano y la sostengo con mi dedo de en medio levantado.

Light my fire | The Vamps |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora