All The Love (Harry Styles)

Capítulo 54

Decidimos que pedir comida a domicilio y pasar el día sentados frente al televisor sería el mejor panorama para hoy. Las alas plateadas colgaban de mi pecho nuevamente como símbolo renovado del comienzo de nuestra nueva relación.
-Celebraremos nuestro primer día de novios formal comiendo nuestro peso en comida chatarra y viendo lo que quieras ver.- Me había dicho sacando una manta de mi habitación y acomodándose en el sillón del living.
Yo había vuelto a mi gran polera y él se había puesto algo similar, aunque me había prohibido usar pantalones.

-La regla va para ambos entonces.- Dije mientras le arrebataba los pantalones deportivos de sus manos y los tiraba hacía al otro lado de la habitación, intentando no perderme en esos bóxer negros ceñidos que cubrían una pequeña parte de su cuerpo, e intentando luchar contra todas mis fuerzas para no arrebatárselos también.

Estaba apoyada con la espalda en el pecho de Harry, mientras él me rodeaba con sus brazos y depositaba pequeños besos en distintos puntos de mi corona.

-¿Hasta cuando pretendes quedarte?- Le pregunté distraída mientras la protagonista de la película lloraba por quién sabe qué.

-Hasta que me eches.- Me atrajo un poco más fuerte hacía su pecho.

-Sabes a lo que me refiero.-

-Tengo una reunión en Los Ángeles esta semana, sólo estaré ahí un par de días. Luego tengo que hacer un viaje a Francia, pero no sé las fechas con exactitud, así que pensé pasar el tiempo libre aquí.-

-¿Dónde te hospedarás?- Levanté la cabeza unos centímetros sintiendo su barbilla en mi cabeza.

-Aquí, contigo.- Me dijo como si estuviese preguntando pavadas. Me levanté y lo miré con cara de no sé qué cara.

-¿Aquí? ¿Como viviendo juntos?- Sus cejas perfectas se juntaron en el medio.

-Sí, ¿Qué tiene de malo?- Preguntó un poco ofendido, o yo lo sentí así.

-Ya es una locura estar de novios considerando que nos conocemos hace un mes y algo, pero ¿Vivir juntos?- Las palabras comenzaron a salir rápidamente de mi boca, manía que tenía cuando tenía los nervios de punta. -¿Nos conocemos lo suficiente como para compartir piso juntos? ¿Qué pasa si no nos gusta algo del otro? ¿Qué pasa si el día de mañana nos damos cuenta que hemos apresurado esto y necesitamos espacio? Oh no, ¿Qué pasa si la gente se entera que estamos juntos? Había olvidado por completo que eres conocido en todo el mundo, ni siquiera he revisado las redes sociales ¿Qué pasa si...?- Harry rió fuerte y me abrazó haciéndome callar.

-Eres una manga de nervios.- Se burló. –Me encantas.-

-¿Qué pasa si...?- Repetí pero me plantó un tierno beso en los labios.

-Numero uno; creo que puedo decir con seguridad que me conoces lo suficiente, y yo a ti. Al menos que tengas alguna manía rara de la que no esté enterado, como dormir con ajo bajo de la almohada o algo así.-

-Hablas como si quisiera alejar vampiros.-

-Numero dos; Me gusta todo de ti, hasta cuando te pones histérica por las cosas más banales. Y si necesitas espacio no tengo problemas en dormir en este sillón si es necesario. Y numero tres; Creo, creo...- Repitió esa palabra para acentuarla. -...Que la gente ya sabe que estamos juntos. De hace mucho, pues no recuerdo haber negado nunca haber dicho que eras mi novia desde esa vez fuera del bar. Así que no veo cual es el problema con eso.- Su dedo largo pasó por mi mejilla en un movimiento tranquilizador. –Pero pediré una habitación en un hotel si eso te hace sentir más tranquila. Dejaré mis cosas allá y todo, pero no te podrás librar de mi tan fácilmente, al fin y al cabo, eres mi novia.- Me guiñó su ojo y me regaló su hoyuelo perfecto en su mejilla izquierda.

-Tienes razón, son tonterías.- Bajé la vista avergonzada.
No sabía por qué habían despertado todas esas dudas en mi de repente. Quería estar con él, desde hace tanto tiempo ya, que ahora que lo estábamos, no había reparado en los porvenir del todo el asunto de una "relación". Sin mencionar que había pasado una eternidad desde que había estado en una, tanto que se me había llegado a olvidar como era estar en una. Aunque sabía también, que estar en una relación con Harry no sería una común y corriente.

-¿De verdad crees que es una locura estar juntos en tan poco tiempo?- Me preguntó sacándome de mi ensimismamiento. Su rostro estaba serio.

-¿Tu no?- Vi como pensaba en lo que le había preguntado.

-No.- Me dijo después de unos segundos, decidido.

-¿No?-

-¿Por qué habría de serlo?-

-No lo sé, la gente no se enamora así de rápido, yo no me enamoro así de rápido. Eso solo pasa en las películas.- Harry sonreía. –Siempre me ha tomado un tiempo averiguar bien que es lo que siento por una persona, nunca había sido así, ni nunca me he sentido así. Todo pasó tan rápido, me pegó como una ola desprevenida en un mar en calma. No creo que sea normal.- La sonrisa de Harry no desaparecía. -¿Por qué me miras así?- Le dije algo molesta al ver esa mueca de superioridad en su rostro.

-Estás enamorada.- No sonó como pregunta, y su sonrisa no la hizo parecer tal tampoco. Mi rostro ardió al darme cuenta de lo que había dicho. De lo que había admitido.

-No, digo...- Intenté excusarme. –Estoy hablando de...-

-Yo también te amo.- Me dijo al fin. Cortándome. Como siempre lo hacía.

Mis hombros se cayeron a sus palabras, absorbiéndolas del todo, adentrándose en mi como ninguna otra palabra lo había hecho. Sonaron como campanas celestiales, como el mejor sonido que pudiera haber oído en el momento. Cliché, pero pude entender ahora a la mujer que lloraba de amor en la pantalla que ahora ya no miraba. Junto con una pequeña lagrima que salió de la nada. O del todo, no estaba segura. Esas lagrimas ya estaban acostumbradas a salir sin permiso en presencia de Harry, con todas las emociones que no sabía que podía sentir con alguien.

-¿Estaremos locos?-

-Si estamos locos por el otro todo estará bien amor.- Me dijo secando esa lagrima, su lagrima de mi mejilla.

-Te amo.- Dije al fin. Abriendo mi pecho, tanto que se sintió como literal, como si estuviera regalándole mi corazón a esta persona que cambió toda mi percepción de espacio y tiempo.

-Repítelo.- Me dijo bajo.

-Te amo.-

-Otra vez.- Suplicó.

-Te amo, te amo, te amo, te amo...-

 Y sus labios cubrieron los  míos.