Mis ojos estaban enfocados en Harry, en sus ojos vidriosos y frustrados.
Esto había sido mi culpa, yo había sido la maldita ingenua que había dejado entrar a esta loca a nuestras vidas. Tenía que hacer algo, tenía que hacer que Harry saliera de aquí ileso.-Ana, por favor.- Supliqué al ver como mis gritos no ayudaban en nada. –Por favor, haré lo que quieras, por favor.- Los ojos desorbitados de mi antigua amiga me miraron prestándome atención por primera vez.
-¿Qué tal si te digo que te alejes de él? ¿Qué tal si te digo que lo dejes atrás y nunca más lo vuelvas a ver? ¿Lo harías?- Mis ojos se fueron a Harry y una lagrima cayó, o miles, ya no las contaba. –Dijiste que harías lo que quisiera ¿No?- Harry negó levemente con su cabeza, y juré que sus ojos me gritaban que ni siquiera pensara en algo así. Pero no podía escuchar sus gritos imaginarios, tenía que sacarlo de aquí. Pero antes de poder llegar a una decisión Ana habló fuerte en una carcajada aterradora.
-¡¿Crees que iba a ser así de fácil?! ¡No seas tan estúpida cariño! Sé que si te pido eso, este romántico empedernido correrá de vuelta a ti aunque sea lo último que haga.- Me miró un momento en silencio, como si sus propias palabras le hubieran hecho daño. El silencio se hizo eterno en la habitación. Temía hablar al verle su rostro desfigurado por la ira.
-¿Sabes lo que es sentir como el amor de tu vida se escapa de tus dedos?- Dijo al aire, bajo, como si confesara el peor de sus miedos.
-Ana...- Pero su puño agarró mi cabello jalándolo hacía atrás.
-¡¿Sabes?!- El dolor me recorrió toda la cabeza. –Ahora lo sabrás.- Dijo amenazadora, con su aliento caliente en mi mejilla mojada.
Ana caminó unos pasos y se sentó en las piernas de Harry, a horcajadas. Tomando su rostro en sus manos y plantando un pequeño beso en la cinta que separaban sus labios. Mis ojos se cerraron a la imagen tan repulsiva.
-Oh no cariño.- Me dijo tomando mi mentón y tirándolo hacía su dirección tan bruscamente que mi cuello ardió. –Las reglas de este juego no son así, recuerda, estamos jugando mi juego, y yo pongo las reglas.-
Soltó mi mentón y volvió a acariciar a mi novio delante de mis ojos.
-Pero que tonta soy.- Dijo pegándose teatralmente entremedio de sus ojos con la palma de su mano, aún en las piernas de mi novio. –No les he dicho las reglas. Son bastantes simples.-
Tomó el pequeño cuchillo de la cama y rajó la polera de Harry desde el abdomen hasta el cuello. Tuve que ahogar otro grito al ver como esa cuchilla pasaba tan cerca de su piel. Pasó su mano por su torso desnudo mientras Harry se movía desesperadamente y el rostro de ella se oscurecía.
-Mi amado.- Dijo plantándole otro beso en la cinta. –Me tomará justo aquí. Me hará el amor como nunca se lo ha hecho nadie.- Dijo acercando sus caderas a su entrepierna, tentándolo. –Y tú verás como sucede.- Dijo clavando sus ojos en los míos.
-Estás loca.- Gruñí.
-Excéntrica, cariño, jamás loca.- Harry se removió nuevamente en su asiento. -¿Qué dices mi amor? ¿No tienes ningún problema?- Le dijo pasando suavemente la hoja afilada por su mejilla. Los ojos de Harry eran asesinos, determinados. Ana sacó rápidamente la cinta, haciendo que Harry retrocediera con su cabeza por dolor.
-Estás loca.- Gruñó asesino, repitiendo mis palabras.
-Loca por ti mi amor. ¿Acaso no lo quieres entender?- Le dijo pasando sus manos por su pelo corto. –No te preocupes, que después de esto lo sabrás, no volverás a pensar en esa pelirroja horrenda.-
-Estás más loca si piensas que haré algo así.- Harry tentaba a su suerte. Sus ojos estaban decididos, verdugos. Tanto que mi cuerpo se estremeció solo al ver su rostro. –Tu plan nunca hubiese funcionado. Nunca pondría ojos en alguien como tú. Me das pena.- El rostro de Ana se demacró.
-Tonterías amor. Estamos hechos para el otro.- Harry soltó una risa asesina entre dientes.
-Tú estás hecha para un manicomio.- Soltó.
-¿Sabes lo bueno de este juego?- Dijo como si no hubiese escuchado a Harry hablar. –Es que yo hago las reglas, mi amor. Y tienes que cumplirlas, quieras o no.- Sus rostros estaban a centímetros del otro. Y los ojos esmerarlas estaban oscuros como nunca imaginé posible.
-¿Sabes que ni siquiera necesito soltarte para esto verdad? Pero es mucho más entretenido si pones de tu parte.- Dijo dándole un pequeño beso en la frente.
-Primero muerto.- Ladró con su voz ronca.
-¿Y si en vez de morir tú...?- Dijo moviendo su cuerpo unos centímetros hacía mi. -¿Muere ella?-
Y sin previo aviso, clavó el pequeño cuchillo que tenía en sus manos en mi muslo. El dolor atravesó todo mi cuerpo, imposibilitándome gritar. Mis pulmones estaban contraídos y mis ojos tan cerrados que pensé que mis parpados se fundirían entre ellos. Sentí como la hoja del afilado cuchillo volvía a salir de mi piel para volver a entrar en otra dirección, como si mi carne fuera mantequilla caliente.
-¡Lo haré!- Escuché gritar a Harry. -¡Lo haré, lo haré! ¡No le hagas daño!-
Un sonido agudo salió de mi boca, pero no le tomó a Ana más de un segundo para volver a poner la cinta y callar tan inminentes gritos.
Mi cabeza se movía de lado a lado en una angustia eterna. Llorando y gritando ante la fábrica sintética que me privaba de la desesperación.-No le hagas daño por favor.- Volvió a repetir. –Haré lo que digas.-
¡No! Sonó como un grito bajo el mar en dirección a Harry quién me miraba desesperado.
-Así me gusta. Obediente.- Nos dijo a ambos.
Ana dejó salir un suspiro eterno y me miró severa.
-Tu ojos en nosotros cariño.-
Plantó sus labios contra los de mi chico, que cerraba los suyos con repulsión. Vi como la lengua venenosa de Ana salía a relucir entre sus labios.
-Si no abres tus labios tendré que obligarte.- Le dijo contra sus labios, con su cuerpo emanando lujuria. Harry obedeció, y su beso se profundizó. Esa imagen tan retorcida hacía que todo lo malo que alguna vez sentí, se revolotearan en mi estomago como el peor de los virus.
Los ojos oscuros de Ana me miraban divertidos, desquiciados mientras su boca tomaba urgente e impaciente la de Harry, marcando su territorio. No podía ver esa imagen tan torcida, no podía soportar tan irreal pesadilla.Tenía razón, era una tortura.
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All The Love (Harry Styles)
FanfictionEran sólo 9 horas de viaje para comenzar las vacaciones de Carolina. 9 horas en un avión común y corriente, con un perfecto extraño a su lado. Nada fuera de lo normal. Pero ¿Qué pasaría si ese perfecto extraño sentado a su lado es Harry Styles?