Capítulo 56

241 16 1
                                    

Sentí como mi cabeza se movía como en un carrusel sin fin. Estaba durmiendo, pero no estaba soñando. Algo pinchaba mis cachetes haciendo que ardieran con fuerzas, mi cuello me dolía y mis muñecas quemaban. Pestañeé un par de veces para poder despertar. Gruñí. Alguien le daba pequeñas palmadas a mi rostro. No, no pequeñas. Dolían, ardían con cada golpe. Alguien le daba cachetadas fuertes a mi rostro.

-Es hora de despertar.- Me dijo una voz suave y tranquilizadora, contradiciendo todo lo que sentía físicamente.

Abrí los ojos al fin.

Mi visión borrosa se enfocó en el rostro de mi amiga, haciéndolo a penas por la cercanía en la que estaba. Grité a tal punto que mis pulmones se escocieron. Pero mi grito se ahogo en mi garganta.

-Ya era hora mujer, me estaba aburriendo.- Habló fuerte con su rostro desquiciado. Al volver a separarse de mi rostro pude ver todo con exactitud. Y mi estomago se achicó a tal rapidez que pensé que vomitaría ahí mismo.

-¿"Te amo. Pecosa?"- Dijo levantando la carta que le había dejado hace solo unos momentos a Harry. -¡Pero que cosa más romántica! ¿Se aman ahora?- Habló escupiendo con asco, pero aun con una sonrisa trastornada que hacía que cada molécula de mi ser sintiera un miedo tremendo.

Estaba en mi cuarto, sentada en una silla. Intenté moverme pero fue en vano. Mis muñecas estaban atadas a mi espalda y mis pies a las patas de la silla de madera que sostenía mi cuerpo aun algo drogado. Y justo a mi lado, en mi misma posición, unos ojos esmeraldas me miraban asustados con una gran cinta en sus labios, y solo en ese momento, noté que las mías estaban igual, silenciando todo sonido que podría hacer, ahogándome en las lagrimas que revoloteaban ya en mi garganta.

Estábamos codo a codo, amarrados de pies y manos.
Intenté gritar, sacudirme, hacer cualquier cosa. Despertar de esta maldita pesadilla.

-Imposible querida, este ya lo intentó a penas se despertó.- Me dijo mirando a Harry confirmando mis temores. –Gracias a Dios el gordinflón fue bastante bueno en scout cuando pequeño. Ah sí, ¿Conoces a Jeff no? Claro que sí, son bastante cercanos.-

Mi cuerpo se estremeció cuando Ana gritó su nombre y un hombre gordo apareció en el marco de la puerta. No era cualquier hombre, era él. El de las cámaras.

-Ha sido casi como un guarda espaldas contigo ¿no?- La voz de Ana sonaba trastornada. –Jeff te presento a Carolina y Harry, oficialmente.- Ana se acercó unos centímetros antes de mover la mano en el aire para espantar a Jeff para que volviera a hacer lo que estaba haciendo, desapareciendo de nuestra vista. –Trabaja para mi, y le pago en, bueno tu sabes.- Dijo moviendo sus manos de arriba para abajo por su cuerpo. –Es algo asqueroso, pero es bastante bueno en lo que hace, claro, no podía seguirlos sin decirle antes donde buscar. Gracias por decirme donde estarían cada vez que salían por cierto.- Me habló como si le hablara a una confidente un viernes por la noche después de unos tragos, haciendo que mi asco por ella aumentara a niveles estratosféricos.

Miré a Harry quien tenía un pequeño corte en su frente que soltaba una pequeña gota de sangre que caía hasta su mandíbula y sus ojos se abrían al encajar las palabras de Ana. El gordo. Ana. Los empujones. Todo tenía sentido ahora.

-Ahora.- Dijo sentándose en la cama frente a nosotros, como una profesora dando una charla en una sala de clases.
–Se preguntarán que hago aquí, que por qué estoy haciendo esto y bla bla bla. ¡Tantas preguntas deben tener!- Rió. -Bueno, si no hubiera sido por esta pequeña mosca muerta, no tendríamos que estar en esta posición.- Me dijo mirándome asesina, aunque su sonrisa perturbada no desaparecía de su rostro, haciendo que todos los nervios de mi cuerpo se estremecieran con solo mirarla, era una mujer completamente distinta a la que había conocido un mes atrás.
–Como se imaginarán a estas alturas, yo tenía mi plan, un plan bastante bueno si me preguntan a mi, nunca pensé llegar a esto a decir verdad, el estar aquí con ustedes en tu porquería de departamento, pero la llave debajo de la alfombra fue de gran ayuda.- Me guiñó un ojo y me pateé por dentro olvidando que se lo había dicho hace unos días. ¿Cómo pude olvidar eso? La había invitado a mi casa con llave en mano.

-He estado observando todos tus movimientos querida, desde que llegué a los Estados. ¿Creías que estaba en mi ciudad?- Soltó una risa cargada de locura. –No amiga mía. ¿Sabes que arriendan departamentos en tu mismo edificio? Deberías, muy baratos por cierto, y estas paredes, ¡Uf! Extremadamente finas, es como estar escuchando por un teléfono todo lo que hacían. Claro, tuve que esperar que el gordo llegara para hacer alguna movida. Sus cuerpos inertes son mucho más pesados de lo que imaginan. ¿Haz estado ganando peso?- Me miró divertida. –Pero vayamos al grano.-

Ana se paró de donde estaba y se acercó a Harry, peligrosamente. Mis extremidades se azotaron contra la silla al ver como se ponía detrás de él.

-¿Cómo, una muchacha como yo, podría enamorar a tal semental como este?- Mi sangre hirvió cuando vi como abrazaba el cuerpo de Harry en su posición, acariciando su pecho con sus manos, pasando por sus hombros, hasta jugar con su pelo. Tocando todo a su paso. –Era fácil, sé todo de él; como actúa, como piensa, como se mueve. Iba a ser pan comido.- Dijo plantándole un beso en su coronilla. -Pero tú.- Me apuntó con su dedo. –Tú, arruinaste todo.- Gritó. –¿Sabes cuanto tiempo estuve planeando esto? ¿Sabes cuanto tuve que indagar para saber exactamente que avión iba a tomar este imbécil?- Intenté decir algo, gritar algo, pero la cinta en mis labios me lo impidió.

-Estás tan llena de ti misma que ni siquiera te diste cuenta que estaba sentada solo un asiento atrás del tuyo en ese avión. ¿Sabes lo que se siente que el amor de tu vida hable con una puta como tú durante 8 horas?- Las manos de Ana seguían recorriendo el cuerpo de Harry. Los ojos esmeraldas estaban cerrados, asqueados.

-¡Tortura!- Gritó nuevamente en mi dirección. -Así que ahora...-

Se separó unos momentos y se perdió de nuestras vistas, para luego aparecer con algo brillante en sus manos.

-...Sabrás de lo que hablo.- 

All The Love (Harry Styles) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora