Capítulo 40: Patas cortas

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Tristan se levanta del suelo y mientras sube las escaleras, habla.

-No voy a comer.

-Tampoco iba a cocinarle-responde Chris, dejando las bolsas en la mesada-Este día sólo somos tú y yo, Sami-completa guiñándome el ojo.

-Tonto-contesto-¿No estás preocupado por Tris?-pregunto intrigada.

El rubio parece realmente angustiado, y a pesar de que Chris se tome todo a la ligera, es su amigo, y sé que lo quiere.

-Es el efecto Melina, nada fuera de lo normal-dice poniendo agua y sal en una olla-Tendrías que haberlo visto cuando se entero que Tony se la había llevado, era la tercera guerra mundial personificada. Peor que todos los malos humores mañaneros de todo el mundo, imagínate-coloca los ravioles en la olla-¿Y quién estaba para consolarlo?-prosigue-Chris-dice apuntándose a sí mismo-No sé qué haría ese chico sin mi...

-Muy modesto de tu parte...-digo riendo.

Luego de almorzar, Chris me convence de ver una película juntos.

El Horax.

Nunca he visto película más aburrida en el universo, así que no tardo en acurrucarme en el hombro de Chris y disponerme a tomar una siesta. Una buena, y merecida siesta...

Siento como si flotara en el aire.

Mis brazos cuelgan y siento las manos de alguien en mi espalda y piernas...

¿Qué?

Abro mis ojos un tanto exaltada y me encuentro en los brazos de Chris.

-No te muevas que nos caemos-dice con la vista hacia adelante, concentrándose en los escalones que está subiendo.

-Ya puedes bajarme-digo aferrándome a su cuello, sólo por si acaso.

-¡Sh!-me calla-necesito concentrarme-agrega entrecerrando los ojos.

Chris me lleva hasta a mi habitación y me deja en mi cama.

-Ni tu futuro esposo va a poder llevarte cómo yo te lleve-dice poniendo sus manos como jarrón, a los costados de su cadera.

-¿Ya te vas?-pregunto mirando hacia mi ventana. Está oscuro.

¿Cuánto tiempo dormí?

-Son las once,-dice sorprendiéndome- dormiste lo suficiente como para manosearte sin que te dieras cuenta-agrega riendo.

-No me hace gracia-lo miro frunciendo el ceño.

-Tranquila, señorita. No te toqué un pelo, sólo me tocaba mientras te miraba.

-¡Christoffer!-grito ofendida y él se pone a carcajear.

-Ya quisieras, Sami-dice acercándose y plantando un sonoro beso en mi mejilla- Ya me voy, porque sino mi madrastra me mata-me saluda con la mano, y se va.

Después de su partida, me quedo pensando en Tristan.

Seguro que no salió a comer nada en todo el día. Me preocupa, a pesar de las palabras de Chris.

Y como si fuera por telepatía, Tristan aparece en mi puerta.

-¿Puedo pasar?-pregunta en un susurro.

Asiento, y él avanza hasta sentarse a mi lado.

Sé que las cosas con Tristan ya no volverán a ser lo mismo estando Melina de por medio, y aunque el piense que está confundido; yo sé muy bien que el no lo está.

No estoy segura de sus sentimientos hacia mí, pero de que no tienen comparación con lo que siente por ella, no tienen comparación.

Y luego ella... Nunca he visto una persona tan extraña; pasa de insultarlo de todas las maneras posible a besarlo, para luego decirle "Te odio".

Light my fire | The Vamps |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora